El señor

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Al salir me encontré con un señor con cabello castaño y peinado con gel, de traje gris, y lentes oscuros.

-¿Señorita Lugo?-asentí-El señor espera poder cenar con usted hoy en su casa.

-¿Quién es el "señor"?- pregunto enojado Alex.

-El señor era una persona muy cercana en el pasado con la Señora Esperanza, y desea poder conocer a su hija lo mas pronto posible-Un amigo de mi madre, eso era nuevo no pensé que tuviera un amigo secreto todo este tiempo-El señor piensa que ayudaría a la señorita saber que el fue el responsable del cambio de habitación.

-Su señor no tiene que preocuparse, aceptare el cenar con el...

-¡Alía! Esto es algo muy peligroso-me regañaron Mauricio y Alexander.

-Como dije aceptare con unas pequeñas condiciones, no iré a su casa y estaré acompañada de mis amigos ¿El señor acepta?-dije un poco irónica, obviamente podía escuchar todo y se podía comunicar.

-Acepta, pero donde será.

-Le escribiré la dirección-tome papel y pluma de a mochila que había estado en el auto y entregue.-Señor, estoy segura de que será una velada interesante, pero le pido no empeore mi semana-Nos fuimos y deje a todos callados, cuando llegamos todos a casa de Iván me quede sin aire, siempre me pasaba eso al ver las casas de mis amigos, nosotras nunca habíamos tenido una gran casa ni nada por el estilo-Tenemos que cambiarnos, no quiero seguir usando este vestido y dudo que estén muy cómodos con esas corbatas.

-¿Estas segura de ir?-pregunto Iván

-No tengo nada que perder, además si ustedes me acompañan podré resistir un poco mas.

-Tienes que llorar-dijo Alexander-tu misma me lo has dicho antes.

-Hoy no, todavía no, se lo prometí-me miraron con tristeza, ellos sabían muy bien de que estaba hablando, y Alex tenía razón, yo le había dicho eso cuando murió su abuela-me iré a cambiar, si no quieren acompañarme a la cena no hay problema, estaremos ahí a las 8:15 p.m.

Subí rápidamente para evitar llorar y romperme en mil y un pedazos, me cambie por algo mas cómodo como mis jeans, blusa de algodón, chamarra suave, esponjosa y cómoda y mis tenis, me peine de media coleta y baje.

Me encontré con los tres ahí, Iván con un pantalón de mezclilla gris, suéter un poco mas oscuro la bufanda que le regale rojo oscuro y zapatos, el era el más delgado de los tres pero aun así hacia un poco de ejercicio, su cabello era negro, con piel como la nieve y unos ojos de un intenso chocolate, el era el mas serio de los tres, el más sensato pero no hay que dejarse engañar, el era al que mas temíamos cuando se enojaba, te podía hacer caer de una manera vergonzosa, y estruendosa, mientras sonríe, Alexander estaba impaciente, movía su pie rápidamente, vestía con su pantalón de mezclilla azul marino y sudadera, lo que no le quedaba para el estilo surfista que tenía con su piel dorada y cabello rubio junto con unos ojos avellana, de todos era el mas explosivo y amoroso, Marcus traía un pantalón negro con playera roja chamarra negra y zapatos, tenía su cabellos castaño, piel morena ojos verdes claros y me recordaba al estereotipo que yo tenía de los griegos, el era un grandioso amigo, era atento pero muchas veces su risa era mas escandalosa que cualquier otra, todos altos, con los que parecía que era la hija del vecino a la que tienen que cuidar como niñeros.

Salimos y nos encontramos con el chofer de Iván, siempre me sorprendía que ellos no usaran una bicicleta o algo así, nunca me acostumbraría a sus estilos de vida, pero ellos eran buenas personas, las que me habían apoyado y ayudado cuando nadie más lo hizo. Al llegar al restaurante en la entrada nos encontramos con otro auto con chofer, y obviamente también el guardaespaldas con lentes oscuros.

-Señorita, me temo que en este lugar no puede tener la cena con el señor, por lo que sugerimos otro restaurante que esta bastante cerca-diablos, diablos, el único restaurante cerca vende el agua como si tuviera la formula para mantenerse joven, no podía permitirme eso, pero bueno dije que iría, no que comería-¿Gusta cambiar de locación?-asentí ligeramente-si usted gusta podría ir junto al señor, sus amigos pueden seguirnos.

-¿Me permite su tarjeta de conducir?-Al dármela le saque foto y la madre a los teléfonos de mis amigos-Chicos, lamento esto pero quisiera platicar a solas con el tal Señor, tienen la tarjeta de el guardaespaldas, y les recomendó tomen foto a sus placas-Alex se veía enojado y se estaba poniendo rojo, hasta que Iván lo calmo al ponerle una mano en el hombro "gracias" articule con los labios, al entrar al auto vi como mis amigos también entraban al suyo.

-Buenas noches Alía-dijo un señor rubio con cabello ondulado, con piel apisonada y un poco arrugada, su traje se veía caro.

-Buenas noches, pero usted no tiene derecho a llamarme por mi primer nombre, al menos no que yo sepa-el señor se me hacia conocido, sus facciones eran marcadas, su mandíbula era rectangular, se mostró enojado-le informo que ha aceptado por dos sencillas razones, quisiera saber que tipo de relación tenía con mi madre y cuanto costo el traslado y estadía en la habitación, le pagare en cierto lapso de tiempo...

-¿Cómo?-su voz era... Era demasiado familiar, como una voz que escuchas cuando estas debajo del agua en la alberca, que logras escuchar pero no identificar-¿Cómo te atreves a decir que no tengo derecho a llamarte por tu primer nombre? Yo tengo derecho a llamarte así.

-Tiene razón, todos los tienen, es solo que estoy acostumbrada a ciertas cosas-no podía mostrarme grosera el había hecho los últimos momentos de mamá más cómodos-y en estos momentos estoy algo sensible.

-Ha tenido un gran cambio de vestuario.

-Es cierto, no suelo usar blanco y menos en ropa de mi talla, me gustan mas los pantalones, son mucho más cómodos aunque la falda tiene algunos beneficios... bueno eso decía mi madre yo no le he encontrado ninguno.

-Eso espero...

-¿Qué?

-Nada, Esperanza se refería a ciertas cosas que una señorita como tu no debería de practicar- nos quedamos callados un momento-¿Tienes 17 años verdad?-asentí un poco rígida-te regalare algo cuando lleguemos al restaurante.

-No, no muchas gracias, usted ya hizo bastante con la habitación, debió de salir sumamente cara, y estoy dispuesta a pagarle cada peso.

-No hablemos de eso.

-Disculpe señor pero no me ha dicho su nombre ni la relación que tenía con mi madre.

-Ya llegamos señor-dijo el guardaespaldas al abrir la puerta del lado de el señor, se retiró rápidamente y abrí mi puerta, casi y le pego en el estomago-lo siento señorita, tarde demasiado.

-Disculpe, pero poseo un cuerpo con dos manos y dos piernas que hacen que yo pueda subir y bajar del auto solita, muchas gracias- vi caminar a mis amigos detrás de mi y fui hacia ellos, cuando llegaron todo se veía un poco tenso.

-Senador, que gusto verlo-Dijo Iván, ¿senador? No se los demás pero yo me sentía muy confundida, Alex se calmo un poco y Mauricio solo se acercó a mi un poco-¿Cómo está su esposa?-¿mi madre era amiga de un senador? Acomode mi cabello y lo puse todo hacia atrás. Fuimos avanzando mientras Iván y el senador hablaban.

-¿Por qué estas nerviosa?-preguntaron mis otros dos amigos.

-Yo no estoy...

-Claro que lo estas, no mientas.

-No sabia que mi madre conocía a un senador.

-Jóvenes, ustedes comerán en la mesa de atrás, la señorita acompañará a el señor.

Lo veía venir Alex era muy sobre protector conmigo por lo que sentí como se tensaba rápidamente, iba a decir algo cuando lo mire a los ojos "tranquilo" le susurre. Alguno de los chicos le puso la mano el hombro dando palmaditas.

-Si claro, en seguida voy.

Me sentía fuera de lugar, el restaurante estaba lleno de gente que iba muy bien vestida, me peine con las manos como reflejo al sentir miradas siguiendo mis pasos. cuando llegue a la mesa el señor estaba sentado y comodo en una meza circular.

-¿No te acuerdas de mi?-dijo el senador cuando me senté.-¿porque diablos debería acordarme de él?

Alía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora