08| DISCULPAS Y CONFESIONES
Yannick Husayni
—¿A dónde vamos?— susurró ella tambaleándose una y otra vez contra mi lado derecho.
—A casa, a dormir.
Odiaba que Astra estuviera en ese estado, me daba miedo ver que era capaz de hacer muchas cosas que solo podían acabar en desastre.
—¿Dormir? ¿No vamos a casarnos?
Fruncí el ceño y decidí agarrarle de la cintura para ayudarla a caminar, sentí calidez pero lo dejé pasar.
—Esto no son Las Vegas.
—Pero, pero...yo me quiero casar.— lloriqueó.
—Algún día lo harás.
—Mmm, ¿Si no podemos casarnos podemos follar?
Toda mi sangre bajó a sitios inapropiados, era una oferta muy tentadora pero no iba a hacer algo así con una chica drogada. Y menos ella, se le ve demasiado inocente para hacer esas cosas. Por mucho que dijera palabrotas o me desafiara se le veía claramente inocente.
—Eso preguntalo mañana.
—¿Y enrollarnos?
—No.
—¿Tocarnos?
—No.
—¿Desnudarnos?
—¿No eres consciente de lo mal que vas, verdad?
Permaneció callada mientras le ayudaba a subir al coche, me fijé en sus ojos marrones, llevaba la mirada perdida y sus pupilas estaban lo más dilatadas posibles.
Después de la discusión en las carreras prometí no hacer más el gilipollas ni buscar a cualquier prometida al azar, ya que como resultado me había cruzado con una que apostó su cuerpo con posibilidad alta de perder y que lo peor de todo, no era lo que yo me pensaba. Mi padre me pidió como requisito para no perder la herencia familiar casarme con una mujer dulce, simpática, calmada y remilgada. Astra lo parecía ser pero cuánto más la conocía más me sorprendía. Aún recuerdo lo que dije.
—Porque no eres mi tipo, amira.
Ahora comenzaba a pensar que podría ser que me equivocara con lo que dije, no era como las chicas con la que tenia algo pero su actitud me gustaba por mucho que me cabrease. Pero no pretendía tener nada con ella aparte de una amistad, me podría llamar una chica la atención pero el dinero es el dinero, y también queria la felicidad de mi padre por una vez que se la podia dar. Por lo tanto que necesitaba a una chica que cumpliese con los requisitos de mi padre. Sino acabaría sin dinero ni futuro alguno, o peor aún, con el remordimiento sobre que estaría pensando mi padre de haberme casado con una loca.
Llegamos a mi apartamento y ayudé a Astra a subir la escaleras, aunque tenía la sensación de que las bajaba en vez de subir aún más arriba.
En cuanto abrí la puerta de mi apartamento Astra se tiró en el suelo de una manera extraña que me hizo reír.
—No te rías...— exclamó enfadada—...el suelo tiene relieves.
Elevé sus brazos hacía mis hombros para levantarla, su mirada permanecía sobre mi rostro mientras se sonrojaba, yo iba a hacer el siguiente paso que se debería de hacer pero pensé con la cabeza y me detuve.
—Ahora estás drogada, quieres follar con cualquier tío y es normal. Así que te voy a dar una ducha fría y te pondré a dormir.
—No te preocupes, solía estar así siempre que estaba con Zenon. Estoy más o menos acostumbrada.— susurró tambaleándose en él sofá— Y no me apetece follar con cualquiera, ¿Eso crees de mi? Para tu información solo me enrollo con personas que me gustan...vale suena raro. Tu eres la excepción supongo...
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Yannick
Teen FictionAstra nunca ha llevado una vida fácil, pero aún aprendió a ser una buena chica; con educación, respeto y amabilidad. Por su barrio se le considera la chica perfecta, ayudar a los vecinos era su mayor afición aunque en el fin de semana era libre de t...