El día estaba empezando terriblemente mal, para ser un domingo por la mañana. Primero, al intentar darse una ducha, Bakugo descubrió con mucho pesar, que había olvidado pagar la factura del gas, por lo cual, en pleno invierno, tuvo que darse un baño con agua fría. En el proceso de salir del baño, se golpeó el pie con la esquina de un mueble, y rompió un jarrón.
Cuando quiso finalmente sentarse a desayunar, para ver si un café lo hacía entrar en calor, se dio cuenta que no tenía absolutamente nada en la nevera. ¿De qué le servía tener su sueldo recién pagado, si no tenía nada para comer? Ni modo que comenzara a masticar los billetes.
Resignado, se vistió con múltiples capas de abrigo, dispuesto a salir en busca de algo para comer. Pero, para su infortunio, la gran mayoría de los locales estaban cerrados un día domingo, sobre todo a esas horas de la mañana.
Recordó vagamente a su amigo pelirrojo, mencionando que los panes de la tienda de la esquina de la facultad eran deliciosos, y que usualmente abrían los domingos. Así que, sin mucha esperanza, el rubio se encaminó hacia el lugar, acomodándose la bufanda cuando la brisa se volvió muy intensa.
Sus pies iban dejando huella en la nieve, que se permitió cubrir las calles durante la noche, y mientras se acercaba al lugar, comenzó a sentir un delicioso aroma a pan recién horneado.
Se detuvo unos segundos frente a la puerta de vidrio. Se podía leer sobre ella, el letrero "cerrado", sin embargo, al interior, una chica de cabellera verde, recogida en un moño, iba de un lado a otro, ordenando las mesas y bajando las sillas.
Se disponía a marcharse a otro lugar cuando ella le vio. Se quedó unos minutos pasmado, ante la belleza de su dulce rostro.
La chica se acercó a la puerta con rapidez, mientras sostenía entre sus dientes una libreta, y usaba sus manos para atarse el delantal en la espalda.
– "¡Buenos días!" – le saludó con amable voz, una vez abrió la puerta – "Aún está cerrado, pero hace un frío terrible, ¿verdad? Pasa, ponte cómodo, en seguida te atiendo"
Bakugo no pudo más que asentir ante su bella sonrisa, e ingresó al lugar, obedeciendo las indicaciones de la chica.
Al interior estaba bastante agradable, por lo que se quitó la chaqueta y la bufanda, al tiempo en que tomó asiento en una de las mesas junto a la barra. Podía entender por qué la chica vestía por uniforme solo una camiseta delgada y ajustada de manga larga, y unos jeans. Adentro era bastante cálido, presumiblemente por el calor del horno.
La peliverde se acercó a él, y con cuidado, posicionó los cubiertos a su mano derecha, sobre una servilleta.
– "Un gusto, soy Tsuyu Asui, y esto es cortesía de la casa" – le dijo con una sonrisa, entregándole un platillo con galletitas de canela y chispas de chocolate – "¿En qué te puedo ayudar?"
Bakugo se perdió unos segundos en la hermosa mirada de la chica, en su dulce voz y la calidez de sus palabras. Sintió que tenía la punta de la nariz roja, pero decidió pensar que era culpa del frío.
– "Un café..." – alcanzó a responder, justo antes de que su estómago exhibiera por él su hambrienta condición.
La chica sonrió y él bajó la cabeza, avergonzado, negándose a pedir nada más.
– "No te preocupes, tengo algo perfecto para ti. Acabo de sacar del horno un budín de pan que estoy segurísima que te encantará. Mientras esperas, ¿me darías tu opinión sobre las galletas? Las he hecho esta mañana"
El rubio se sintió incapaz de negarse a la solicitud, pero guardando su compostura, se limitó a asentir con la cabeza, mientras la chica se alejaba para servir su café.
La observó de reojo, preparando la taza y los elementos que utilizaría, al tiempo en que traía consigo lo que parecía un delicioso trozo de budín de pan recién horneado. Y ante la imagen, se le hizo agua la boca.
La chica le sirvió con una sonrisa en los labios, y luego continuó con su rutina, ordenando el lugar y preocupándose del horno, que parecía lleno en todo momento. Incluso la vio volteando finalmente el letrero, para indicar que la tienda estaba abierta.
Bakugo disfrutó de su comida en silencio; estaba delicioso por lo demás, de modo que incluso sintió que su día había mejorado con aquella visita a la tienda. Cuando estuvo por terminar, más personas comenzaron a ingresar a la tienda, de modo que charlar con ella, como había planeado inicialmente, se volvió un poco complicado.
Se acercó a la caja para pagar por su consumo, y la chica, que atendía una de las mesas, fue relevada por una señora mayor, que lo atendió brevemente y lo invitó a salir.
Sin embargo, apenas el rubio hubo avanzado un par de pasos fuera del local, la voz de la peliverde lo detuvo.
– "¡Espera un momento!" – pidió, recuperando el aliento – "Ten, esto es para ti"
La chica le extendía una cajita de cartón con el logo de la tienda, del cual emanaba el mismo aroma del pan que él, minutos antes, había disfrutado.
– "No tienes que aceptarlo si no lo deseas, pero me pareció que era de tu agrado, así que pensé que sería buena idea que te llevaras un poco a casa" – añadió avergonzada, al percatarse del silencio del rubio.
La brisa del exterior provocó que se estremeciera; no estaba lo suficientemente abrigada.
Bakugo caminó hasta ella, y le agradeció, al mismo tiempo en que aceptaba la caja. Ella le sonrió, y se disponía a marcharse al interior del local, cuando el chico decidió hablar.
– "Soy Katsuki Bakugo... Fue un gusto, Tsuyu" – pronunció, devolviéndole la sonrisa por primera vez.
La peliverde se sonrojó de forma instantánea, y su sonrisa se ensanchó todavía más.
– "Nos vemos pronto, Katsuki"
~*Fin*~
Me di cuenta que hace bastante no actualizaba los drabbles, así que traje este:3
De paso, les cuento que finalmente subí la historia que haré para el drabble "Nereida" :3
Se llama "Una voz en la tormenta", subí unas indicaciones para la lectura y el prólogo <3¡Espero de todo corazón que tanto este drabble como la historia, sean de su agrado y que disfruten la lectura! ^^
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Katsuyu / Bakutsuyu Drabbles!
FanfictionAquí hay una serie de pequeños drabbles que comencé a hacer hace poco, gracias a un reto de literatura de la bella @Sara_Queenx 🥰 Cada capítulo es independiente entre sí, son historias cortas. Pero aún así, me agrada poder compartirlas, así que esp...