Funeral

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Lugo Blanco

Hija

20 de febrero del 2015

                                                                       Alía

                                      Como el fin puede ser un desastroso inicio.

Mi madre había muerto, me dejo, tal vez no por voluntad pero aún así estoy aquí sin ella, desde que la operación fallo he estado viviendo en casa de mis amigos, pero no puedo continuar así, sabia que tarde o temprano ella moriría, y tenía que independizarme rápidamente, puede que me sea difícil con mi edad, pero no es imposible, se hacer muchas cosas y se que puedo mantenerme, hubiera sido más difícil si no hubiéramos visto esta posibilidad.

Ambas sabíamos que las posibilidades de su muerte eran altas y que teníamos que prevenir aunque sinceramente yo esperaba que no fuera necesario.

En este momento yo cuento con un apoyo monetario suficientemente grande hasta que cumpla 22, tengo una casa, seguro médico, todos los aparatos electrodomésticos necesarios, una bicicleta y gracias a dios me carcomí el cerebro encontrando una beca que prácticamente es una bendición durante tres ciclos escolares, quien puede disponer de mi dinero es mi abuela, no se bien los términos pero se que será buena, compramos bastantes útiles escolares por sí los necesito y el uniforme escolar.

Me duele la cabeza, se bien quien era amigo de mi madre y quien no, se nota en la ropa, mi madre nunca hubiera querido que vistieran de negro en su funeral, y casualmente muchos están de ese color además de que esos son los que mas lloran y quienes mas me molestan, veía como personas con vestidos y trajes blancos aparecían en la tarima para decir algunas cosas.

-Nunca creí que su muerte fuera de la manera en la que sucedió ni en ese tiempo, todos los presentes sabemos que ella era un ángel, que cada vez que entraba en una habitación, esta se iluminaba y aunque creo que esta canción no suele ser apropiada, ella quiso que se escuchara este día-yo sabia que el que hablaba era su jefe y que ambos siempre estuvieron enrollados, pero ella no quería que su muerte le afectara tanto, por lo que nunca acepto nada mas que ser su empleada, comenzó a sonar una canción pop, Love Today de Mika, sentía un gran nudo en mi garganta, ambas adorábamos esa canción, sabíamos que el cantante transmitía muchas mas cosas en su letra que muchos otros artistas. Sentí como las lagrimas intentaban salir.

Cuando se detuvo la canción casi suspire, pero no podía, lloraría en caso de hacerlo y le prometí que no lloraría, se lo prometí, no podía romper la promesa.

Muchos pasaron para decir sus últimas palabras para ella, decidí pasa al ultimo para que concluyera conmigo y así poder despedir a todos. Subí lentamente, mi vestido tocaba el piso y su tela era vaporosa, nunca lo hubiera usado pero a ella siempre le gusto que vistiera con esas cosas en momentos especiales, todos tenían la vista fija en mi, inspire un poco de aire para tranquilizarme.

-Muchos no sabrán esto pero tenía cáncer, lucho con el por más de 10 años y nunca se rindió, mi madre, Esperanza, era una mujer extraordinaria, aun en su dolor, aun en sus peores momentos, veía por otros, se preocupaba por dar lo mejor en cada ocasión, mentiría si dijera que murió gracias al cáncer, no, ella nos abandono por un accidente, como muchos saben, se lastimó la cabeza y su cerebro se inflamo, lo que provocó su deceso.  Aun así ella nunca permitiría que nos pusiéramos nostálgicos por un gran periodo o que sufriéramos. No se cieguen en el dolor y aprendan de mi madre. Esperanza le hacía honor a su nombre, podía ver lo mejor en las peores personas y la luz en una terrible tormenta o estar en una habitación sin salida, llena de oscuridad  y aun así seguir soñando, tuve la ventaja de ver la mayor fortaleza que el humano puede dar gracias a que sus intenciones era vivir o morir dando una lección, a alguien con oídos atentos, para que ese alguien tome conciencia de lo hermosa que es la vida, de que los pequeños detalles son los que importan, que cuando salgan de aquí vean lo hermoso que es el mundo y si hay algo que lo mancha, tu puedes ser parte de un cambio.-Me detuve un momento-Sí hay algo que te molesta no solo te quejes, has algo para cambiar la situación, casi todo tiene solución menos la muerte.  Y la muerte puede llegar en cualquier momento.

Todos estaban callados con lagrimas en los ojos, pude ver a mis amigos en la segunda fila, ellos me sonrieron y yo intente regresar les en una triste mueca.

-Les agradezco a todos lo aquí presentes, se les llevará a un pequeño restaurante donde podrán tomar café y algunos postres-le agradecía mucho al padre de Alexander por dar ese servicio, poco a poco se fueron todos dejándome con mis 3 amigos-Chicos, por favor acompañen a los que asistieron- me dedicaron una triste mirada y se fueron.

Comencé a cantar Grace Kelly con voz rota y poco afinada, solté mi cabello, que gracias a un gran estilista pudo verse bien el día de hoy, me llego a la cadera en suaves ondas negras, fui al baño y vi el contraste de tela blanca y vaporosa con mi piel bronceada , mis ojos se veían inyectados en sangre lo que hacía destacar mis ojos, mis pestañas no tenían nada de maquillaje y mis labios se veían rojos por estarlos mordiendo para evitar llorar, me veía rota, mis manos estaban temblando y mi rostro se veía pálido a pesar de su color.

Cuando por fin salí me encontré a mis amigos que me abrazaron fuertemente. ¿Qué hice para merecer a estos grandiosos amigos?

Subí al auto del padre de Mauricio, recuerdo cuando los conocí, como siempre me habían metido en esa secundaria por la beca que pude obtener, esa escuela era bastante cara, lo que alegro a mi madre porque era de las mejores del país, y si la hacia feliz, estaba feliz. Por desgracia para mi al entrar me di cuenta de que el dicho "como te ven te tratan" era tan cierto como que un triángulo tiene tres lados. Y por desgracia para mi yo no tenía gran ventaja en eso, mi cabello siempre lo ponía en un chongo alto con algún listón pero al final del día se veía desaliñado, mis gafas de pasta dura, no eran nada a la moda y la ropa siempre la elijo 3 tallas más grandes que yo, es una regla personal, mal vista por otros. Para mi fortuna fuimos a un museo, en el que use un vestido que era mas o menos de mi talla, con una chamarra de manga larga y un poco corta del talle, con unos confiables zapatos planos, mi chongo, una libreta, lápiz, mucha goma de mascar y por supuesto una pequeña mochila.

Siempre he tenido un pequeño problema con socializar con personas fuera de mi circulo o mas bien fuera de mi madre y yo, por lo que después de darle un pequeño saludo al chico alto de cabello castaño y porte griego saque una libreta y empece a dibujar, usaba carbón porque me daba miedo enterrarme un lápiz o pluma, dormí un rato y por fortuna no tuve ninguna pesadilla, todo fue normal, tome una gran cantidad de notas en el museo por lo que me sobro un poco de tiempo para caminar por el parque. "Al parecer la chica tiene piernas"dijo una voz en un tono algo alto a mis espaldas, me di la vuelta rápidamente y me levante "¿Tendrá algo mas que ocultar?" Dijo un acompañante de el, había 4 chicos que estaban en mi salón "Hay que averiguarlo"  todos, me rodearon, pero estaban acercándose mas y mas. "No se me acerquen"dije bastante decidida, desde pequeña había aprendido artes marciales, no las había practicado en bastante tiempo pero era como andar en bicicleta ¿no? "O si no ¿que?" Me tomo de la muñeca e intento lastimarme, logre manipularlo de manera que el quedo en el piso, entonces sonó una estruendosa carcajada, los chicos salieron corriendo con mis cosas en su mano y los comencé a perseguir, cuando recupere mi mochila no podía respirar, y el pánico estaba apoderándose de mi no podía abrir mi mochila cuando Mauricio me ayudo a abrirla y a encontrar mi inhalador, desde entonces somos amigos, me presento a Alexander y a Iván. Los tres eran magníficos amigos y no tenía ni idea de que había hecho para merecerlos. 

Me tomaron de los hombros y acariciando, era Iván

-No puedo ir, tengo que...

-Tienes que relajarte un momento-dijo Iván

-No prometo nada pero lo intentare-conteste al recibir sus miradas de regaño y preocupación, todos ellos me miraban así últimamente, hasta el padre de Mauricio me miraba así.

Alía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora