Se habían enterado en la cena que su nueva cuñada estaba embarazada, así que su hermano mayor ahora tendría dos hijos, se alegró por ellos, pero en cuanto terminaron tomó de la mano a su nuevo amigo Patricio para ir a Atenas a una fiesta con sus amigas, por supuesto el gorila iba con ellos.
—¿Estás enojada con él? —preguntó Patricio.
—¿Con quién? —cuestionó Mía.
—Con guardaespaldas sexy. —aclaró.
—No, solo es un idiota. —declaró mirando a través de la ventana a Hugh que estaba recargado en el barandal de la cubierta del Yate mientras ella y Pato estaban dentro.
—Entiendo, que si estás enojada con él. ¿Te gusta? —inquirió con tono conspiratorio.
—¡No! ¡Claro que no! —exclamó sé inmediato—Está guapo y tiene buen cuerpo, pero es demasiado viejo para mí.
—Pero si es un bombón, tiene pinta de esos chicos malos neoyorquinos, que darían su vida para protegerte. —comentó sonriendo.
—Y no te equivocas en eso, pero definitivamente no es mi estilo. —declaró.
—Lástima es muy sexy.
—Pues adelante, es todo tuyo. —dijo sonriendo Mía.
—Él no es Gay, no tiene ni un solo pelo con alguna duda de serlo, tal vez, le guste el sexo anal, pero con mujeres definitivamente, incluso lo veo demasiado macho, protector, ¡Dios eso lo vuelve ardiente! Pero definitivamente no es gay. —terminó de decir mientras Mía explotaba en carcajadas al escucharlo.
La griega sabía que tenía razón, esa aura de hombre macho y protector había sido la razón por la que lo llamaba gorila, sin duda su nuevo amigo tenía razón era demasiado ardiente, tan ardiente que lo había invitado a su cama, pero el muy imbécil la había rechazado, ¿Cómo se había atrevido a hacer eso? Aún se preguntaba, sin duda jamás le daría una oportunidad, juró para sí misma.
—Puedes tomarte la noche libre. —le dijo bajando del yate— Elías estará con nosotros.
—Lo siento, pero yo tengo otras órdenes. —contradijo Hugh detrás de ellos.
—Genial. —dijo con ironía.
—Deja de pelear con el pobre hombre que solo hace su trabajo. —le recomendó Patricio.
—Pelear es divertido. —dijo con una sonrisa traviesa, Pato solo negó sonriendo.
Elías de nuevo esperaba por ella en la camioneta, Mía y Patricio subieron a la parte trasera de la camioneta después de que la griega le dijera a donde debía llevarlos, Hugh subió al lado del copiloto.
—Podrías no estar detrás de mí todo el tiempo. —le pidió Mía cuando entraron al bar, Hugh no respondió.
Se mantuvo a unos tres metros de distancia de Mía y de sus amigos, sabía que sería una noche larga y ese día le dolía especialmente la espalda, así que caminó a la barra y se sentó en uno de los bancos, pidió un trago solo para aparentar, sin dejar de vigilar a la griega.
—¡Madre mía tu guardaespaldas! –exclamó Artemisa una de sus amigas que acababa de conocer a Hugh.
—¿Se te hace? —cuestionó mirando hacia dónde se encontraba sentando de él.
—Claro que sí ¿Es que acaso esta ciega? —preguntó con una sonrisa pícara.
—Lo he visto en bóxer. —respondió sonriendo.
—¡¿De verdad?! —Mía asintió sin dejar de ver al gorila tal vez era porque había bebido mucha champaña.
—Está todo rayado. —le contó.