01

19 2 0
                                    


                                                01| SALVANDO A CHRIS


3 años antes.

—Gracias por cuidarme a los niños, sé que Joseph es difícil de llevar.

—No se preocupe, Patrick. Joseph y Riley son unos niños encantadores, aunque la pequeña no se ha querido comer la merienda.

Esta era mi rutina los viernes, cuidar a los adorables pero a veces insoportables niños de Patrick, un viejo amigo de la familia. Casi lo único que me quedaba.

Mis padres me pusieron el extraño nombre de "Astra" porque según papá los astros se alinearon cuando conoció a mi madre ya de que otra manera de la que se encontraron jamás se habrían conocido. Y tuvieron la ingeniosa idea de ponerme Astra, lo sé, es extraño. Yo hubiera preferido un nombre más clásico, pero que se le va a hacer.

—Chrissie, ¡Ya llegué!

La melena rubia de mi prima salió de la cocina y me recibió con gran entusiasmo, vivía con ella desde el incidente de mis padres. Solo era cinco años mayor que yo pero a veces actuaba como si fuera mi madre y otras veces como si fuera mi mejor amiga.

Aunque en realidad, era mi mejor y única amiga.

—La cena está en el microondas, voy a salir un rato.

La analicé de arriba a abajo y entendí donde se dirigía.

—A juzgar por tu vestimenta de noche de "quiero acostarme con alguien hoy" no creo que vayas a volver en un rato.

—¿Cómo lo sabes?— formó una O con su boca, haciéndose la sorprendida—¿Y por qué no sales con Diego?

—Porque no somos amigos, somos compañeros de trabajo.

—¿Y que más da? Lo importante es divertirse.

—Y yo me divierto.— aclaré—Me divierto ayudando a la gente y viéndola feliz.

Rodó los ojos como si hubiera dicho lo más aburrido del mundo y cogió las llaves.

—Nos vemos mañana, no sé a qué hora llegaré.

—Pásalo bien y folla mucho.

Ella sonrió de oreja a oreja.

—¿Acabas de decir una palabrota?— me sonrojé al darme cuenta—¡La pequeña Astra se está convirtiendo en mi!

—Si, si. Ve a pasarlo bien, anda. Pero cuidado con las bebidas que te dan.

—Si, mamá.— rodó los ojos—Tienes otras llaves en la mesa por si te decides salir.— acto seguido cerré la puerta sin dejar que soltase palabra alguna.

Decidí quitar mi aburrimiento con una película de terror, me encantaba ese género pero no lo veía mucho porque entre semana estaba siempre ocupada ayudando a los vecinos y visitando a mis padres. Chrissie me obligaba a verlos, yo no quería sinceramente. Era lo único que no quería hacer.

Mis párpados fueron bajando lentamente y la escena de terror que mostraba la pantalla se fue tornando borroso, me dormí en un instante.

Estais a tiempo de salvaros.

Aquella voz por suerte me despertó del sueño, odiaba tener que recordar ese momento cada vez que mis ojos se cerraban. Por lo menos tenia un poco mas gestionados mis sentimientos sobre este tema.

Mi teléfono situado en la mesa comenzó a sonar, era Chrissie.

—¿Lo estás pasando bien?— sonreí.

YannickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora