Capítulo 3. Fantasma.

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Se detuvo cuando la respiración apenas le cubrió los pulmones, se inclinó tomándose las rodillas para poder tomar bocanadas profundas que le ayudaran con el cansancio y el agitado movimiento de su pecho.

La mirada la tenía borrosa, los labios entreabiertos le acarreaban un poco del aire frio que ha cubierto el pueblo, ya llevaba arrugado el papel que le tomó al compañero de Walden, que intentó leer más de tres veces, tratando de enfocar bien lo que las negras letras indicaba.

—A ver Meira, contrólate—se pidió, cerró los ojos tomando una bocanada profunda que fue expulsando levemente, dejando que su cuerpo asimilará la corrida que había dado.

Meira y los ejercicios eran enemigos declarados y vaya que su cuerpo está resintiendo toda la actividad física que le ha exigido en los últimos diez minutos, cuando se sintió más dueña de sí misma abrió una vez más los ojos y revisó la hoja.

Contenía la dirección de las entrevistas, sintió el ceño fruncirse cuando descubrió que no era en una casa del pueblo, sino en la zona del acantilado, hizo una búsqueda mental de todo lo que conocía de aquel lugar y no recordó en ningún momento una casa en aquellas zonas, así que se le hacía muy, pero muy extraña la ubicación.

La entrevista seria a partir de las dos de la tarde, revisó la hora en su celular comprendiendo que tenía tiempo para armarse un currículo, vestirse apropiadamente y llegar a tiempo a la misma, solo esperaba que no hubiera advertencia de ella y sus desastres laborales.

Sintiéndose un poco animada con los pocos requisitos que aquella hoja mencionaba llamó a su hermana para darle la noticia, el entusiasmo de Margaret la hizo omitir como había conseguido la información, que fue perseguida por más de quinientos metros por los guardas del periódico o que Walden se burló una vez más de ella y sus sueños infantiles.

—Ponte bonita y usa mi maquillaje—indicó Margaret con seguridad—puedes usar mi chaqueta negra, te queda bien y no lleves tenis.

— ¿Y qué usaré?

—No sé Meira, puedes llevar los tacones que compraste para cuando trabajaste en la boutique—la chica frunció el rostro negando.

—Fueron un desperdicio de dinero.

—Sí, tomando en cuenta que apenas duraste tres días ahí—respondió Margaret—pero por favor haz el esfuerzo, muchos aquí han hablado que es un puesto muy bien pagado Meira, súper bien pagado incluso mejor que en el banco.

— ¿Sabías que es en la zona del acantilado?—preguntó, avanzando al fin hacia su casa—no sabía que ahí había casas.

—Esta la mansión de la colina ¿la recuerdas?

— ¿La que da miedo y le han dicho a todos los niños que esta embrujada? Si, si claro que la recuerdo.

Margaret se puso a reír.

—Bueno, parece que un millonario la compró hace meses, la remodelaron lujosamente por dentro y ahora está buscando el personal que la arregle.

— ¿Y que están buscando exactamente?—preguntó—porque Walden no tenía mucha información y la hoja que rob...que me dio—rectificó—tampoco dice algo muy concreto, solo que es a partir de las dos las entrevistas, llevar currículo actualizado y la dirección del lugar.

—Creo que esa es la cuestión, que nadie sabe exactamente cuáles son los puestos, pero al parecer hay varios, así que Meira, por el amor de Dios, de nuestros padres y esos sueños locos que tienes—la chica volteo los ojos—haz tu mejor trabajo, se educada, habla con propiedad y reza para que no sepan el historial que tienes.

La fuerza del destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora