Capítulo 14

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Se imaginan no sentir a nada, vivir para la matanza, la destrucción y de repente sentir todo.
Como una bomba atómica cayendo en picada dentro de mi. Destruyendo todo a su paso para construir algo completamente nuevo.
Eso sucedió y es devastador.
No quiero que se confundan, era y soy un adicto al trabajo. La única diferencia era que el mío no era un trabajo normal de 9 a 5, en una oficina. El mío era un trabajo en el cual era necesario la violencia. Asesinabas o te asesinaban, no había otra opción.
Psicópata, sociopata, hedonista, oportunista, asesino, he recibido cientos de nombres de las autoridades y de las personas a mi alrededor. La más común es un genio demente.
Todo comenzó cuando mis padres notaron que todo lucia fácil para mí, inclusive de bebé. Aprendí a leer a los 2 años, mi jodida mano demasiado debil para sostener un lápiz fue la razón por la cual no escribía.
Termine la escuela a los 5, la preparatoria a los 8 en ingresé a la universidad a los 9. Poseo varias licenciaturas, maestrías y doctorados porque estudiar y aprender simplemente era sencillo para mí. Me destaque aún más en deportes, mi gran tamaño y fuerza física sumado a mí aún más grande intelecto facilitaban todo. Había logrado rodó, académicamente y deportivamente, todo antes de los 20 años.
Pero llegó un momento en que simplemente me aburrí. Nada era excitante, todo fuera de mis estudios lucia sin sentido para mí. El mundo de mi padre siempre me repugno y fascinó en partes iguales. Pero padre solo me utilizaba como estratega, pautaba el tráfico de drogas, personas, lo que sea que nos generará millones en ganancias.
Obviamente había asesinado antes, el cuerpo humano era una máquina fascinante, tan capaz e incapaz de todo.
Hasta que decidí descubrir sus límites. Cuanto dolor podía soportar, cuanto estrés tomaría a alguien romperse. Que era capaz de hacer alguien por dinero, por poder, por sobrevivir.
En mi mundo, estaba rodeado de personas capaces de las peores brutalidades.
Así que decidí investigar a las personas "normales" y mi conclusión fue que, bajo ciertas condiciones, podían llegar a ser aún más brutales que cualquiera de mis hombres y las mujeres eran aún más insensibles cuando así lo querían, su corazón no era  frío, simplemente no poseían uno. Y las mujeres eran más duras, no físicamente, eso era obvio. Pero poseían algo inherente que las convertía en las guerreras más formidables si así lo deseaban.
Por eso mi mascota me intrigaba tanto.
A pesar de lo que había padecido, la bondad de sus ojos no desaparecía.
Seguía luchando, negándose a rendirse. Seguía muchos patrones que vi antes. Excepto que su anhelo de morir era mayor a su necesidad de escapar. Mi mascota se estaba dando por vencido demasiado pronto para mí gusto.
Y si se iba en sus términos se llevaría su inocencia antes de que lograra robarla.
La dejé descansar varios días, maquinando lo que haría con mi esposa. Como me desharia de ella.
Compramos ropa los dos juntos, mi polla dura en todo momento viéndola probarse lencería que adornaba su cuerpo, realzando sus curvas.

Y lamí su coño hasta que rogaba que me detuviera, sus deliciosos jugos cubriendo mi barbilla.
Me encantaba especialmente cuando tenía mi lengua profundamente dentro de su culo. Su mente luchando, confundida por el placer oscuro que su pequeño agujero le producía.
Mi polla celosa de mis dedos por el canal apretado que los rodeaba, palpitando, cercana a correrse solo con el sonido de sus gemidos y el roce contra las sábanas.
La abrazaba cada noche, jodiendo su psique, jugando con su frágil mente. Reconfortando su cuerpo, acostumbrandola a mi toque.
Las criadas me informaban todo, cuando no estaba con ella.
Los sollozos estrangulados cuando se bañaba. Los susurros llamando a sus padres. Sus ruegos por una muerte rapida.
Cada vez que salíamos me arriesgaba que me la arrebataran. La maldita difusión de búsqueda de interpol era una diana en su espalda.

Atraves de la ventana podia ver la luna, creando un precioso contraste con la nieve,  haciendola brillar. Su belleza solo eclipsada por mi mascota recostada en el sofa.

Me encantaba tenerla en mi oficina mientras trabajaba. Sentirla cerca, su presencia mejor que cualquier narcotico para mi alma. Mejor que cualquier analgesico.

RENACER (RUSO PARTE 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora