『14』

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Jungkook se había cansado de buscar a su novio y simplemente regreso a su casa, donde por primera vez llegó Jimin con segundas intenciones.

—Por fin puedo pisar esta casa y hacer que me comas la boca—. Exclamó el rubio sentándose a horcajadas en el regazo del mayor.

—Cállate—. Sostuvo al menor agarrándolo por los muslos.

—¿No tienes miedo de que hable con alguien acerca de todo?—. Hablo mientras comenzaba a restregar su trasero en el miembro del mayor que poco a poco se iba levantando y poniendo duro.

El mayor jadeaba ronco por las acciones de su amante—. No, porque primero que nada es un miedoso. Segundo, es demasiado buena gente como para delatarme—. Sonrió ladino acostando al rubio en el sofá y el subiéndose encima—. Además de que todavía tengo una carta en la baraja que puedo usar a mi favor—. Hablo ronco cerca de la oreja del menor, haciendo que este gimiera a gusto por lo excitante que fue eso.

—¿C-cuál es?—. Pregunto en un gemido mientras el mayor besaba su cuello sin dejar marcas.

El mayor sonrió ladino aun sabiendo que el rubio no podía verlo—. Que en el fondo todavía me quiere—. Termino de hablar y siguió con su tarea de tener una buena noche de pasión con su sexy amante.

Y lamentablemente el azabache tenía razón, Taehyung podía ya no amar a Jungkook como antes pero todavía quedaba algo de cariño hacia él. Un cariño que no se podría ir fácilmente por todo el tiempo maravilloso que pasaron juntos, bellos recuerdos que estaban en su memoria y corazón.

Un corazón que ahora tenía varias cicatrices por culpa del mismo azabache que todavía le tenía cariño, pero el corazón que cierto pálido pelirrojo se encargará de reparar con pequeñas acciones, detalles y palabras que le recordaría toda la vida que le queda a él en ese mundo.

La primera tarea del pelirrojo era hacer que el pequeño castañito volviera a comer, por que en el corto tiempo que estuvo despierto no había probado bocado de la comida que le fue llevada. Eso le preocupo al doctor y al hacerle exámenes se dieron cuenta que el pequeño sufría de Anorexia.

Por lo que lo primordial era volver hacer que el menor quisiera comer nuevamente.

—Vamos pequeño león, solo un bocado—. Intentó convencerlo para que por lo menos comiera un poco. Lo que le ofrecía era gelatina de uva, que era la favorita del menor.

Y es que Tae si quería comer pero tenía miedo de engordar y verse feo—. Pero... engordaré...—. Simplemente tenía miedo, desde aquel vez que el azabache le recordó que era gordo tenía miedo de comer.

—No pequeño, si comes seguirás siendo bonito, incluso ahorita eres bonito pero tienes que comer TaeTae—. Volvió a acercarle la cuchara con la porción de gelatina y con algo de miedo el menor tomó la cuchara para comer el contenido de esta.

Mierda, se le hizo agua la boca al comer algo dulce desde hace mucho. Yoongi sonrió en grande al ver que el menor se comió todo el contenido del pequeño tarrito de gelatina, con todo el cariño y delicadeza del mundo le acaricio sus cabellos; dándole mimos a la misma vez.

—¿Estuvo rico?—. Le pregunto suavemente.

El menor asintió y se recostó cerca del pálido para que no dejara de hacerle caricias... Se sentían bien, desde hace un buen tiempo que nadie se las regalaba al estar encerrado en casa o recibir un golpe si alguien mas que Jungkook lo tocaba.

Yoongi no dejo de darle mimos y en poco tiempo el menor se durmió, sonrió con cariño sabiendo que en poco tiempo Kim Taheyung volvería a estar bien y brillar más que todas las estrellas juntas a donde sea que el castañito vaya.

Hello again... JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora