Capitulo I

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Callejón oscuro

Después de terminar la última página de mi libro con aquella conversación acerca de Saku, me puse de pie y decidí caminar un rato por la ciudad, luego de guardar mi diario en las alforjas de Capitán, deje mis armas en mi habitación, escondidas bajo la montura y está bajo mi túnica.

Salí por la puerta principal despidiéndome del resto de los chicos, Capitán estaba fuera de la casa, recostado en la sombra, pero cuando salí, se puso de pie y vino a saludarme, yo lo abrace y acaricie su cuello, como acostumbraba.

-Vamos Cap. Tengo que conocer un poco este lugar -Le dije y éste asintió caminando lentamente a mi lado.

Las calles pasaban y no podía evitar ver las paredes agrietadas u hogares en ruinas, o personas viviendo en la calle incluso, por detrás de mí escuchaba murmullos al pasar por cada puerta, proviniendo de las ventanas e incluso de los pisos superiores de las casas.

-Es él, su caballo Fénix es aún más rojo que el fuego -Decían algunos.

-Su pelo es más negro que la noche -Decían otros, pero hay algo que todos decían sin falta al verme pasar.

-Debe irse de inmediato, es peligroso -Murmuraban, como si pensaran que por hablar en un tono bajo no podía oírlos, ni siquiera necesitaba agudizar mis sentidos para hacerlo, pero no podía explicarle a toda un ciudad que estábamos del mismo lado -No hay nada que pueda hacerles, siendo sus huéspedes recibiremos su corta hospitalidad y nos iremos- Pensé mientras caminaba por lo que parecía una zona céntrica de la ciudad.

Comencé a recorrer ventanales y negocios que comenzaban a abrir después de un tiempo y encontré gente muy amable, la mayoría eran ancianos que al pasar por su negocio u hogar, me detenían y estrechaban la mano con una reverencia que yo devolvía, los ancianos se encontraban agradecidos por lo que hicimos por ellos y se sentían seguros con nosotros en su ciudad, aunque no me gustaba ser reconocido me agrado la amabilidad de las personas mayores, eran personas que se presentaban a ellas mismas con humildad y honor, además eran tan respetuosos como uno lo era con ellos, me hicieron recordar a la personalidad de Proft, que a pesar de ser divertido, jamás le faltaría el respeto a alguien.

Pasados unos minutos encontré una tienda de artículos escolares y adentro pude ver diarios bastantes parecidos a los míos, ingrese en la tienda y en el mostrador se encontraba una mujer anciana de pelo canoso y rizado con unos anteojos redondos muy divertidos.

-Buenos días -Le dije acercándome al mostrador, ella levantó la vista y abrió la boca para luego tapársela.

-¿Tú eres Akim Blade? -Me preguntó viéndome y tomándome de la mano que apoyé en el mostrador.

-Lo soy -Le dije confuso, quitándole mi mano y metiéndola en mi bolsillo.

-Pero eres solo un niño -Respondió anonadada.

-Bueno, no todo es lo que parece -Le respondí sonriéndole, y ella se quedó unos segundos en silencio.

-Oh, disculpa, ¿Estás buscando algo de aquí? -Me preguntó rodeando el lugar con la vista.

-Exactamente, quisiera comprarle dos diarios de tapa gruesa, como los que tiene tras el cristal de la entrada.

-No por favor, no aceptaré un centavo de usted joven Blade -Dijo ella buscando bajo el mostrador y poniendo frente a mí tres libros iguales al que había visto apilados uno sobre el otro.

-Me encantan, quisiera pagarlos, traigo dinero conmigo -Le dije ignorando el comentario de la anciana.

-Por favor joven Blade, considéralo como un obsequio de gratitud por habernos salvado -Tras un rato de ofrecerle mi dinero la anciana me gano la puja por insistencia y termine pidiéndole un pequeño bolso para llevar los libros a la casa y me regalo un maletín de cuero marrón que se veía parecido a una alforja pequeña.

El viaje de Akim Blade I I (La resistencia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora