Iván

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Esto es una gran tontería, Alía se acababa de ir casi llorando después de agarrar algunas cosas para después despedirse con una sonrisa.

-Eres un tarado Alexander, eso eres.

-Lo siento, pero es que cuando la veo me enojo.

-Iván tiene razón eres un tarado, y de una vez te digo, no dejare a la chica mas hermosa por ti, hay que admitir que a los tres nos gusta e íbamos a dejar que ella decidiera, pero en esta ocasión no te dejare tenerla, la has lastimado.

-Y piensa que la odiamos-completo Iván-¿Quieres que vuelva a ser la chica de primaria? ¿La chica que le tenía miedo al contacto?

Por fin Alexander se dio cuenta del daño que le había hecho, tenía tantas ganas de golpearlo, pero eso no solucionaría nada, el problema era que ella tenía miedo a acercarse a nosotros por ese estupido, por sus insultos.

-No pero...

-Ella realmente no sabia que su padre era senador, cuando Iván lo saludo y le dijo senador ella se sorprendió y puso nerviosa.

-Además nunca nos ha hablado de el-dije porque era cierto nunca dijo ni una palabra del señor ya sea para bien o para mal, de hecho parecía que había muerto.

Muchas veces me había preguntado como era el señor ya que si hija es sumamente guapa, me acuerdo cuando en secundaria se estaba formando su cuerpo, su cabello siempre llegaba en una coleta o chongo apretados pero al final siempre se iba con un nido de pájaros encima, su piel morena era hermosa y me recordaba a una café con leche y sus ojos azules, de una azul tan puro que mostraba a la chica mas inocente que podía haber sobre la tierra, siempre fue hermosa, no lo sabia pero siempre lo fue, antes tenía un flequillo para ocultar su mirada, nunca le habían gustado sus ojos, decía que los eran la ventana del alma y sentía que su alma no merecía ser vista, aunque difiero de eso ya que es el alma mas perfecta que podía existir, porque a pesar de todos sus problemas ella había salido a delante.

-Pero nos mintió, dijo que no tenía dinero-dijo Alexander, eso hizo que hirviera mi sangre-Nos uso...

-Eres mas tonto de lo que creí-dije-¿No te das cuenta que para ella esa era la verdad?

-Tiene razón Iván, eres un tonto-Dijo Mauricio-hay que conocer su versión...

-No creeré nada que salga de sus labios.

-Mejor para nosotros alguien menos con quien competir-dije declarando guerra.

Alía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora