Yelena Belova y Kate Bishop se encontraban en una pequeña tienda de cacería.
—Tenemos solamente hoy y mañana para entrenar —recordó la rubia mientras la chica de morado miraba las distintas flechas.
—Lo sé Yel, sé que hemos pasado la mañana comprando mi arco y más provisiones de flechas, pero éstas ya son las últimas y regresamos a casa.
—No entiendo por qué tantas flechas —mencionó mientras veía los chalecos de colores militares.
—Estas que son metálicas son excelentes para cazar y que tristemente logran herir a un animalito, entonces también funcionan con humanos doblemente —Kate miró que la rubia se probaba un chaleco y lo volvía a dejar en su lugar—. Te compro eso.
—¿Qué? No, gracias —dijo de manera que la arquera entendiera que no era necesario—. Ya tengo un par.
—No hay problema. Veo que tiene muchos bolsillos como te gustan.
—No Kate, anda ya compra tus juguetitos metálicos.
—Sí, voy a pagar —anunció tomando rápidamente el chaleco sin que sus flechas se cayeran.
Yelena negó con su cabeza, rodó los ojos y sonrió levemente para acercarse a la caja.
—Me llevo esto —anunció mientras dejaba sus productos sobre la vitrina frente al hombre con bigote y barba descuidada.
—Puedo cobrarte el chaleco, no puedo cobrarte las flechas —dijo con desdeño.
—¿Disculpe? —preguntó confundida.
—Parece que eres menor de edad.
—Soy mayor de edad —afirmó buscando en sus bolsillos su credencial oficial, cosa que no tenía—. Bien, no tengo conmigo mi credencial, pero sí soy mayor de edad.
—¡Qué conveniente! —se burló el hombre—. Seguramente eres de esas niñas que sólo suben fotos al mundo cibernético y no saben ni una pizca de caza. Y tu amiga que te acompaña tampoco puede pagar por ti. Sólo vendo a profesionales.
Yelena Belova que había presenciado la corta conversación, percibió que la pelinegra mantenía el ceño fruncido y las mejillas se le tornaron rojas. Yelena estaba expectante por presenciar lo que siguiera.
—¿Sólo a profesionales? —preguntó enojada— ¿Cree que son más profesionales las personas que lastiman animales sólo por diversión que las personas que tienen una habitación llena de medallas de primer lugar en tiro al arco?
—Veo que no entiendes que es un deporte y un arte.
—¿Un arte? ¡Vaya blasfemia! —expresó con ira golpeando el vidrio— Y si el cuento se volteara... ¿Te parecería un arte que un venado irrumpiera tu hogar en el que tranquilamente estás, sólo para lanzarte una flecha, adormecerte y después venderte al mercado ilegal por unos cuantos dólares porque su diversión lo convierte en negocio sucio? No suelo decir esto, pero superas mis canales de autocontrol: Eres un hombre con razonamiento deficiente. Y para que lo entienda más sencillamente: Eres el hombre más imbécil y patético que he conocido en mis veintidós años.
El hombre tomó la muñeca de Kate Bishop bruscamente, Yelena quiso intervenir al instante, pero la arquera logró zafarse inmediatamente con un movimiento de artes marciales contra el hombre causándole un grito de dolor y regalándole un puñetazo a la nariz. Kate aún con ceño fruncido, a prisa tomó del bolsillo de su ligero abrigo el dinero necesario para la compra y lo estampó en la vitrina, tomó el chaleco, las flechas metálicas y la mano de la ojiverde para salir del lugar. Yelena rió para sí misma debido a la inesperada reacción de la arquera ante la situación pues fue violentamente educada por agreder al hombre y aún así pagar sus artículos. La joven viuda negra soltó la mano de la arquera para tomar rápidamente un rifle, lo cargó rápidamente con las balas del paquete que estaban a un lado y apuntó hacia donde se encontraba el hombre que aún mantenía sus manos en la nariz.

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Mirada Atlantica | Katelena
Fiksyen PeminatYelena Belova buscaba a Clint Barton. Descubrió que aquella arquera novata sería una pieza clave para terminar con el asesino de su hermana... y de más personas. Nota: Este fic no es canónico ni relacionado a los cómics. Los personajes y situacione...