Mi novia es una saiyajin

Capítulo 18

Ariel: ¿Yuu?

Una voz conocida lo llamo por su segundo nombre. Cuando se giro para ver a la chica que lo reconoció, supo al momento de quien se trataba.

—¿Ariel?

Ariel: ¡Si, soy yo! ¡Y tú eres tú!

Exclamó la chica, feliz de ver a su amigo. Tan emocionada estaba de verlo de nuevo, que no pudo evitar acercarse forma rápida hacia el chico, quien al verla tan cerca se ruborizó y se sintió bastante nervioso.

—¡A-Ariel ¿q-qué haces aquí?!

Ariel: Es lo que yo iba a preguntar, vine a correr, es todo.

—Ya veo.

Ariel: Oye ¿estas bien? Parecías muy distraído cuando te vi, ni siquiera me viste cuando venías caminando.

—Y-Yo... Lo siento, es verdad que no te vi, no esperaba que te encontraría en este lugar.

Ariel: Ni yo a ti, pero es bueno verte de nuevo.

Ariel dijo feliz y con ojos cristalinos lo contenta que estaba por ver a su amigo. Él también sonrió, pero de pronto sintió una punzada en su entrepierna, lo cual lo devolvió a su objetivo principal.

—¡Cierto, necesitó un baño!

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Después de buscar el baño, y que Ariel lo acompañara y lo esperara afuera, ___ había salido del sanitario, con una expresión de calma y satisfacción en su rostro.

Cuando llego con Ariel, ella lo esperaba sentada en un banquillo de piedra, y a su espalda había unos árboles muy grandes, que daban una sombra muy refrescante.

El chico se sentó a su lado, y cuando estuvieron en calma, la chica le ofreció una manzana que había sacado de su bolso. Él la recibió y dando las gracias le dio un mordisco, ella lo imitó mordiendo otra manzana.

—Entonces ¿viniste a correr?

Ariel: ¡Si, lo hago siempre que tengo tiempo, aunque en vacaciones acostumbró venir diario, así me mantengo en forma y me distraigo un poco!

—Ya veo, realmente hoy hace un clima muy bueno para correr.

Ariel: ¿Te diste cuenta eh? Entonces ¿tú también has venido a hacer ejercicio?

—No exactamente, yo no tengo una resistencia como los demás para hacer ejercicio, no duraría ni la mitad de una hora jaja.

Ariel: Umm... Pero podrías practicar, así adaptarias tu cuerpo y podrías acostumbrarte.

—Tal vez, pero por ahora no estoy interesado.

Ariel: Entiendo, aunque si estas interesado yo podría ayudarte, podríamos entrenar juntos aprovechando las vacaciones de verano —dijo sonriente.

—¿Enserio? Pues gracias por la propuesta, la tendré en cuenta —respondió devolviéndole la sonrisa.

La chica asintió y volvió a morder su manzana. El chico también hizo la misma acción, luego permaneció en silencio mientras miraba a unas personas pasar corriendo. Después de eso, volvió su mirada hacia su compañera, notando que ella lo observaba y que ya había acabado de comerse su manzana.

—¿Ocurre algo?

Ariel: Si, me estaba preguntando, si no viniste a hacer ejercicio o algo por el estilo entonces, ¿qué haces aquí?