Capitulo 16

1.2K 137 30
                                    

Descubrieron nuestra ubicación. De alguna manera insertaron un transmisor en la cabeza de nuestros rehenes, de la cual solo note cuando convertí en pulpa su cabeza. Al menos del que yo me encargue.

Se los otorgaría, eran buenos.

Estábamos debajo de 6 metros de concreto y acero reforzado y siempre buscábamos algún transmisor antes de llevarlos a alguna casa de seguridad.

Nunca había corrido tan rápido en mi vida. Tomamos todas las armas y cargadores que podíamos cargar. Nos colocamos chalecos, también algunas granadas incluidas. Los cuchillos ya estaban incluidos desde que desperté.

Mis hombres me siguieron, debía salvar a mi madre y a mi mujer.

Nos dirigíamos a una guerra y provocaría un baño de sangre para llegar a ellas.

Rápidamente envié un texto a Víctor, alertándolo de la amenaza. En poco tiempo llegaría con refuerzos.

Tomamos el túnel directo a la casa, me llevaría a mi oficina. Ellos sabían que la prioridad era mi madre, por eso los tenía aquí. Eran de mi completa confianza, se la habían ganado.

Luego de un largo suspiro, nos unimos a la guerra. Emergimos de debajo del escritorio, y disparamos a los que se encontraban ahí. Las cámaras conectadas a mi teléfono eran de muchísima utilidad. Solo por eso sabía que ellas aún se encontraban con vida. Mi madre las dirigió al pasillo detrás del baño, que las llevaría al bunker central que no constaba en los planos. Solo lo encontrarían si volaban la casa en su totalidad.

Solo esperaba que ninguna bala perdida atravesara alguna pared y las hiriera.

Con lentitud, pero con una letalidad alarmante para nuestros atacantes nos abrimos paso.

Desgraciadamente fueron capturadas, y por nadie más que el maldito Zaur en persona. El diablo estaba en mi contra en estos momentos.

Vi por las cámaras a Zaur, luchando contra uno de mis hombres, como lo lanzaba contra la pared y esta se agrieto. Dejando un gran hoyo y fue cuando el desgraciado cayó en cuenta de los pasillos.

El imbécil ingreso y salió con mi madre y mi mujer de este. Una en cada mano.

Vi rojo, como un toro furioso.

Atravesé a cualquiera que se pusiera frente a mí. Dispare, apuñale, y llegue a ellas. Poco me importaba ver a mi esposa en el suelo. Atada, el maquillaje corrido y muy, muy golpeada.

Solo me importaban los rostros llorosos de mis dos mujeres. Ninguno tenía ventaja, ambos perdimos hombres. Pero el tenía la ventaja. Bajo el, mi corazon y mi alma se encontraban arrodilladas, sostenia mi vida, literalmente, en sus manos.

-qué te parece, me parece familiar esta situación dijo Zaur, cubierto de sangre, y golpeado.

Sus ojos azules fijos en mí. Casi me llamaban más la atención que las gruesas cicatrices que bajaban por su cuello. Cicatrices que yo cause.

Todos tenían sus armas levantadas, apuntándose. Hombres curtidos en la violencia enfrentados entre sí. Nadie escaparía.

Me relaje, mi lado racional ganando al emocional. Debía mantenerme calmado, debía mantenerlas a salvo. Excepto a mi esposa, ella me importaba menos que los hombres que asesine para llegar aquí.

-te lo ganaste-me burle-eludiste mis detectores. ¿Qué quieres? - eso solo pareció enfurecerlo. Era obvio que quería matarme.

-qué te parece si cojo a tu esposa aquí mismo y luego se la cedo a mis hombres. O mejor le corto la maldita garganta y la quemo junto a la casa. Porque tu estas familiarizado con las esposas muertas y los incendios verdad.

RENACER (RUSO PARTE 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora