0 2 ; Infiltración exitosa.

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Ya había pasado un mes desde que Takemichi conoció al excéntrico hermano pequeño de su líder.

Se habían hecho amigos.

Cada tarde sin falta Mikey lo esperaba afuera de su instituto o si no podía generalmente Draken lo llevaba en su motocicleta hasta el joven rubio.

Iban a por dulces para Mikey y luego simplemente paseaban por lugares aleatorios, era agradable pues Takemichi logró conocer más Shibuya e incluso sobre las pandillas del lugar.

Draken y Mikey nunca sospecharon de él, la verdad dejando de lado su tatuaje Takemichi lucia realmente como alguien demasiado corriente.

No intimidaba, no era fuerte, su condición física era terrible y su apariencia lejos de dar miedo le daba un aspecto tierno.

¡El realmente pensó que su look daba miedo!

¡¿Por qué ni Izana ni Kakucho le dijeron algo?!

La apariencia de Izana sólo daba miedo en Izana, era un hecho. Pensó en volver a teñirse pero decidió quedarse con su apariencia, porque mientras más inofensivo se viera mucho mejor al menos en este caso.

Luego ya vería que hacer con su apariencia.

Las cosas iban bien.

Poco a poco iba ganándose la confianza y el cariño de Mikey y de Draken.

Hasta empezó a sentirse mal pero no estaba haciendo nada malo técnicamente; si tenía segundas intenciones al final y al cabo estaba utilizando a Mikey pero no era para cosas malas simplemente quería ayudar a Izana y él era la clave.

Además el también empezó a apreciar a Mikey y a Draken.

Takemichi a veces se preguntaba cómo Mikey se tomaría todo esto, pues tarde o temprano tendría que decirle por el momento no quería pensar en eso pero era algo a lo que tendría que enfrentarse un día.










































Era viernes, la estación de trenes obviamente estaba repleta de pasajeros, tanto de empleados que iban a casa como de estudiantes con el mismo objetivo.

Tres chicos con malas pintas se hallaban ocupando mucho espacio en los asientos, hacían mucho escándalo gritaban y se carcajeaban molestando a los cansados pasajeros.

—Que molestos — susurro en un hilo de voz, un pequeño azabache el cual no debía pasar de los catorce años. Naoto odiaba a los pandilleros, se creían superiores y la gran mayoría eran unos maleducados idiotas, él sólo deseaba poder crecer para poder arrestarlos.

—¡Ey! — cierto albino se puso enfrente de los tres bulliciosos chicos quienes al instante guardaron silencio ante la potente aura que emanaba ese chico — Están ocupando demasiado espacio y hacen mucho ruido, sean considerados  ¿Ok?

Los tres chicos temblaron al ver la mirada muerta del albino, asintieron frenéticamente y rápidamente hicieron espacio para dejar que otros se sentaran, durante el resto del camino no volvieron a armar escándalos.

Naoto miró impresionado a Takemichi.

—Naoto, ven siéntate aquí — le llamó el albino.

El azabache asintió, tomó asiento al lado de su amigo y de su mochila sacó una pequeña libreta donde empezó a anotar un par de cosas.

—Gracias por acompañarme al centro comercial, Takemichi. Siento haberte molestado con mis tonterías.

—No hay de qué y no te preocupes, tu nunca me molestas además no tenía nada que hacer.

El hermano de Izana ||MiTake / TakeMikey||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora