Capítulo 13

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La señora me tocó, su mano calida acarició mi mejilla. Me estremecí por su toque y aparte su mano con un golpe.
Seguía hablando, no entendía una mierda lo que decía.
Un nuevo calambre me atravesó, más sangre resbalando por mis piernas.
-mierda- dije en español por el dolor. Mi reacción hizo "despertar" a la mujer. Sus ojos alarmados, me miraban, bajando hasta mis pies descalzos cubiertos por sangre
-necesito ayuda, porfavor rogué se nuevo en inglés, suplicando al cielo que me entendiera.
-que te paso respondió en inglés. Lágrimas de alivio cayeron, uniéndose a las de dolor.
-necesito recostarme, duele mucho-dije apretando mi vientre
-que te paso- respondió alarmada
-tuve un... mierda -otra oleada de dolor
Los ojos de la señora se abrieron alarmados, su rostro revelando que entendía que me estaba pasando
-mi niña, dijo tomándome del brazo y me ayudó a caminar.
Solo que no fuimos por las escaleras. Me llevo hasta el final del pasillo, mostrándome lo enorme de la casa. Subimos otras escaleras más cortas y entramos a lo que suponía era su habitación.
Decorada de tonos pasteles de lila. Una pequeña salita de estar nos recibió, dando paso a la enorme habitación con ventanas enormes.
No pude enfocar más ya que el dolor me superaba.
Me llevo a su cama y me cubrió con la mantas. Minutos después me ofreció una píldora
-ayudara con el dolor- aclaró, y me dio un vaso de agua.
Bebí agradecida, cubriendo mi cuerpo. Minutos después la pastilla hizo efecto y a pesar del dolor cai en un sueño profundo.
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Maksim
La cena se sentía como aserrín en mi estómago, mi cuerpo negándose a aceptar la comida.
Todos se movían con pies ligeros y en silencio a mi alrededor luego de presenciar mi arrebato en el despacho.
Tomando mi copa de vino, me dirigí a la cocina
Mis empleadas limpiando todo.
-preparen un plato- exigí.
Se apresuraron a colocar la ensalada, el asado y un vaso de agua en una bandeja.
Antes de que alguna se acercara a la bandeja, la tomé en mis manos y me dirigí a mi habitación.
Casi perdí la poca cordura cuando no la encontré. Baje hasta la planta baja y note el sendero que dejó su sangre.
Casi podías contar una historia, no por la cantidad de la misma. Sino por lo que representaba. El dolor de la pérdida, la agonía y angustia.
Seguí su sangre, hasta el ala de la casa que pertenecía a mi madre.
Su suave aroma me recibió, y se veía... cuerda. Mas de lo que alguna vez la había visto en los últimos años.
Se encontraba sentada en el filo de la cama, una mano acariciando el cabello de mi mascota la otra en un libro. El cuarto tenuemente iluminado por una lámpara.
-Mac, cariño que haces aquí? Es tarde deberías estar durmiendo- dijo en ruso
-madre, donde la encontraste- respondí ignorando su pregunta. Acercándome, observando a las dos mujeres de mi vida.
-que le hicieron, la encontré sangrando. Creo que perdió un bebé, sus ojos la delataron.
Ella se puso de pie y se acercó a mí. Tan distinta de mi mascota, mi madre era alta para ser mujer 180 CM y 62 kilos, pero a pesar de su tamaño era diminuta, frente a mis 208 cm y 120 kilos de peso  apenas llegaba a mi hombro. A pesar de nuestra diferencia de tamaño la mirada que me dirigía era aterradora.
-necesitamos hablar, dijo tomando mi brazo saliendo de la habitación. Tomamos asiento en su sala de estar.
-no me había sentido tan lúcida en años -fue lo primero que dijo con una sonrisa.
-podemos hablar después dije poniéndome de pie
-sientate Maksim- me reprendió con dureza. Haciendo que me sintiera como una niño pequeño otra vez. De pequeño no me dolían los puños de mi padre tanto como ver la mirada de desaprobación de mi madre. Me sentía de esa forma ahora. Tome asiento nuevamente
-la niña que está ahí quién es
-nadie importante dije evadiendo su pregunta
-Maksimiliam dime quién es exigió, su voz sin duda.
-no es nadie, solo alguien que estamos preparando para vender.
Tristeza cubrió el rostro de mi madre, sus manos apretaron el vestido sobre sus delgados muslos.
-siempre me aterrorizó tu padre, nunca hice nada bien a sus ojos. Los maltratos, las humillaciones, todo era un bucle infinito que se repetía y repetía.
-mama -quise interrumpir, ella no me prestó atención.
-aspiraba que te convirtieras en un hombre mejor. O que al menos nunca hirieras a la mujer de la que alguna vez te enamoraras. Que la apreciarás
-madre no te equivoques
-tengo ojos Maksim, vi la forma en la que la mirabas. Nuestro mundo no es bonito, yo misma tuve que ver morir a mi padre a manos del tuyo. Vi a mi prometido colgado de un puente porque tú padre se obsesionó conmigo. Se que nunca serías un buen hombre, nuestro mundo no lo permitiría. Puedo ver pesar en tus ojos hijo mío, se que te pesa lo que le estás haciendo
-madre dije en con un suspiro lastimero cubriendo mi rostro con mis manos, dejando que las lágrimas escapen de mis ojos frente a la única mujer que alguna vez me ha importado, hasta que apareció mi mascota. Madre no me interrumpió, ni me consoló, dejo que llorara. Me permitió desahogarme.
-te pareces tanto a tu padre, y no solo físicamente-dijo abrazándome, parada a mi lado
-se fuerte hijo, se fuerte con todos, excepto con ella
Respirando a través de mis lágrimas, me fui clamando lentamente
-que puedo hacer- dije roto, mi mente buscando las similitudes con mi padre.
-debes hacer lo que tú padre nunca hizo, debes dejarla libre
Mi mente se llenó de imagines sin ella, mi vida una cacofonia de dolor, sin color, pura agonía sin ella.
Me aleje de ella, renunciando al calor y confort de sus brazos, que no había sentido en los últimos años desde que su mente se fue.
-no la amas hijo, estás obsesionado con ella, es muy diferente, la miras como tu padre me miraba. El amor es muy diferente a lo que estoy segura estás sintiendo. Durante años te vi, sin decir nada. Mi mente fue prisionera de mi cuerpo. No pude aconsejarte, corregirte, demasiado perdida por la angustia, solo veía como alguien ve una película. Pero verla me despertó. Verla tan rota, tan desolada, me saco de mi tumba, porque me recordó cuando era joven. Maksim-dijo tomando mi rostro en sus manos, con un suspiro, nuestros ojos prisioneros del otro, el color tan similar a los míos propios que se sentía como verse en un espejo- siempre odiaste a tu padre por lo que me hizo, siempre lo aborreciste por el monstruo que era. Pero estas haciendo lo mismo con ella, estás construyendo tu camino al odio. Estás repitiendo los mismos errores de tu padre. Si lo haces te ganarás su odio por siempre. Aunque tú padre murió, lo sigo odiando con todo mi ser por todo lo que me causo, por todo el dolor que me causo sin importarle nada. Un héroe sacrifica a su amada por el mundo, un villano sacrifica el mundo por su amor, pero primero debe existir amor. Porque si no lo hay, si ella no te ama solo serás un monstruo, el monstruo que trae a la realidad sus pesadillas. Los horrores de los que quiere escapar. Siempre serás tú. La persona de la que siempre querrá escapar serás tú.
Me dolía escucharla, porque sabia con todo mi ser que era verdad, lo que me decía era la realidad de todo, como sería nuestro presente, nuestro futuro. Sus palabras me las daba a través de la experiencia, de la vida traumática que vivió a manos de mi padre. Una vida a la cual yo estaba sentenciando a mi mascota.
Madre me abrazó, la abrace de vuelta. Me sentía como un niño roto. Como cuando nos consolabamos mutuamente luego de una paliza de mi padre. Los dos rotos, los dos sangrando, pero juntos, apoyandonos siempre. Yo soy la prueba viviente de las violaciones de mi padre. No tuve más hermanos porque mi nacimiento fue tan traumático que los médicos recomendaron que no volviera a embarazarse, por el peligro que corrió. Por única vez mi padre la apoyó, y fue ligada. A pesar de todo mamá nunca me odio. Siempre me amo y me ama.
Luego de llorar juntos por lo que se sintieron horas, pudimos volver a hablar.
