Capítulo 5

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Hielo recorría mis venas, congelando hasta el último milímetro de mi cuerpo.
Todo sucedió demasiado rápido, dolor naciendo en mi rostro, la mujer que me golpeó fue golpeada salvajemente por sasha, el arma disparándose y la culpable fui yo.
El arma de Maksim estaba tan cerca, era una opción demasiado fácil para escapar, para ser libre, una pequeña bala daría fin a mi sufrimiento.
Pero la tan anhelada bala no termino en mi cabeza, termino en el cuerpo menudo de la pobre mujer masacrada, sangre llenando sus pulmones, ahogándose con el líquido vital.
El aire ingresando a mis pulmones no era suficiente, el dolor olvidado, el yeso pesado en mi mano apenas me producía alguna molestia.
Maksim me tomo en sus brazos, ignorando mis protestas, llevándome y nos recostó frente a la chimenea encendida. El calor proveniente de la chimenea y el cuerpo de Maksim me hizo caer en cuenta de lo fuerte que estaba temblando, del frío que sentía, mi desnudez olvidada.
Como un animal rastrero me apreté contra Maksim, anhelando el calor de su cuerpo.
Ruido de ahogos lleno la habitación, vi a la pequeña mujer ser levantada y luego la puerta se cerró.
Varios minutos de tenso silencio se rompió por la profunda voz de Maksim.
-porque tan preocupada por un puta- pregunto. Enserio preguntaba eso, como podía ser tan frío, aunque con todo lo que había visto aquí no me sorprendía era un verdadero monstruo- estabas dispuesta a asesinarme, porque te importa una puta que te golpeó- insistió
-tu mereces morir dije en voz baja, esperando que no me escuche.
-porque ella si merece tu preocupación y yo no- dijo molesto. Tiro mi cabello, obligándome a mirarlo. Apenas podía ver por la hinchazón en mi ojo.
-porque tú eres el diablo, tú mereces morir- respondí sin dudar. Era verdad él era el mal encarnado, merecía morir de maneras atroces, dolorosas.
Merecía recibir así sea una pequeña fracción del dolor que me había causado.
-el diablo, nunca me habían llamado así- respondió con burla en su voz- quien puede asesinar al diablo- pregunto, liberando mi cabello, permitiéndome ocultarme de sus ojos.
Me acomode contra su cuerpo, calentando mi piel.
-va a morir- pregunté contra su pecho
-recibira atención médica, depende de su diagnóstico si se recupera o no.
-no quise hacerlo, yo no quería- dije llorando en su pecho, apretando su camisa. Temblores recorriendo mi cuerpo.
-lo se, querías disparar a Sasha dijo sin emoción -mierda pasa, no todo sale como lo planeamos. Cómo podía ser tan frío, tan desinteresado por el bienestar de una persona.
Era un monstruo, no tenía una pizca de empatía, ninguna emoción en su frío corazón.
Sentía con facilidad como la adrenalina disminuía porque comencé a sentir el dolor y créanme no había ninguna parte que no doliera.
Cuando desperté al menos no me dolía el rostro, ahora sentía como si un camión me hubiese atropellado, todo mi cuerpo estaba magullado, lleno de heridas y moretones.
-la chica que estaba cuando desperté que le va a pasar
-esta recibiendo atención- dijo sin dudar.
Nos quedamos recostados ahí, no sé cuánto tiempo pasó, pero me sentía demasiado calida para moverme, además que el dolor era un gran motivo para no hacerlo.
Mis ojos se sintieron pesados, mi cerebro confundió el abrazo de Maksim con seguridad y dormí, agotaba de lo que había pasado. Apenas sentí el cálido beso que Maksim posó en mi cabeza, pero si escuché sus palabras
-como te metiste tan profundo en tan poco tiempo.
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En sueños rememore todo, las violaciones de Maksim, el dolor al ser golpeada, la violencia al golpear a la pobre muchacha, el disparo, sus palabras.
Me sentía restringida, palabras que no entendía a mi alrededor. Abrí los ojos y vi a Maksim, su rostro preocupado frente a mi, mi cuerpo cubierto de sudor, sus manos restringiendo mi cuerpo.
-que mierda te pasa, comenzaste a gritar dijo antes de apretarme contra su pecho, mis lágrimas mezcladas con sangre manchando su camisa blanca. Mi cuerpo grito por el dolor, mis gemidos eran una mezcla de mi dolor físico y emocional. Haciendo que me sintiera como lo más bajo del mundo, como basura.
-mierda deja de gritar reprendió, acostando me en el suave colchón?
En algún momento me había llevado de esa maldita habitación en la que casi me convierto en una asesina a donde desperté.
Me dejó llorar, sus brazos rodeando mi cuerpo magullado, no dijo nada más.
-necesito usar el baño- solicite luego de lo que se sintieron como horas de llorar. Mi garganta se sentía como lija, mi estómago apretado por el hambre y mi vejiga llena me incomodaban.
-sabes dónde está dijo alejándose de mi.
Hice mis necesidades, incómoda, mi cuerpo dolía pero era un dolor sordo, casi imperceptible.
Salí y ahí estaba Maksim, con una camisa azul pálido y pantalones negros, las mangas dobladas dejaban a la vista sus antebrazos musculosos llenos de tatuajes.
-tienes una cita con el oftalmólogo, necesitas un nuevo par de anteojos, debes ducharte, te quedarás en la consulta mientras resuelvo unos asuntos en el centro.
Eso me sorprendió y alegro, me fastidiaba no ver bien, podría parecer algo trivial pero realmente extrañaba mi visión, extrañaba mis anteojos.
-gracias- fue lo único que se me ocurría decir.
-primero debes cubrir el soporte de tu mano para bañarte, toma dijo acercándose.
Tomo mi mano y me coloco un  "guante" transparente que solo cubría mi dedo lesionado, dejando libre el resto
-ve, apenas estés vestida baja a comer, tu siesta duro varias horas y te perdiste el desayuno y los últimos días apenas comiste, vas a enfermar
-como voy a comer si estaba hospitalizada- dije con reproche sin pensar, sarcástica
-nadie te mando a causar un accidente del que apenas salimos vivos, en el que tú terminaste con más lesiones que yo- dijo antes de abandonar la habitación sin oportunidad de ninguna replica
Me bañé y vestí, una falda plisada larga, con un Jersey de punto y un par de botines con tacón cuadrado.
Apenas me mire al espejo, lloraría nuevamente al verme, aunque mi ojo ya no se sentía tan hinchado y podía ver a través de él, cepille mi cabello y salí de la habitación.
Alado de la puerta está un guardia enorme con cara de pocos amigos, todos los rusos eran tan altos, o yo era muy pequeña? Todos eran tan serios, tan fríos?
-por aquí señorita dijo dirigiendo el camino. Lo cual agradecí ya que me lo más probable es que me perdería en esta enorme casa.
Entramos en una habitación, y ahí estaba Maksim, podía reconocer su presencia en cualquier lugar a pesar de no distinguir su rostro, sentía su podredumbre, su hedor a muerte. El tipo que me acompaño me hizo sentar en la silla que estaba junto a Maksim en la cabeza de la mesa, apartó mi silla y todo.
Frente a mi estaba Sasha e Ilia, junto a mi estaban Víctor y una bonita pelirroja, bastante menuda.
-tardaste en bajar dijo Sasha
-no es fácil moverse con las costillas lesionadas y un desgarro vaginal replique
La pequeña pelirroja a mi lado lucia perpleja por mi declaración.
-es aún más difícil cuando tienes el culo desgarrado- replicó Maksim
-y no puedes esperar para hacerlo verdad, no puedes esperar para volver a violarme
-no hablen así frente a mi esposa. Nos regaño Víctor.
Era increíble cómo podía ser tan cara dura, hace un par de días estaba violando a Valentina, ahora entendia su preferencia por las pelirrojas, y nos llamaba la atención por hablar sobre eso cuando él era un maldito violador infiel.
-eso mismo pensaba Valentina dije en español
-callate o se te privara de la comida hasta que aprendas a comportarte amonestó Maksim.
Mierda, el maldito hijo de puta, estaba famélica y debía elegir mis batallas así que me quedé callada, utilizaría el conocimiento de que la esposa de Víctor al parecer era una pequeña esposa ignorante de las actividades de su esposo.
Nos sirvieron la comida, ellos conversaron en ruso, riendo, dejándome fuera.
Yo solo me dediqué a comer, mi plato lucia miles de veces más interesante que cualquier cosa que ellos pudieran decirme. Mi estómago agradecido por el alimento. Todo estuvo delicioso, a pesar de que era la primera vez que probé algunos alimentos, era eso o el hambre que tenía hacían que todo supiera bien.
-vamos- dijo Maksim poniéndose de pie- debemos llevar a tus esclavos para liberarlos.
Eso sí llamó mi atención
-siguen vivos pregunté
-si, están listos en el camión, de prisa está helando afuera
-exageras, apenas estamos a -8 °C dijo Ilia
Estar a -8 °c era una exageración, que temperatura consideraban para que estuviese helando según sus estándares.
-lo es cuando estás desnudo en un camión sin calefacción- dijo Víctor
-vamos de prisa dije poniéndome de pie como un resorte.
Tomo mi mano y me guío hasta la puerta, toma dijo colocando un grueso abrigo sobre mis hombros.
-ya estoy abrigada dije tocando el grueso suéter.
-no estás acostumbrada al frío, vienes de un pais cálido. Acomodó el abrigo sobre mis hombros, y abrió la puerta, un auto negro estaba frente a la entrega, un camion tras este
-vamos espero que no destruyas este también dijo, lo acabo de comprar. Lo ignore
-vamos dije, abriendo acercándome al auto, apenas salí del porche supe que debía agradecer a Maksim por el abrigo. Una brisa de aire helado golpeó mi rostro, el frío calando en mis huesos.
-entra rapido- Maksim dijo a mi espalda empujando me al auto y obedecí.
Una vez dentro observé el hermoso interior, podía reconocer este auto era un Tesla. Segundos después Maksim entro y encendió la calefacción.
Comenzó a conducir en silencio, el enorme jardín dio paso a la ciudad, edificios enormes, casas antiguas, todo cubierto por un manto blanco.
-donde los vas a dejar
-frente a la torre de Kutafiya, será noticia internacional
-ellos vieron tu rostro, no sientes algún temor que te descubran.
-no, si alguno se atreve a decir algo, los volveré a cazar y esta vez no seré bueno con ellos, toda su familia sufrirá por su culpa.
-puedo hablar con ellos, pedirles que busquen a mi familia.
-les prohibi hacerlo, nadie buscará a tu familia, si lo hacen regresarán, nadie se arriesgaría. Me dejó sin palabras, porque no permitir que mi familia tuviese un cierre, que dejarán de buscarme.
-porque lo hiciste, grite enojada
-tengo otros planes para ti dijo con frialdad.
-maldito hijo de puta grite nuevamente intenté abalanzarme sobre el, ignorando mi cinturón de seguridad
-oh, no, no lo hagas- dijo, el desgraciado estaba preparado, freno y aceleró de improviso, manteniéndome en el puesto por la fuerza del cinturón. La fuerza de la acción apretando los costillas. Grité por el dolor.
-yo me quedaría quieto si quieres que los libere
Maldita sea, me quedé en mi asiento, consciente que no podía sorprenderlo.
Esa tarde paso rápido, la noche cayó con rapidez, al menos para una persona que estaba acostumbrada que la noche y el día tuviesen la misma duración.
El oftalmólogo reviso mis ojos, y me dio la prescripción para mis nuevos anteojos, escoji varios modelos,órdenes de Maksim, así como gafas. También me informo que me Maksim ordenó lentes de contacto. El guardia siempre a nuestras espaldas.
Compramos las cremas que me recetó la dermatóloga, y comimos o al menos yo comí, ya que el guardaespaldas se negó a comer a pesar que la cafetería era pequeña y no se encontraba muy abarrotada cuando llegamos.
Me encontraba casi libre, rodeada de personas que si gritaba me ayudarían. O al menos eso esperaba.
Miraba a través de la ventana, absorta en la caída de nieve, la gente pasar, la libertad, su ignorancia, preparándome para huir.
-ni si quiera lo pienses- dijo una voz cerca- te encontraré en cualquier lugar del mundo y asesinare a cualquier que se me cruze en el camino sea tu familia o no. Era Maksim su enorme figura a mi lado, con una taza en su mano.

RENACER (RUSO PARTE 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora