INFECTADOS

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ELLIE

Ya era la séptima vez que mi despertador sonaba, pero aún no quería levantarme de la cama.

Hoy debía ir a recoger mis notas finales de la universidad, las cuales dictaminaran mi futuro, algo totalmente injusto, que tú futuro se vea encasillado por uno sucintos números.

Hoy sabré si podré dedicarme a lo que ha sido siempre mi sueño, la medicina.

–¡Ellie sal ya de la cama!– grita desde fuera mi padre Stefan.

Todavía vivo en casa de mis padres, todos mis hermanos habían abandonado el nido cuando encontraron a sus respectivas parejas pero yo aún seguía aquí, hasta que consiguiera trabajo y pudiera independizarme, cosa que deseaba fuera más pronto de tarde, ya todas mis amigas vivían solas.

Decido levantarme de la cama y arreglarme para estar presentable ante el director, antes de salir de mi habitación agarro mi bolso con todas mis cosas y me dirijo al comedor donde se oyen voces.

–No es cierto, le gusta más el azul que el lila.–oigo a mi padre Josh.

–Estas equivocado, ella ama el lila.– dice mi otro padre Kevin.

Una vez entro me acerco a él resto de mis padres para poder saludarlos, mientras papá Josh y papá Kevin siguen discutiendo por qué color le gusta más a mamá, para su nuevo coche.

Me acerco a la puerta transparente de la cocina y pulso el botón en el que sale mi nombre e inmediatamente la cocina se pone a preparar mi desayuno.

–A mama le gusta más el azul, pero siempre a dicho que el beige le encanta para todo, por lo que es mejor opción el beige.– digo haciendo sonreír a mi padre Greg y que tanto Josh como Kevin dejen de discutir mirándome intrigados.

–Ciertamente a Celia le gusta más el beige, solo tenéis que mirar como es la casa en la que vivimos.– dice Stefan, señalando todo lo de nuestro al rededor.

Mi familia es grande pero no de las más grandes, mi madre Celia tiene 5 hombres y juntos tuvieron 5 hijos incluyéndome a mi. Hay 2 que no conozco ya que cuando yo nací ellos ya tenían su propia familia, además de que al vivir lejos jamás han venido de visita, luego está Chilea mi hermana y por último Paul, el cual se fue hace 5 años a la FEM.
Y yo que soy la pequeña con una diferencia de 7 años, siempre me han dicho que fui el descuido de mis padres, pero ellos siempre me dicen que un niño jamás puede ser un error, soy la bebe que llego cuando ya algunos estaban dejando el hogar para formar su vida.

El pitido de la cocina me despierta de mis pensamientos, me giro para agarrar el desayuno que ya está preparado y me siento en la mesa comenzando a desayunar.

Mis padres siguen discutiendo por el color del coche por si debe ser un beige claro o más tirando a marrón, cuando mamá aparece por la puerta.
Mamá es una mujer alta, rubia de ojos pardos, es muy hermosa.
Todos mis padres dirigen una mirada llena de amor a mi madre, mientras que ella me mira a mi sonriente.

–Hola mi bebe.– dice mientras me besuquea.

–Hola mamá.– digo riendo.

–Yo también quiero que me digas bebe mientras me besas.– dice papá Josh mientras hace un puchero.

Mamá comienza a reír, mientras saluda a todos.

–Tienes hoy la entrega de las notas ¿verdad?.– Stefan dirige una mirada hacia mí.

–Si...– digo en un pequeño suspiro, noto como mis manos tiemblan, reflejando los nervios que me llenan.

–Tranquila cariño, serán perfectas y serás la mejor doctora del mundo.– dice Matt, mientras se dirige al cajón de las medicinas, para pasarme la pastilla. La cual tomó sin dudar.