-que puedo hacer
-debes dejarla ir, dejarla libre, dejar que ella decida. Pero lo más probable es que jamás quiera volver a verte. Por eso de que no lo harás.
-prefiero que me disparen. Respondí tajante.
-te odiara
-lo se dije con pesar.
Pero soy un hombre muy inteligente, encontraría la manera de que me ame, que no desee irse de mi lado. Utilizaría cualquier artimaña para lograrlo.
-tardara en despertar, el analgésico que le di es fuerte, ve  a dormir, yo la cuidare
-no me quiero separar de ella, dormiré con ella, ve a dormir a mi cuarto
-estas seguro, la última vez que la revise sus piernas estan cubiertas de sangre, debes conseguir las compresas para que no se sienta incómoda.
-podrias encargarte de esto porfavor, no quiero separarme de su lado. Respondí acercándome su lado.
Comencé a quitarme la ropa y madre me detuvo
-se asustara si se despierta y te encuentra desnudo, así ella esté vestida.
Obecediendo me metí con ella bajo los cobertores, su cuerpo se sentía cálido. Evite comprobar el estado entre sus piernas. Me enojaría aún más conmigo mismo si lo hiciera.
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Diana
Otra vez dolía, pero ya no era insoportable. Me sentía incómoda, mis piernas tirantes por algo seco entre ellas me picaban. El cuarto de encontraba tenuemente iluminado, podía ver sombras, busque mis lentes y me los coloque.
Me encontraba sola en la enorme cama, con la ropa que elegí ayer.
Busque en la habitación por algo conocido, temí encontrar a Maksim observándome, anhele encontrar a la amable señora que me ayudó ayer. Intente levantarme, un fuerte dolor en mi vientre me impidió hacerlo.
-tranquila dijo Maksim entrando en la habitación encendiendo la luz. Me estremecí solo con su presencia
-toma son analgésicos dijo acercándose, con un vaso de agua que no había notado.
-no gracias- respondí
-es para que calme tu dolor
-se para que funciona un puto calmante Maksim dije enojada
-tranquilos no discutan-dijo la señora que me ayudó ayer entrando en la habitación- toma el analgésico te ayudará a recuperarte
-no quiero, solo quiero irme dije sonando débil, lágrimas amenazando con caer.
-no llores, porfavor no llores dijo acercándose apresurada, y me abrazó.
Me rompí nuevamente por la calidez de su abrazo, por la dulzura que emitía. Llore como un bebé, mis lágrimas caían sin parar, ella solo me abrazó.
-solo quiero irme. Solo quiero irme repetía entre sollozos.
En un instante tomo mi rostro en sus manos y me miró. Sus ojos me asustaron porque lucían como los de Maksim.
-solo quiero irme, porfavor ayúdame, porfavor, me violó, me secuestró, porfavor solo déjenme ir. No le dire a nadie. Solo me voy a esfumar de sus vidas, solo quiero ir a casa. Solo quiero regresar a casa dije y la volví a abrazar. No diré nada, lo juro, lo juro, solo quiero irme porfavor. Sus brazos volvieron a rodearme apretándome contra ella.
No sé por cuánto tiempo lloré. Ella solo espero que me calmara, sin decir nada, sin realizar ningúna promesa falsa.
Una vez tranquila me ofreció comida y el calmante y me ayudó a llegar a la ducha. Retire la sangre seca de mis muslos. Cepille mi cabello y salí, de nuevo ayudo a vestirme.
-debes descansar, dejar que tú cuerpo sane
-eres su mamá verdad dije entrando bajo los cobertores.
-si
-pense que estabas muerta
-todos piensan lo mismo, pero eso no es importante, debes descansar
-claro dije, sin discutir. Al parecer la ducha fue un esfuerzo demasiado grande para mí débil cuerpo. Volví a dormir. Así transcurrieron varios días, mi cuerpo en recuperación, mi mente igual. Aunque dudaba que mi mente volvería a ver el mundo de la misma manera. En tan poco tiempo vi demasiado, me hicieron demasiadas cosas.
Fue secuestrada, violada, vi como violaban a otras mujeres, fui golpeada, presencié ejecuciones. No, definitivamente nada volvería a ser igual, absolutamente nada.

RENACER (RUSO PARTE 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora