Capitulo II

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Multitud Iracunda

Al día siguiente, me desperté al amanecer y me vestí para dirigirme afuera, como acostumbraba, allí me encontré con Saku, que se encontraba llegando a pocos metros de la entrada de la casa con una Katana de ochenta centímetros incluyendo su empuñadura, colgada en su espalda y tenía con una pequeña maleta detrás de ella.

-Bienvenida -Le dije abriéndole la puerta-. Los demás aún no despiertan pero puedes pasar.

-Podrías ofrecerme el desayuno -Exclamó con sarcasmo mientras entraba.

-Te recomiendo esperar a Blas para eso, no soy buen cocinero -Le respondí sentándome en la puerta viendo el sol calentar la tierra mientras dejaba abierta la puerta de la casa.

-Oye, puedo preguntar, ¿Por qué dudaron en sí podía acompañarlos o no? -Dijo mientras llevaba su silla hacia afuera y la colocaba a unos metros de la mía.

-Nunca dudamos, todos estuvieron de acuerdo, pero siempre debatimos sobre el ingreso de alguien que no conocemos, ya que podrías matarnos mientras dormimos si elegimos mal -Expliqué y ella se quedó en silencio unos segundos.

-¿Entonces ustedes no dudaron ni un segundo por el hecho de que soy una mujer? -Preguntó cabizbaja.

-Claro que no, si alguno dudo en algún momento, perdió esa duda cuando tiraste a Pax por los aires -Le respondí aun sin dejar de ver el amanecer.

-Discúlpame, me moleste contigo, pensé que me humillarías y degradarías solo por nacer así, y ahora veo que me equivoque, quizá no seas mal tipo
-Dijo extendiendo su mano para estrecharla conmigo.

-No tienes nada que disculpar -Le respondí sonriendo y le estreché la mano a Saku-. Pero debo decirte que no soy un buen tipo, no esperes eso de ninguno de nosotros, no somos mejores que los alemanes, matamos personas por nuestros intereses -Agregué al dejar de estrecharla.

-Depende el punto de vista, los alemanes buscan poder y matan por ello, ustedes brindan paz y libertad aunque tengan que matar por ella -Me respondió.

-Sí, supongo que tienes un buen punto -Le dije momentos antes de que Blas saliera por la puerta con una silla y se sentará con nosotros luego de saludarnos, y no pude evitar notar que Saku vio a Blas de la cabeza a los pies mientras éste me saludaba, hecho que me pareció totalmente extraño pero no le di importancia ya que Blas pareció notarlo y no dijo nada.

-¿Hace cuánto llegaste Saku? -Preguntó Blas.

-Quizá unos cinco minutos -Respondió inclinándose en la silla-, Tú debes ser Blas ¿Verdad?

-Exactamente -Respondió él.

-Él me dijo que tú podrías ofrecerme un desayuno -Dijo señalándome a mí con un dedo sin quitar la vista de Blas.

-¿Qué te gustaría desayunar? -Preguntó Blas como nunca antes lo hacía sin dejar de mirarla.

-Un té estaría perfecto -Le respondió ella y Blas se levantó dirigiéndose a la cocina, yo note que el sol comenzaba a darme calor y preferí entrar a la casa y dirigirme por el interior hacia el patio donde Capitán estaba estirándose luego de haber despertado.

-Buenos días Cap. ¿Alaska aún no volvió? -Le pregunté, éste me negó con la cabeza

Algo aburrido, tome un cepillo y un balde de agua para comenzar a bañarlo, al no encontrar nada que hacer, para luego cepillar su cabello y su melena, esta media casi treinta centímetros de largo, era bastante larga pero considerando sus dimensiones aún podían crecer más sin incomodarlo.

-Así que tienes cuatro años Cap. De verdad eres muy inteligente para tu edad -Le dije y este movió su cabeza a sus lados dándome a entender que él tampoco sabía porque lo era.

El viaje de Akim Blade I I (La resistencia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora