El Final

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—Yo siempre cumplo mis promesas. —respondió con una de sus deslumbrantes sonrisas.

—¿Cómo te enteraste? —cuestionó confundido.

—Tu mamá me dijo, no deberíamos hablar. —respondió haciendo una seña al frente donde empezaba un grupo de niñas a bailar.

Hugh miró a su padre quien le sonrió y le regaló un guiño, no tenía ni idea como había conseguido comunicarse con la griega, que se miraba espectacular, aunque él siempre estaba al pendiente de su carrera, leía cada noticia que salía sobre la bailarina Kalonimos, era su fan, aunque no la había visto bailar profesionalmente, pero estaba seguro de que debía ser espectacular.

—Es el turno de Arizona. —anunció Brooke— Es la bailarina principal. —dijo con mucho orgullo, la griega le sonrió antes de mirar al frente y ver aparecer a la pequeña rubia con el resto de sus compañeras.

Observó con detenimiento cada uno de sus movimientos, antes de mirar a su lado derecho y mirar a Hugh completamente concentrado en su hija con una gran sonrisa en el rostro.

—Es muy buena. —comentó Mía.

—Es maravillosa. —declaró el gorila sintiendo.

—Lo es. —aceptó la griega.

Dio un último giro y se detuvo en el piso en el preciso momento que la última nota de la pieza musical sonó, todos se pusieron de pie para aplaudir a las pequeñas, el rostro de Arizona se iluminó cuando miró quien estaba junto a sus padres, saludó con la mano en su dirección y Mía hizo lo mismo, vieron el último acto antes de que la directora de la escuela de danza agradeciera la asistencia.

—Muchas gracias por venir, Arizona no había dejado de hablar de ti viniendo a verla. —dijo Becka sonriendo.

—Gracias por invitarme. —comentó la griega respondiendo la sonrisa notando su vientre.

—Él es mi esposo, cariño ella es la bailarina de la que tanto habla Arizona. —le informo.

—Mucho gusto, por fin te conozco. —dijo el hombre extendiendo su mano en dirección a la griega— Soy Alejandro.

—Mía, el gusto es mío. —se presentó.

—¡Mía viniste! ¡¿Me viste bailar?! —preguntó Arizona emocionada corriendo hasta donde ellos estaban.

—No iba a perdérmelo por nada del mundo. —declaró abrazándola— Estuviste impresionante, ese giro al final estuvo maravilloso. —la alagó.

—Gracias, estaba nerviosa de que no me saliera, pero lo hice muy bien.

—Fue simplemente perfecto. —declaró Mía, ganándose un nuevo abrazo de la rubia— Creo que tus papás quieren felicitarte también.

—No sabemos tanto como Mía, pero fue maravilloso. —dijo su abuela.

—Lo hiciste muy bien. —le dijo Hugh tomándola en brazos para besarla y abrazarlo.

—¿te gusto papi? —preguntó tomando el rostro del gorila con ambas manos.

—Me encanto, no puedo esperar a verte de nuevo bailar. —dijo antes de besarla.

—Gracias. —dijo mientras la dejaba en el piso para que su mamá la felicitara— Mía, voy a tener un hermanito, mi mami y Alejandro tendrán un bebé. —le contó.

—Me doy cuenta, muchas felicidades. —dijo Mía.

—Mía, mis amigas quieren conocerte. —declaró señalando a todo su grupo de bailarinas detrás de ellas.

MÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora