—Quiero a Hugh, como guardaespaldas. —le pidió a Sol.
—Cariño, no debes ser egoísta tu papá acaba de explicarte que solo va estar en la empresa dos días de la semana, además aun no le ha dicho nada —le dijo su mamá.
—Está bien. —aceptó recostándose de nuevo en el piso, su mamá tenía razón, no podía ser tan egoísta, además podría tener otro guardaespaldas.
—Bueno mi amor, te dejamos para que sigas practicando, nosotros nos vamos a la cama. —habló Sol con tono de despedida.
—Está bien, que descansen, los quiero. —dijo Mía.
—Nosotros también te queremos princesa. —escuchó a su papá.
—Adiós. —se despidió escuchando a sus padres hacer lo mismo.
Puso de nuevo la música y volvió a ponerse de pie para practicar un rato más, cuando terminó ya era de noche, fue a la cocina a tomar un poco de agua, antes de ir al baño y tomar una ducha relajante, se puso el pijama, decidió cenar cereal, iba aprovechar que tenía sueño, para dormirse temprano, así que en cuanto terminó de cenar, se lavo los dientes y se metió a la cama.
Hugh entrenó un rato en su gimnasio antes de darse un baño y regresar a su trabajo como guardaespaldas, llamó al celular de Mía quien no respondió, sabía que no debía confiar en ella, pensó mientras entraba al ascensor para ir al departamento de la griega, abrió con su duplicado.
—Mía. —la llamó mirando que todo el lugar permanecía en penumbras, fue directo a la habitación, la encontró dormida en medio de la cama— Mía. —dijo sentándose a su lado.
—Gorila, estoy dormida. —murmuró más dormida que despierta extendiendo la mano hacia él, tocando su rostro— Duerme conmigo. —le pidió.
—¿Por qué estas dormida tan temprano? —cuestionó besando su mano.
—Necesito hacerlo, soy bailarina profesional. —musito antes de girar en la cama
—Bien, descansa. —dijo poniéndose de pie.
—Duerme aquí, conmigo. —le pidió sin dándole espacio.
EL gorila sonrió antes de desnudarse y meterse en la cama a su lado, la envolvió con sus brazos, Mía giró para darle un beso suave.
—Hoy no tendremos sexo, necesito dormir. —musito sin abrir los ojos.
—Tranquila, descansa. —beso su frente antes de que ella se acomodada en su hombro y enredara sus piernas con las suyas.
La observó dormir por un buen rato, hasta que el sueño lo venció, si eso era solo sexo, definitivamente ninguno de los dos lo estaban haciendo viendo, pensó antes de caer dormido. Mía fue la primera en despertar, se dio cuenta que eran las siete de la mañana, salió de los brazos del gorila para ir al baño, mala idea tomar demasiada leche en la noche, cuando terminó, se lavo los dientes y tomó una ducha, se envolvió en una toalla, para regresar a la cama con Hugh. Lo miró dormir, se miraba más joven dormido, era porque estaba relajado, tomó su celular para tomarle una foto.
—Buenos días gorila. —dijo subiéndose sobre él desnuda, dejó la toalla en el piso.
—Estás mojada. —gruñó pero dibujando una sonrisa en los labios lo cual aprovecho ella para tomarle una foto.
—Y te gusta. —murmuró bajando el edredón dejando al descubierto el cuarto trabajado de su guardaespaldas y sobre todo su gran verga que estaba en pie de guerra.
—Si, pero no así. —habló dejándose hacer sin imaginar que estaba tomándole fotografías— ¿Qué no se supone que debes dormir? —cuestionó al sentir la lengua de la griega en su abdomen.