Lucia tan hermosa en la cafetería, su rostro magullado bañado por la luz del atardecer era perfecto, demostraba su valentía, sus ganas de vivir su valor.
A pesar de lucir tan devastada en el exterior irradiaba gallardía, su espíritu tan brillante como el sol.
Podías verla morir y renacer con cada respiración, cada renacimiento más brillante que el anterior, como un ave fénix, se fortalecía con cada golpe, con cada adversidad y eso me ponía duro, llenaba mi pecho de sentimientos no bienvenidos, me llenaba de deseos de asesinarla para eliminar mis deseos.
Y lo peor de todo, es que ella no lo sabia, no notaba lo poderosa que era, no tomaba en cuenta su fuerza, no advertía su poder sobre y eso la hacía la mujer más peligrosa que había conocido, mi simple interés la había convertido en la mujer más poderosa de toda Europa pero también en la más buscada por ser mi debilidad.
Sus intenciones eran obvias, veía tan absorta la ventana, su mirada en los policías cruzando la calle.
Note su cuerpo tenso, la taza humeante en su mano preparada para correr, su cuerpo preparado para huir.
Para alejarse, iba a abandonarme
-ni si quiera lo pienses- dije en voz baja- te encontraré en cualquier lugar del mundo y asesinare a cualquiera que se me cruze en el camino sea tu familia o no.
Dio un pequeño saltito en su silla, sorprendida por mi voz y mi presencia, la taza de chocolate en mi mano olvidada.
Me senté a su lado, rodeo su nuca con mi mano y la acerque hacia mi, posando mis labios en su frente, en un gesto protector y que proclamaba que era mia.
-no llegarías lejos, tengo controlada a la Policía
-solo debo llegar a la embajada de mi país, ellos me llevarían a mi país- respondió la listilla
-y te volvería a cazar, te cazaria una y otra vez hasta que entiendas que no puedo escapar
-siempre fui de lento aprendizaje, me cuesta entender las cosas.
-hablas al menos 3 idiomas, no eres ninguna persona de "lento aprendizaje"- dije entre comillas- pero eres obstinada, no te rindes
-y quiero matarte- dijo sin remordimientos.
Su declaración a pesar de herirme me produjo mucha gracia, una suave risotada escapó.
Nos quedamos en silencio, bebiendo de nuestras tazas, ella también bebía chocolate, un gesto de disgusto en su bonito rostro.
Eso me intrigó, probe mi bebida y estaba bien, dulce, aromático.
-porque arrugas la nariz- pregunté
-esto no es chocolate
-debo discernir contigo, sabe bien
-vengo del país con el mejor cacao del mundo y te puedo asegurar que esto no es chocolate, en mi país tenemos tabletas de cacao dulce, cacao concentrado con azúcar que se derrite en agua y leche caliente y se deja hervir, el sabor es mil veces mejor, esto es cocoa no es chocolate.
Eso me intrigó, su país era pequeño, conocido por sus islas y playas.
-que me darías si consiguiera este"chocolate"- pregunte entre comillas, sin esperar repuesta de su parte. Llevando la tasa a mis labios.
-te la mamaria dijo tomando otro sorbo de su taza. Su naricita arrugandose con disgusto.
Casi me atoro con su respuesta, el chocolate fue por el camino equivocado provocando que me atore, comenzé a toser, por la quemazón, intentando tomar aire.
Ella solo se burlo de mi reacción, la muy descarada. Su ojos reflejaban su gusto por hacerme daño, así sea mínimo.
Continuamos bebiendo, mirando a la gente pasar, en completo silenció, nuestros pensamientos seguros en nuestras cabezas.
-sabes lo bizarro de esto dijo, mirando fijamente a los policías que estaban entrando en la cafetería.
Mi cuerpo se puso tenso por su presencia, prefería no llamar la atención cuando no era necesario, pasar desapercibido y ella era la mayor distracción posible.
-solo debo gritar, o tirarme al suelo y fingir una convulsión o algo por el estilo y ellos me ayudarían, probablemente me arrestaran pero me alejarían de ti y de toda esta mierda
-no podrías escapar, te llevarían, pero no llegarias a la estación, el único resultado posible seria dos policías muertos y mi polla dentro de tu culito prieto.
-ya me tomaste ahí, siento que deseas que lo haga para poder justificar tus violaciones
-no tengo que justificar nada, eres mía, puedo hacer con tu cuerpo lo que me plazca
Abrió la boca para responder con disgusto pero fue interrumpida por el ruido de las decenas de patrullas y ambulancias que pasaron frente a la pequeña cafetería.
-encontraron el camión, deben salvarlos de la hipotermia- dije imaginando a sus ex-esclavos en el camión a -5°C sin protección alguna.
-en verdad los liberaste dijo emocionada
-dije que lo haría y lo acabo de hacer, me acabas de costar casi un cuarto de millón con su liberación.
Su rostro descendió, se sobrecogio, sus hombros tensos se relajaron con suavidad, sus manos apretaron la taza absorbiendo su calor.
-gracias fue lo único que pronunció, su voz suave, baja casi susurrante.
Terminamos nuestras bebidas en silencio y salimos, el auto esperándonos frente la puerta.
Abrí la puerta del auto y la ayude a entrar, su pequeño cuerpo apenas ocupaba espacio dentro del enorme auto, su cuerpo herido lucia discordante con el interior lujoso.
Comencé a conducir, nuestro silencio tenso duro demasiado tiempo.
-cuando estarán listos tus lentes. Pregunte casualmente
-el oftalmólogo me dijo en tres días.
-me dijo que tenías una medida alta
-es de familia, la mayoría de la familia de mi padre los usa.
-te verás totalmente ardiente con tus lentes, como una profesora cachonda bromee.
-imbecil
-me han llamado cosas peores.
-Maksim tengo que pedirte algo, dijo cruzando sus dedos, claramente nerviosa
-claro, питомец(1), cualquier cosa excepto que te libere o te deje contactar con tu familia. respondí intrigado, no imaginé que deseaba algo aparte de que la libere.
-eso lo sé- su voz comenzó a vacilar- Maksim necesito anticonceptivos.
-no los necesitarás
-vas a comenzar a usar condón- dijo que rostro emocionado solo de pensarlo.
Nunca usaría nada entre nosotros, sería un pecado no sentirla a plenitud.
-no, ninguno de nosotros se protegerá
-no puedes estar hablando enserio, puedo quedar embarazada, me niego a quedar embarazada- dijo enojada, odio destilando de cada una de sus palabras- no pienso quedar embarazada de un monstruo como tu, estás demente- dijo casi al borde de la desesperación
Mi migraña estaba comenzando a surgir, la muy perra nunca me dejaría en paz, aunque sus palabras me llenaban de algo, de un ansia jamás experimentada con anterioridad.
Me vino una imagen a la cabeza, su vientre hinchado con mi hijo, sus tetas sensibles, su rostro de felicidad cuando la follara y la llevará al clímax.
Y ella pensaba negarme eso, se negaba a obedecer mis deseos.
Apreté el volante con tanta fuerza que mis nudillos se tornaron blancos, la migraña comenzando a latir detrás de mis ojos.
-tu harás lo que yo te ordene, si deseo dejarte embarazada y luego vender al bebé, no podrías hacer nada
-eres un maldito imbecil dijo golpeando mi costado con sus pequeños puños, apenas sentía sus golpes. Ya nos encontrábamos cerca de mi propiedad, así que la restringi con un brazo, empujándola contra el asiento, su propio dolor ayudándome con mi propósito. Lo más probable es que ya se le estaba pasando el efecto de los analgésicos.
Apenas estacione el auto ella salió corriendo. Mis hombres miraban aturdidos la escena, con un ademán ordene que se quedarán en sus puestos.
Apreté el puente de mi nariz con los dedos, frustrado y procedi a tomar con rapidez mi medicina. Apenas hizo efecto la seguí.
Para ser tan pequeña se movía con rapidez, afortunadamente el en patio tenía más de 2 kilómetros de extensión lo que dentro de la ciudad era algo extraordinario, pero el dinero y la intimidación era excusa suficiente.
Su pequeña figura destacaba en la nieve, su falda larga ordeaba por la brisa gélida y el hielo.
Era como una visión. Su cabello negro estaba cubriéndose de copos de nieve, podía ver el vaho salir de su boca por el esfuerzo.
-para, solo te estás hiriendo a ti misma
No respondió, no espere que lo hiciera, su rostro lleno de terror cuando giro la cabeza para ver dónde estaba.
La estaba acechando y la casaría pronto. Siempre disfrute una buena persecución, y amaba el final, y no había otro que no terminará con mi polla clavada en el fondo de su cuerpo, boca, culo o coño, no podía decidirme. Todos eran tan tentadores.
Acelere el paso, y la atrapé, rodee mis brazos alrededor de sus brazos y su cintura aprisionandola contra mi cuerpo y la lleve a la casa.
Los improperios y gritos contra mi, llenaron el espacio, si tuviera vecinos cercanos probablemente ya estuvieran llamando a la policía.
Una vez entramos la arroje contra el suelo, subiendo en su espalda, sus brazos contra su espalda, en controlando su cuerpo con el mío.
-en verdad no entiendes, que parte de no huyas, no te queda clara
-maldito animal, hijo de las mil putas, bestia inmunda- dijo en español- me divertía mucho sus palabras, no la entendía a la perfección pero me encontraba aprendiendo español, los carteles eran indispensables en un nuestro negocio y era conveniente entender lo que decían cuando creían que no los entendías.
Eso me salvó la vida varias veces, dejando una senda de cuerpo a mis espaldas.
Su pequeño cuerpo era insignificante en comparación con el mío, con la mano libre comencé a levantar su falda arrastrándola lentamente por sus piernas, hasta su culo
-me estás jodiendo, todo el tiempo estuviste desnuda dije viendo que no traía nada, su culo desnudo bajo mi palma, así que le di una suave bofetada
-maldito hijo de puta, grito su cuerpo intentando escapar de mi agarre.
Libere mi cinturón y ate sus manos con el, dejando mis manos libres para hacer lo que quisiera con ella.
