Hello again... Jungkook

『18』

Al haber soltado ese grito para que Yoongi lo sacara, solo hizo que el azabache se enojara más.

Pero esta vez no estaba ebrio, así que sabía que no podía hacerle nada en el lugar en donde estaban, por que no era su casa y no podía darle más motivos a Yoongi de lo que fuera hacer con las fotos de las conversaciones.

Simplemente se acercó a la oreja del menor y le dio una lamida, lo que hizo que el castañito se estremeciera de miedo.

—No te olvides de mí, cariño. Eres mio y si yo algún día me voy... Ten por seguro que te llevaré conmigo, porque me perteneces—. Le susurro solo para el menor en la oreja, sonrió cínico y lo soltó.

Fue a la ventana y bajó del segundo piso por el árbol que estaba enfrente, así de rápido como llego, así de rápido se fue.

Al estar suelto, el castaño corrió a abrir la puerta que casi era derribada por el pálido. No le dijo nada y simplemente lo abrazó, necesitando sentirse seguro luego de semejante amenaza.

Yoongi al ver que no había nada más en la habitación maldijo, miró al menor y lo cargó, tomándolo por la cintura sin tocar nada más. Lo llevó a la planta baja así y se sentó en el sofá con el menor en sus piernas, dándole mimos y diciéndole palabras bonitas para relajarlo y que dejara de tener miedo.

Cuando el menor se calmó un poco, se puso a revisarlo. Sin tocar de más, claramente.

—¿Te hizo algo? ¿Te lastimó?—. Mientras le preguntaba, tomó con sumo cuidado el rostro del menor en la palma de sus manos y lo revisó. luego reviso sus brazos, igualmente con cuidado y el menor solo reía levemente por las cosquillas que le hacía sin darse cuenta.

—No me hizo nada...—. Le sonrió levemente.

El mayor lo miró y supo que algo no le decía, lo conocía bien.

—¿Que te dijo?—. Le pregunto suavemente.

Pensó seriamente si decirle lo que el azabache le dijo y al final terminó cediendo, le contó lo que pasó en esa habitación y lo que Jungkook le dijo. Claramente Yoongi no estaba nada feliz con eso, iba a matar a Jungkook definitivamente.

—Ese desgraciado—. Insulto con enojo—. Juro que lo mató en cuanto lo tenga enfrente—. Miro al menor y su mirada se suavizo un poco, lo abrazo con protección—. No dejaré que nada te pase... Bebé, es una promesa, no de corazón, sino de alma.

Y no mentía, Yoongi era un hombre con palabra de honor, lo que prometía, lo cumplía y eso todos tienen que tenerlo en cuenta.

Tae sonrió con cariño y con un sonrojo en sus mejillas por el apodo con el que fue llamado, abrazó más al mayor, escondiendo su cara en el pecho del mismo.

Estuvieron un rato abrazados cómodamente, sin importar nada más que el vienes del contrario, ambos en una burbuja de cariño y amor. Luego comieron lo que la mamá del castaño les preparó, Tae disfrutando del rico sabor de la comida de su madre y Yoongi feliz por ver comer tan animadamente al menor.

Pasaron la mañana jugando con la consola de Tae en su habitación, el menor siempre ganándole al pelirrojo porque el mayor no jugaba mucho con esas cosas.

Justo un poco antes del almuerzo como prometió, la mamá del castaño apareció con las compras. Ambos dejaron de jugar y ayudaron a la mujer a ordenar las cosas en la cocina mientras tenían una divertida pelea por el juego anterior. La señora solo los miraba con una sonrisa por su infantil pelea, mirando también cierta conexión en ellos y en sus miradas, donde claramente y por los años que la señora ha vivido, no pasó desapercibida la para ella, el gran amor con el que Yoongi miraba a su hijo y con el amor que iba floreciendo en los ojos de su bebé.