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NARRADORA

Una reunión, un conflicto con la manada vecina, cinco corazones entrelazados en un conflicto de amor y una plática seria ha cerca de la sexualidad de cierta pareja dejaba a Beacon Hills como un blanco fácil para los enemigos de la manada Hale-McCall.

— ¿Me dirás porque vinimos aquí?

Pregunto ansioso Scott, el lugar era hermoso, un claro repleto de flores pequeñas de color moradas y en el centro donde había solo tierra yacía una manta y una canasta.

— Hay algo importante de lo que quiero hablar.

Dijo con nerviosismo el ojiverde.

— ¿No es nada malo o si?

El mayor se encogió de hombros y tomando la mano de su novio comenzó a caminar, cuando llegaron a dónde la manta se dispusieron a sentarse.

— ¿Quieres que comamos primero o hablemos?

Scott miro la canasta, parecía haber todo lo necesario para que fuera una de esas citas dónde perdería por fin su virginidad, al menos la anal.

— Podemos comer y luego hablar...

Lo último lo dijo con un tono diferente, más sensual, claro que Derek no lo noto puesto que estaba más ocupado en pensar como le diría que quizás nunca podrían tener sexo y que si llegaban a tenerlo había la posibilidad de que él no lo disfrutará.

Derek comenzó a sacar todo y a acomodarlo con ayuda de Scott que estaba más ansioso que nada, quizás Derek al fin cedía un poco y dejaría que él se ocupará de hacerlo sentir en el cielo.

El tiempo pasó rápido y cuando ya solo estaban bebiendo la limonada Derek se dispuso a guardar todo y hacer la canasta a un lado.

Miro por un momento a Scott que observaba el atardecer con una sonrisa, se acercó a él y le retiró el vaso haciendo que el menor pusiera toda su atención en él, por lo cual decidió comenzar a hablar.

— Escucha Scott, te amo, lo hago en verdad y por ello creo que necesitas saber que no estoy listo para... No quiero penetrarte, francame...

Scott se le había lanzado encima haciendo que arrojará el vaso lejos y comenzó a besarlo.

— Está bien, no tienes que hacerlo, yo me enca...

— Déjame terminar por favor, necesito que me escu... Scott, para por favor.

Los besos que estaba comenzando a dejar en su cuello lo estaban haciendo sentirse sofocado y trato de alejar a su hormonal novio con cuidado de no lastimarlo.

— Necesito que me escuches, por favor.

Scott se separó y miro con evidente confusión al mayor.

— ¿Que pasa Der?

Pregunto confundido y preocupado.

— Soy... soy, he mm, yo nunca he tenido sexo.

Los ligeros temblores en su mano hicieron saber a Scott que estaba muy nervioso y asustado, ¿Pero de qué?

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