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Kim se encontró a sí mismo bailando en un pequeño club. Uno que parecía bueno y entró con cierto recelo, pero que los guardias no notaron porque Wonwoo era una cara conocida allí. 

Jeon sonrió y le pidió una bebida al moreno. Intentó rechazarla, pero no tuvo una forma clara de hacerlo, mucho menos cuando los otros amigos del azabache presionaban con ingerir alcohol. Se tomó una bebida colorida que le dejó un gusto cosquilleante en la lengua, y un poco de cerveza que la verdad le quitó el gusto extraño del otro trago exótico. 

Bailaba, ya con los sentidos difuminados, pensando en que probablemente el sábado estaría lleno de resaca y aspirinas. Pero no pudo importarle menos. Un chico lindo se le pegaba al pecho mientras bailaba, con caderas dulces que iban al compás, y una risa que extrapolaba sus sentidos y sobre todo a la música ruidosa cuya letra ya no le prestaba atención. 

Wonwoo se perdió en la multitud, y aparecía de vez en cuando sólo para gritarle que la estaba pasando bien, que pronto vendría la mejor parte. La verdad no pudo prestarle mucho interés, no quería arruinar el momento. 

El chico cuyas caderas eran como un afrodisiaco entre el baile, logró decirle algo al oído, y sólo escuchó un murmullo tonto que interpretó como ir a los baños. Su ceño se frunció, porque flashes de Minghao se le presentaron en la cabeza como si fuese una cámara de paparazzi. 

¿Estaba preparado para meterse con alguien más?

No podía discernir sus pensamientos. Sus pies se tambaleaban y Jeonghan le ofreció otra bebida con alto olor a vodka. Lo bebió a sorbos, mientras miraba la dirección hacia donde aquel chico había desaparecido. 

El aire comenzaba a faltarle, y el picor en su garganta por el alcohol le rememoraba que no estaba en sus cinco sentidos. 
La gente gritaba, bailaba, la música, las luces rosadas que bailaban en el espectro del color. Aquella barra donde habían personas totalmente perdidas en sus vasos, y personas que se besaban con el anhelo de un encuentro casual. 

Wonwoo se le acercó, quitándole la copa y bebiendo lo que quedaba. Sus labios brillaban por el líquido. Alguien devolvió el vaso sin que Mingyu se enterara de lo que pasaba. Sus ojos estaban demasiado enfocados en Wonwoo, quien cerraba los ojos y gritaba los versos de una canción que se sabía y Kim no. 
Se movía dulcemente, así como un pez en el agua lo haría. Estaba seguro de que aquel diseñador estaba acostumbrado a ambientes así. 

Esta vez pensó en Minghao otra vez. Alguien que odiaba esos ambientes. Kim coincidía en eso. Coincidía en que el sudor, el alcohol y la adrenalina de un lugar así eran tiempo perdido. 

Pero ahora no lo estaba pensando así. 

En verdad, era primera vez en mucho tiempo que se sentía tan vivo. Hacía mucho tiempo que no sentía que la sangre le rugía en los oídos, y las personas vivían su momento así como él. 

¿Por qué no lo había probado antes? 

Wonwoo bailaba con él. Colocando sus manos en su cuello y riendo como si estuviese sabiendo que todo eso era un montaje, como una broma de mal gusto. 

—¡Te dije que lo pasaríamos bien!—Gritó por encima de la música Wonwoo, y rápidamente se separó para bailar con un chico que parecía pasado de copas. 

Este hombre toqueteaba a Jeon, tomaba sus caderas y lo miraba como si con la mirada lo fuese a comer. 

Y el enfermero, incluso con el alcohol en su sangre, no pudo sentirse más asqueado. 

Comenzó a sentirse ahogado, y la música era tan ruidosa que apenas podía oír sus propios pensamientos. 

Tomó la mano de Wonwoo, como un impulso más que por una decisión meditada. La música no lo dejaba escuchar sus reclamos a la vez que se alejaban de la pista de baile. Jeonghan y el tal Jihoon estaban entrometidos por ahí y Kim no lograba proporcionar su momento.

I'm still standing. [ Meanie / Minwon ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora