13

680 103 28
                                    

Mingyu amaba toda su habilidad para cocinar. 

Claro, la aprendió de una mujer demasiado cuadrada para realizar comidas. La forma en que lo hacía era sólo con el propósito de satisfacer una necesidad, no de fomentar un momento o una felicidad. 

Su madre cocinaba porque debía hacerlo.

Mingyu lo hacía porque lo amaba. 

Pensaba que si no era enfermero, fácilmente pudo haberse convertido en un chef profesional, completamente hábil para hacer feliz el día de personas. Su vida se hizo difícil cuando se dio cuenta de que su cocina era con amor y la de su madre con indiferencia. 

Encontrar a Wonwoo, a quien podía darle comidas felices y acordes a su necesidad, persona que apreciaba el esfuerzo de algo desconocido para él como la  cocina, era una satisfacción definitiva. 

Wonwoo amaba la comida, y Mingyu amaba cocinarla.

¿No hacían el mejor dúo posible? 

—¿Está rico?—Preguntó Kim mientras se sentaba con su plato ya colocado. Era algo sencillo, un poco de carne, arroz, verduras como acompañamiento, entre otras cosas. La mesa estaba llena, y Jeon desde que se había mudado no había visto tal cantidad de comida encima. 

Jeon masticaba completamente en silencio. Su rostro era completamente concentrado en el sabor. 

—Pareces el catador de Ratatouille.—Ríe rápidamente el menor mientras comenzaba a comer sin molestia alguna. 

—Es mejor que cualquier comida en un restaurante, o en donde sea.—Afirma el azabache. Su sonrisa era sin dientes mientras seguía comiendo. 

Kim amaba eso. Amaba como reaccionaba con su comida. Las pocas veces que tenían tiempo para comer juntos en una cena normal en los fines de semana. Eran acompañantes con condiciones, condiciones muy extrañas. Pero después de todo, eran amables los unos con los otros. Eran dos chicos demasiado solos que amaban la buena comida y un fin de semana como los que solían tener en casa con su familia hechas pedazos. 

—Mingyu. 

—¿Hum?—Murmura el moreno, limpiando las comisuras de sus labios. 

—¿Quieres salir hoy? 

Mingyu se sorprendió. Nunca habían salido juntos. Es decir... 

A Mingyu, desde que rompió con su ex, salir se volvía aburrido. Su vida se resumía a ir al hospital a trabajar, volver a casa, y quizá si tenía que hacerlo era ir a comprar para abastecer la cocina. Pero no era algo que pasaba demasiado seguido. 

—¿A dónde? 

—No lo sé, improvisemos.—Asiente el azabache, mientras dejaba caer el tenedor, con la intención de sonar relajado.—Tú tienes auto, en estos momentos el límite es nuestra imaginación. 

—Y la gasolina.—Ríe sarcásticamente el menor mientras miraba hacia la ventana. Hacía un perfecto día soleado, aunque el frío era notorio. 

—Hum, necesito ir a un centro comercial.—Afirma el mayor mientras suspiraba un poco y se encogía de hombros.—Necesito un videojuego y comprar ropa. 

—¿Ropa? ¿No tienes suficiente? 

—Nah, quiero cambiar un poco mi estilo. Repito todo demasiado.—Suspira Wonwoo.

—Bueno, las sudaderas y camisetas si pueden ser un poco aburridas a veces. 

—Por eso te llevo a ti. Tienes buen gusto.

Ambos se sonrieron y levantaron todo de la mesa. 

Ir al centro comercial era un primer paso para Mingyu de olvidar todos sus problemas, al fin soltarse de todo eso que llevaba arrastrando por tanto tiempo. El dolor de un engaño se iba yendo, pero definitivamente debía encontrar formas de que el proceso se acelerara. 

I'm still standing. [ Meanie / Minwon ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora