Final.

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Wonwoo prendió el tocadiscos. Mingyu empieza a escuchar la música y sonríe. Everybody wants to rule the world comienza a sonar y el moreno se regocija por escuchar el tono del principio. 

Quizá porque cuando encendía el tocadiscos era casi un llamado a comer, como una costumbre que tenían ellos. Comían alguna cena de tantas durante el mes, y elegían un día al azar para poder bailar después de comer, o cantar, o ver algo en la televisión. Una tarde para ellos. Una tarde donde las cosas fuesen de su propiedad. Donde el tiempo corriera bajo sus términos. 

Podía ser un día de semana, un fin de semana, una festividad, o incluso en la mañana antes de darse la ducha matutina. 

Nunca importaba el momento. 

Kim sale del estudio y va hacia la sala. Se encuentra con Wonwoo dibujando en el salón, con su tableta gráfica y su lápiz para la pantalla. Tenía los pies descalzos y su pijama puesto. Kim se acerca, se sienta en el sofá y ve el dibujo que tenía en la pantalla. 

Era una chica, traía un vestido blanco, y unos zapatos de tacón del mismo color, no tan altos como para llegar a ser incómodos. En su cabeza llena de cabellos rojizos, traía una margarita detrás de la oreja. Su cara aún no era dibujada, pero tenía las bases de sus ojos color azul. Sus manos aún no tenían color de piel, y su nariz recta la hacía ver más elegante. 

Mingyu lo mira dibujar, pasar el pincel digital para pintar sus ojos, o realizar trazos. Disfrutaba el montaje que hacía. El paisaje que luego tenía, las flores que de repente aparecieron en las manos de la chica. Mingyu no pudo ni imaginarse qué pasaba por la cabeza del mayor. 

—Es un bonito dibujo. 

—La soñé. No sé dónde la vi, ni de donde salió, pero era muy bonita —susurra Jeon, sin desconcentrarse de su trabajo. 

Mingyu no pregunta nada más, no quiere saber qué pasaba en la mente del chico. Le gustaba que algunas veces permaneciera en un misterio. Probablemente porque habían rincones de cada uno que no somos capaces de alcanzar. Como el porqué Wonwoo a veces tenía pesadillas, o el porqué Mingyu no le gustaba el color azul, y le daba miedo el mar. 

Habían muchas cosas que a veces permanecían en silencio entre ellos. Y quizá eso era bueno, quizá era malo. Quizá eso les pertenecía a otros amores, o quizá a otras historias. Pero permanecían en silencio. 

La música sigue sonando. Y esta vez no bailan. Se quedan ahí viendo el dibujo progresar y cantando un par de canciones más. 

—¿Podríamos hacer un directo? —pregunta Jeon, guardando el dibujo terminado y sonriendo al ver el progreso que había hecho. 

—Claro —murmura el menor, dejando que el mayor apartara la tableta antes de estrecharlo entre sus brazos y poder dejar besos en sus labios y mejilla. 

Se levantan, apagan la música y se encierran en el estudio.

Wonwoo se sienta donde siempre, y Mingyu lo espera. La cámara se prepara, el PC se enciende, y ellos se peinan un poco para no parecer que habían estado pululando por el departamento. Ríen un poco al ver que la gente se entusiasma por verlos llegar a hacer un directo. 

Comienzan a hablar. Y Wonwoo se limita a saludar, Kim no hace mucho, saluda a la cámara y juguetea con el mayor que intenta librarse del jugueteo, aún no muy acostumbrado a que los ojos del público estuviesen sobre ellos y su relación. 

Mingyu lo mira con atención, lo escucha hablar, siente que el mundo es una cosa tan nimia que le gustaría permanecer al lado de Wonwoo, escuchando como el azabache hablaba de lo que le gustaba, de cosas que no importaban, o importaban mucho. En parte, quería escuchar a Jeon el resto de su vida y hacer de su voz su canción favorita. 

I'm still standing. [ Meanie / Minwon ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora