Unas cuantas palabras susurradas a las personas adecuadas eran suficientes para incendiar una ciudad, y eso necesitaba.
Necesitaba que pensaran que mi esposa se encontraba cargando a mi descendencia, que ella se convirtiera en el objetivo principal del demente de Zaur, era primordial que mi enemigo sintiera la necesidad de eliminarla, de desaparecer la para herirme.
Frente a todos yo era huérfano, mi madre muerta hace tantos años, mi padre asesinado por mis propias manos, solo un puñado de personas conocía la verdad, mi esposita no estaba incluida entre ellas.
Me encontraba inmerso en mis pensamientos, cuando la sentí, una presencia pesada a mis espaldas.
Su mirada eran como dagas en mi espalda, sentía el peso de su odio sobre mi
-que quieres mascota- dije en voz alta-puedo sentirte en cualquier lugar mi pequeña- susurré en voz baja, girando mi enorme silla hacia la puerta.
Ahí estaba y era una visión una maldita bruja tentando, mi maldita sirena atormentado mi existencia.
Su largo cabello caía por su espalda. El vestido negro sé pegaba a su figura, enmarcando sus pechos y caderas redondeadas, sus pezones se presionaban contra el grueso material, dos guijarros duros buscándome. Sino fuera por su mirada, casi podía engañarme que era mi amante. Mi mujer necesitada buscándome para follarla, ofreciendo su cuerpo para poder disfrutarlo.
Tan sexual y tan inocente, era una dicotomía todo su ser, me excitaba y me animaba a protegerla al mismo tiempo.
Sus labios se abrieron, mi polla anhelante por su calor.
-tengo hambre- susurro, apenas la escuché- no quieren darme comida hasta que tú lo autorices
A pesar de la ira que sentí, me controle, tenía que mostrarle que sus actos tenían consecuencias, debía aprender a ganarse las cosas, y su cuerpo y obediencia serían su moneda de cambio.
-acercate mascota- dije pidiendo que se acercara con los dedos, como si estuviese llamando a un perro.
Con pasos lentos entro en la habitación, sus pies descalzos aproximándose, hasta que se posó frente a mi escritorio
-acercate más- ordene, se acercó hasta mis piernas abiertas
-tengo hambre Maksim, la última vez que como fue en el hospital
-claro pequeña, que tan hambrienta estás-dije, posando mi mano en su cintura, mi actitud claramente sexual-que estás dispuesta a hacer.
Fue momentáneo, si no hubiese estado enfocado totalmente en ella lo habria pasado por alto.
Sus pupilas se dilataron, su mandíbula se endureció, su cuerpo tenso como una cuerda.
-no lo suficiente- respondió alejándose, despreciando mi toque de nuevo
-esperaremos hasta el hambre haga que me chupes la polla- le dije elevándome en toda mi altura, aprovechando mi altura, y cuando creí que la habia amedrentado, volvió a demostrarme cuan equivocado estaba
-no me dejes esperando mucho tiempo, que el hambre puede hacer que te la arranque- respondió mordaz, su cuerpo herido pero su espíritu sin miedo. Y como una maldita reina se alejó, dejándome son una sonrisa en los labios.
Me demostró que su espíritu era fuerte, que superaría los golpes directos hacia ella, así que como el hijo de puta que era, comenzaría a jugar sucio.
Era primordial que destruyera su mente, su psique, para armarla como yo creía.
Caí en la silla sonriendo, recordando sus palabras
Pero siempre había un pero. El mío fue cuando vi las gotas de sangre, que seguían la senda que ella recorrió, y recordé nuestra pérdida. El dolor que yo sentí, y el alivio de ella.
Lance el maldito escritorio a través de la habitación, golpeando la madera con rabia, para evitar perseguirla, mis puños sangrantes, recordando el sosiego con el que recibió la noticia y que mantuvo hasta ahora.
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Apenas podía ponerme de pie, el dolor que sentía, solo aumentaba con cada día que pasaba, mi sufrimiento solo aumentaba casa segundo que pasaba a su lado.
Con esfuerzo me vestí, un vestido midi de manga larga, sin brassier porque sentía los pechos demasiado sensibles, y las única ropa interior disponible eran tangas diminutas, así que también las evite, cepille mi cabello y dormí.
Me despertó el hambre, no estaba segura cuanto tiempo había pasado, el tiempo dejo de tener un sentido real a su lado, deje de contar los días y comencé a contar las heridas. Sorprendida de encontrar mis anteojos en la mesita de noche, me los coloque.
Baje con lentitud, sosteniendo la barandilla para evitar caer, vulnerable como un recien nacido, Mi mente intentando memorizar el nuevo lugar donde me encontraba. Buscando una salida.
Tanteando los cuartos percibi el delicioso aroma de algo y como estaba hambrienta seguí el aroma, así encontré la cocina. Era enorme, como todo en esta casa, los altos estantes eran de color blanco perlado con relucientes, adornos de filigrana de plata y pequeñas perlas, una hermosa isla central con 4 sillas del mismo estilo se encontraba debajo de un precioso candelabro que iluminaba la habitacion, los hornos empotrados y la cocina de 8 quemadores encajaban perfectamente con el suelo de marmol negro, al igual que los 2 lavavos dobles, cerca a la cocina.
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RENACER (RUSO PARTE 2)
General FictionHerida mas alla de la recuperacion, rota, un pequeña semilla brotara y renacera. Como un ave Fenix, renacera de sus cenizas.