Capítulo 03

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El día se había ido volando, y a pesar de que las clases habían sido bastante largas y medio aburridas, no puedo negar que este fue sin duda, el mejor día de mi vida.

A pesar de los problemas que tuve con los estudiantes de mi grupo, todo ese malestar fue deshecho por aquella chica que se acercó ami e indirectamente me tendió la mano.

Mientras iba de regreso a casa no pude dejar de pensar en nuestra primera charla. Realmente no lo podía creer, ¡había tenido, luego de tantos años de soledad una comunicación bastante buena con una chica!

No es que jamás hubiera interactuado con chicas, tenía algunas primas que veía algunas veces y con las cuales me llevaba bien, sin contar a mi madre que siempre estaba al pendiente mío y de una tía con la cual pasaba mucho rato en casa desde la niñez, así que no e estado tan solo que digamos.

En fin, después de una larga caminata, finalmente llegue a casa, saque mi llave y abrí la puerta, sin embargo antes poder poner un pie adentro pude oír con claridad las voces de mis padres, y el tono por el que sonaban sus voces no parecía ser algo bueno lo que fuera que estuvieran discutiendo.

Sin embargo cuando cerré la puerta y esta chirrío, las voces de ellos callaron, pues se habían dado cuenta de que había llegado a casa. Actúe normal y pase por la cocina donde ellos se encontraban, saludándolos como siempre lo hacia cada vez que llegaba de la escuela.

-¿Qué hacen? -preguntó al verlos tan callados-

-N-nada nada -dijo su madre, su tono era el de una mujer nerviosa pero aun así trataba de disimularlo- ¿Cómo te fue?

-Eh, bien -dijo sin mas preámbulo-

-¿Ya no te han vuelto a molestar? -preguntó el hombre sin rodeos tomado por sorpresa al hijo-

-Papá, voy en la prepa, ya no lo han vuelto a hacer -mintió-

-No le hagas ese tipo de preguntas, no ves que le haces recordar malos recuerdos -le regaño al hombre quien simplemente se cruzo de brazos-

-Chico, sabes que si te molestan nosotros estamos aquí para apoyarte, no dudes en contarnos todo

-¡Oye! -se enojó la mujer-

-T-tranquilos, yo les haré saber si cosas así me ocurren, no se preocupen jeje...si me disculpan, iré a cambiarme, bajo enseguida

-Oye, nosotros saldremos un rato a surtir las compras de la semana ¿quieres venir? -pregunta ella poniéndose de pie-

-E-eh no, hoy no iré, quiero bañarme y hacer mis tareas, para la próxima esta bien

-Entiendo, siendo ese el caso volveremos en un par de horas, hay comida recién hecha por si tienes hambre

-Gracias ma' cuidense

Luego de despedirme de mis padres subí a mi habitación, ya adentro puse mi mochila en el suelo y procedí a hacerme el cambio de ropa, pues la que llevaba puesta la quería mantener limpia para el día que me volviera a tocar llevar esa ropa. Olvide mencionar que un día llevo ropa de gala y el siguiente llevo ropa deportiva, esto último solo los días martes y jueves.

Cuando termine de bañarme y hacerme con el cambio de ropa estaba decidido en comenzar con mis deberes, tenía poca tarea sobre temas de historia y algo de química, todo era para investigar ciertas definiciones, nada difícil de hacer.

El problema era que no tenía internet y el único ciber disponible se encontraba a unos 40 minutos a pie por lo que investigar por esos medios era imposible. Sin embargo recordé que en casa tenía algunos libros y enciclopedias donde podría investigar y así hacer mi tarea así que decidí por ponerme en marcha para buscar dichos libros.

Hace mucho que no bajaba al sótano, a esa parte del lugar debajo de la casa en donde se guardaban cosas innecesarias o cosas que de plano no se podían poner en casa debido a la falta de espacio, entre esas cosas estaban los dichosos libros que necesitaba.

Al bajar a ese sitio con cada paso que daba la madera rechinaba y el ambiente se tornaba pesado y misterioso, las pequeñas motas de polvo abundaban en el aire por lo que mi nariz se irritaba y esto hacia que estornudará un par de veces. Finalmente llegue hasta abajo y con una pequeña linterna en mano comencé a husmear los alrededores, buscando esos libros que tanto ocupaba.

Luego de un rato buscando y moviendo cosas finalmente encontré lo que andaba buscando: dos libros gruesos y polvorientos pero protegidos por una funda de plástico, se veían en buen estado así que aun servían.

Sin embargo cuando los tome de su sitio un sobre cayo al suelo, era uno de esos sobres amarillos con un disco rojo en la parte de arriba con un hilo del mismo color enredado en este.

No se porque pero tome el sobre y decidí llevármelo conmigo, tal vez tenía algo interesante para ver o tal vez no. Un defecto que tengo es ser muy curioso por lo que aquel viejo sobre me había llamado la atención.

Volví a mi habitación y puse los libros en mi mesa de trabajo, aquel sobre fue el único que decidí mantener en mis manos para abrirlo en ese momento. Aunque era un simple sobre que podría contener cosas poco interesantes tenía mucha curiosidad por ver su contenido.

Así que empecé a desatar el hilo rojo de aquel pequeño disco. Finalmente lo acabe de desatar y levanté la pestaña para abrir el sobre, sin embargo antes de poder siquiera abrir por completo aquel sobre una voz proveniente de afuera interrumpió mi cometido.

Me asome por la ventana y fue cuando vi que el que hablaba era Max. Max es un señor ya entrado en años, es un agricultor que vive a unas cuantas cuadras de mi casa, es conocido por todos y es buen amigo tanto mío como de mi familia. Ahora que lo pienso, él es el único amigo fiel que tengo a pesar de que casi no lo veo tan seguido.

-¡Señor Max, por aquí! -dice mientras saluda desde el balcón, el hombre lo mira y sonríe-

-Muchacho que bueno que te encuentro ¿cómo va la escuela?

-Como siempre; muy duro jeje

-Hay una frase que dice que el esfuerzo de hoy son los frutos del mañana, sigue echándole ganas chico, de eso depende tu futuro

-Lo se señor, es por eso que no me salgo jaja

-Oye ¿estas ocupado? Es que...

-Dejeme adivinar, otra vez se averió su tractor

-Esa cosa siempre se avería, ya no se que hacer con ella...¿podrías echarme una mano? ¿o estas ocupado en algo? -dice el hombre algo apenado-

-Estaba por hacer mis tareas pero...creo que tengo tiempo ¡en un momento bajo!

-¡Gracias muchacho!

Si, otra cosa que no les conté es que puedo reparar cualquier cosa, desde muy pequeño me interese por componer cosas y con el pasar de los años agarre experiencia ayudando a papá en ciertos trabajos, así que podría considerarme un tipo de mecánico, aunque aun me falta mucho por aprender.

Max tiene un tractor el cual a veces se le descompone y ya no arranca, con el trabaja la tierra y cosecha buenas verduras que luego abastece a las pequeñas tiendas de mi pueblo. Por lo que si no hay tractor que funcione bien entonces no hay cosechas y sin las cosechas no hay ventas y sin las ventas pues...¡colapso económico!.

Casi siempre que voy a componer dicho vehículo siempre resulta ser el mismo problema así que para mi eso no representa tanto trabajo, de todas formas mientras mas rápido haga el trabajo mas tiempo tengo para hacer otras cosas así que rápidamente decidí ponerme en marcha.

Antes de salir de mi cuarto vi aquel sobre el cual reposaba en mi mesa de trabajo, debido a que tenía que ayudar a Max, no tuve tiempo de ver que era lo que había en su contenido. Supongo que eso debía de ser para otro momento.

Luego de dejar el sobre tamaño carta en un lugar donde no estuviera a la vista de quien quiera que entrara a la habitación salí de casa para reunirme con aquel señor, nos saludamos de mano y nos pusimos en marcha hacia su casa en donde tenía el tractor descompuesto y el cual debía ser reparado cuanto antes o de lo contrario se armaría un gran lío en las tiendas por falta de verduras.

Amo las verduras así que debo arreglar ese tractor, no hay opción.

Mi novia es una saiyajinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora