Bullets ; L.S

Capítulo doce.

El investigador se sentó en su escritorio con Taylor a un lado y Thomas en el otro.

—Primero necesito las imágenes de todas las cámaras en un radio de trescientos a cuatrocientos metros, lo segundo será esperar el modelo del arma y el informe de los forenses que probablemente llegue mañana. Voy a ir al sector para entrevistar a los vecinos y no perder tiempo, me encargaré personalmente de entrevistar formalmente a los testigos en caso de que haya alguno. ¿Entendido?— Taylor y Thomas afirmaron —bien, a trabajar entonces, Thomas encárgate de las cámaras, ¿puedes?

—Sí, iré con Rose— acordado esto, los tres salieron de la oficina.

Taylor y Louis fueron a la escena del crimen, el corazón del agente se apretó al ver la sangre pero actuó indiferente y serio, como usualmente hacía con todo. Se acercaron a los peritos, quienes aún estaban sacando muestras. —¿Tienen algo?— preguntó el castaño —la víctima fue encontrada en posición decúbito ventral, y tenemos la huella del sospechoso, al parecer se acercó a la víctima luego de dispararle y dejó rastros hemáticos unos dos metros aproximadamente, así que en unas horas estimarán la altura y su complexión.

—Perfecto, gracias.— salieron del acordonamiento y se dividieron las casas para empezar.

—Buenas tardes señor, mi nombre es Louis Tomlinson, soy investigador y necesito hacerle unas preguntas.— Mostró su placa brevemente y comenzó con sus preguntas.

Llevó a cabo el mismo procedimiento durante unas diez casas sin obtener mucha información útil. Exhaló, cansado de tanto hablar con personas, así que antes de tocar el timbre de las últimas casas que le quedaban se sentó en las escaleras de una de ellas. Sacó un cigarro de su cajetilla y lo encendió, algunas cosas eran muy difíciles de asimilar aún, lo que sentía, lo que quería, quería a la gente que lo amaba, que él amaba. Volvió a cruzar por su cabeza el pensamiento que había evitado. No salvé a Liam ni siquiera lejos de él, esta mierda no vale la pena, este sufrimiento no lo vale.

Pero había algo que no lo convencía, algo que le faltaba para estar en paz consigo mismo, sabía qué era, pero no tenía tiempo de ocuparse de eso en ese momento.

Se volvió a incorporar dispuesto a seguir, terminó su cigarro y tocó la puerta frente a él. Se presentó con placa en mano ante una señora de unos cuarenta años, calculó él.

—Necesito hacerle unas preguntas sobre su sector, ya habrá visto el crimen cometido anoche.

—Uh, claro que sí, lo encuentro terrible, últimamente ha estado tan peligroso por acá— dijo cruzándose de brazos con legítima preocupación —¿podría decirme más sobre eso?— la señora asintió —claro, hay un vecino de acá que llegó hace unos meses, como seis, es muy raro, lo he visto tener peleas y no me agrada para nada, desde que llegó no salgo muy de noche porque o está tomando o drogándose, nooo, yo creo que incluso él podría haberlo hecho.

Louis sabía que no podía sacar conclusiones apresuradas, pero nadie más había mencionado una persona en específico, dedujo que nadie más lo había visto porque la señora era quién vivía más cerca de él. —¿sabe su nombre o dónde vive?— la señora apuntó unas cuatro casas al lado —ahí, y si no me cree debería preguntar por estas casas, algunas vecinas también lo han visto.— Louis asintió —disculpe y ¿cuál es su nombre? por si necesito volver.

—¿El mío? Ruth.— Louis guardó su libreta y pluma —muchas gracias Ruth, que tenga buena tarde.— Se despidió y se dirigió a la siguiente casa donde obtuvo un comentario similar. Así se repitió con las cuatro casas faltantes en su línea. Llegó a la vivienda del tan nombrado vecino problemático, pero del cuál nadie sabía siquiera su nombre. Nadie abrió.