Alía

Miedo

Tengo miedo, mi corazón estaba palpitando rápidamente, tenía ganas de vomitar.

Cuando habíamos llegado a casa el senador solo había querido que marcara todas las cosas que necesitaba urgentemente, como ropa y cosas así con etiquetas rojas, también puse algunos medicamentos, cosas de mamá, mi cama, y muebles del cuarto,con etiqueta azul las cosas no tan necesarias que quería que se quedaran en la casa, deje lo básico de una casa, la cama de mama, alguna de su ropa, sus cosas las quería guardar pero tenía que sacar lo mas valioso que eran fotos y algunas joyas de mamá, casi toda la casa la deje igual excepto que pedí regalaran la comida que teníamos en la alacena y refrigerador, claro que era la que se pudiera regalar, desconecte todo electrodoméstico y baje la corriente eléctrica.

-¿Quién era la persona a cargo del servicio doméstico?-pregunto Jade no se porque pero su comentario me había molestado.

-¿Por qué preguntas eso?-dije un poco tensa

-Porque la casa esta en perfecto orden y todo esta clasificando-esta bien, no era su culpa, yo tenía una pequeña obsesión por el orden no era TOC pero por poco ya que logre evitarlo o al menos no había alguien que diagnosticara lo contrario yo.

-Nadie, la limpieza la hago yo.

Tome aire y el senador se dirigió a mi cuarto, en todo momento había estado en la casa sin pestañeare, la recordaba, el cuarto de mamá olía a sándalo, ella llevaba ese olor con ella siempre y cuando lo olí poco me falto para llorar. Cuando el señor abrió la puerta se encontró con una habitación limpia con cobijas blancas mi hermosa cama, un pequeño escritorio con todos mis libros los cuales había marcado todos con etiqueta roja, todos estaban acomodados por saga, categoría y color, no me gustaba alfabéticamente porque...ni idea, pero no me gustaba, abrió mi clóset y se encontró con la poca ropa que tenía, 3 pantalones de mezclilla, 2 faldas, 10 blusas, 5 overoles de mezclilla, 4 pares de zapatos, mis hermosas botas negras y un cajón para mi ropa interior.

-¿Es todo?-tal vez eran todos los sentimientos encontrados en el, momento pero me enojo su tono de voz,hizo que mi poca tolerancia llegara a cero.

-¿Tienes algún problema con eso?-dije alzando un a ceja-porque si es así bien me puedes dejar aquí y vivir cómodamente hasta que no tengas que saber de mi, no todas disfrutamos de una casa con el salario de un senador al que llamamos papi.