Me importaba un comino que estuviéramos en la entrada, cualquiera podía vernos, cualquiera podía interrumpir, aunque mis hombres y el personal de servicio conocía que les pasaría si se atrevían a interrumpir me.
Levante sus caderas, necesitaba probarla, necesitaba su sabor en mi lengua como necesitaba el aire. Su sola sugerencia de cuidarse, de negarse a embarazarse me erizo los nervios.
Lagrimas bajaban por su rostro, y centre mi vista en mi premio ignorando sus gemidos.
Su coño estaba rojo, irritado y recordé su desgarro, no debéria importarme, Dios sabe que antes no me importó, pero no follaria su coño herido, culo era el premio gordo, la última vez que la folle se corrió como un petardo y me apretó tan fuerte que casi arranca mis bolas, quería eso nuevamente, quería sentirla estirarse a mi alrededor.
Me arrodille frente a ella y la ataque, como un perro hambriento.
No fui suave ni considerado, ataque su clitoris, hundí mi lengua en su coño magullado, su sabor era perfecto, limpio, ligeramente picante, suave.
Su miel mezclada con mi saliva cubrió mi barbilla, sus sollozos aumentando, rogándome que la deje en paz.
-Maksim, no por favor....así no..... porfavor..... porfavor.... prefiero el dolor....Maksim-sus palabras entrecortadas, rogándome que le niegue cualquier tipo de placer, cualquier gozo.
Sus ruegos y mi pesada respiración eran los únicos sonidos en la enorme entrada.
Pero era imposible dejar de comerla, penetre su coño con mi lengua, acaricie su clitoris hinchado con mis dedos. Los músculos de su vagina comenzaron a ondular alrededor de mi lengua, su orgasmo cerca, tan cerca. En ese momento decidí atacar su culo. Lleve mis dedos húmedos con sus jugos a su culo, con suavidad acaricie el anillo de músculos, su posición era perfecta para mis propósitos.
Mi dedo índice comenzó a penetrarla, su cuerpo tenso por mi toque, sentí como apretó su culo, intentando inútilmente frenar mi avance.
Saque mi lengua de su coño y escupí en su culo, mi saliva ayudando a penetrarla con mayor facilidad.
-te odio....animal...te odio, te odio, no otra vez, porfavor no repetía una y otra vez como un mantra, era inevitable y ella lo sabia.
Añadir un segundo dedo, estirando su entrada apretada. Un tercer dedo, y la folle con ellos, mis dedos libres girando su clitoris.
Sus jadeos y ruegos eran fuertes, los ignore. Cuando considere que estaba preparada saque mis dedos, escupí en mi palma y cubrí mi polla con mi saliva y apunte mi polla a su culo.
La mantuve quieta, frenando sus esfuerzos por liberarse.
Se agito cuando mi glande entro en contacto con su culo, sus gritos aumentaron, sus súplicas también, rogandome que la dejara en paz.
Empuje con suavidad pero con firmeza, penetrándola lentamente, saboreando cada milímetro ganado en su interior, la cabeza exquisitamente sensible se deleitaba con su interior apretado, los musculos firmes obligados a separarse.
Apretó sus músculos buscando frenar mi avance, solo empuje más fuerte. Fue un largo camino, sudor cubrió mi frente y mi pecho por resistir el impulso de embestir la, de golpearla con fuerza, de dejar de ser cuidadoso y follarla como un animal.Por fin, mi pelvis tocó sus nalgas, mis bolas cómodas con el calor que emanaba de su coño, su humedad bañandolos en su calor.
Me incline, mi pecho tocó su espalda sus temblores arrasaban mi pecho, hacian tambalear mi determinacion de joderla.Mi mente luchaba con mi cuerpo, mi cuerpo me pedia que la jodiera, mi mente me pedia que parara. Mi cuarpo gano, la necesidad que sentia de ella era mas fuerte, mas poderosa, y la monte como un perro.
Sus lágrimas no paraban, apenas gritaba, paro de maldecirme, temblaba tan fuerte que parecia convulsionar.
Medi mis embestidas, evitando herirla, mis dedos atacaron su clitoris, ordeñandolo con mis dedos, buscando su orgasmo.
La folle por largo tiempo, mi polla rogándome la liberación. Pero no lo haría hasta que ella se corriera, mi honor (el poco que me quedaba), no lo permitiría.
-correte maldita sea gruñi en su oído.
-no puedo, porfavor duele demasiado, no puedo rogaba debajo de mi.
Dos dedos penetraron su vagina, buscando su punto g, presione mi palma conté su clitoris, buscando la fricción necesaria para que se venga.
Estuve varios minutos así, esforzándome por hacerla llegar.
Yo estaba a punto, mi semilla goteaba de mi polla, hasta que no aguante, me corrí con un gruñido, mi orgamos tan fuerte que vi luces, pero tambien frustrado por no hacerlo llegar.1. Mascota
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RENACER (RUSO PARTE 2)
General FictionHerida mas alla de la recuperacion, rota, un pequeña semilla brotara y renacera. Como un ave Fenix, renacera de sus cenizas.