Ara caminó hacía la puerta , mientras que Lia se quedó aún sujeta de las escaleras y Heesa se fue a su habitación.
—¡Espera Ara!.
Ara voltió a ver a Lia, la cual caminaba un tanto enojada en su dirección.
—Tú estás mintiendo —dijo Lia y Ara sonrió.
—Al igual que tú, querida prima. —contestó Ara— ¿en serio creíste que igornaria el haber mencionado a Jungkook y sus libros?.
Lia parpadeo simultáneamente.
—Claro, tenías que echar leña al fuego, tú y yo somos mentirosas pero yo al menos protego a mi hermano. —impuso Ara.
—¿Qué crees que no me importa? —dijo Lia también.
—No, tú no... solo quieres que esté ahí siempre detrás de ti, ¿crees que no he notado sus absurdas peleas? Jungkook es un hombre que puede hacer lo que quiera ¿y sabes qué?.
—¡Oh! ¿Qué? —dijo Lía con sarcasmo.
—Yo lo apoyo y lo voy apoyar siempre, aún así tenga que protegerlo de ti Lia.
Ara no dijo ninguna palabra más y dio la vuelta para irse a casa de Jimin...
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.Mientras Ara ya se encontraba cerca de la casa de Jimin, Jungkook respiraba el aire de las cafeterías de las calles de Londres. Mientras tomaba café y una deliciosa rebanada de pastel. Mientras que veía a esos hermoso ojos oscuros. Jungkook se sentía tan fascinado al ver la sonrisa de Paulette.
Y los minutos pasaban, la conversación fluía, las miradas se entrelazaban, las risas surgían, los sentimientos flotaban, la felicidad se sentía... Jungkook sentía que habían pasado almenos solo diez minutos desde que se encontró a Paulette, verle sonreír era tan lindo, sentía curar su herido corazón. ¿Podía alguien hacer eso por ti?
Pues Jungkook podía sentir como su golpeado corazón latía, sentía que podría verla así por el resto de la vida, Jungkook se sentía tan bien así que podría morir de esa forma, viendo su sonrisa y sus ojos puestos en los de él, sintiendo su corazón ser sanado.—¿Entonces eres el menor de los cuatro Jeon's? —preguntó Paulette un tanto impresionada.
—Lo soy, soy el más pequeño por así decirlo, aveces se siente bien —sonrió— sabes, mis hermanos ya tienden a ocuparse de sus propias cosas y mis padres viven en su gran mundo .... per... perfecto —Jungkook bajó la cabeza mientras borraba su sonrisa. Paulette sabía que algo pasaba.
—¿No todo es perfecto para usted Joven Jeon? —preguntó Paulette, mientras que puso su mano encima de la de Jungkook.
Jungkook vio lo que Paulette había hecho, y sintió una corriente por todo su cuerpo, miró la mano que estaba posada encima de la de él. Miró aquella linda mano. ¿En serio esto estaba pasando? Debía asegurarse de no estar dormido ni soñando.
Jungkook no pudo evitar que un nudo en la garganta apareciera, si estaba con ella. Sentía que podía ser él, aunque las palabras "no llores" de su padres estaban marcadas en su mente.
—No. Paulette, mi mundo no es perfecto.—contesto Jeon sonando tan triste.
Paulette compartía ese sentimiento.
—Es. Es tan extraño, confesarte que no soy totalmente feliz siendo y viviendo en mi propia casa, hasta siento que no puedo ser yo , más allá de una cara bonita y una mente brillante, ¿es absurdo? ¿No crees? Yo. Hablando del vacío del alma cuando otras personas tienen peores vidas que... que yo. —dijo Jungkook.
ESTÁS LEYENDO
Orgullo, Prejuicio y tu cruel sonrisa- Jeon Jungkook.
FanfictionUn lindo traje cubría todo tu esbelto cuerpo, más no tus más oscuros secretos.