ii. REACTION

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Los días pasaron, y yo seguía encerrada en esa habitación blanca sin una sola interacción con el mundo exterior.

Mai siempre venia a traerme el desayuno y la cena. La chica rubia de nombre Yoko traía el almuerzo y la merienda. Después de varios días me acostumbre a la sola presencia de esas dos chicas quienes se encargaban de traerme la comida y asegurarse que yo estuviese comiendo bien. Toda la comida que ellas traían estaba deliciosa, por lo tanto no hubo ninguna queja de mi parte.

En estos últimos días me entere que el lugar donde me encontraba no era un lugar seguro, o al menos para Mai y Yoko. Cuando ambas estaban fuera se oía gritos e insultos, era extraño. Estaba preocupada por ellas.

Por alguna extraña razón, sentía la necesidad de tener algo para defenderme en cualquier caso.

Hace unos días Mai trajo para cenar pollo. En un momento Mai tuvo que salir al ser llamada por Yoko desde fuera, y eso me dio tiempo a limpiar lo antes posible el hueso de la pata de pollo y esconderla. Mai no pareció darse cuenta en ese entonces. Durante la noche había afilado el hueso contra la pared hasta que tuviese una punta peligrosamente afilada, y luego conseguí esconderla bajo la almohada.

No entiendo la urgencia que tenia de tener algo afilado bajo la almohada. Era una corazonada, o quizás otra mala costumbre.

Ya no sentía mis piernas tan entumecidas, podía moverlas.

Aproveche el día de hoy para intentar levantarme. Logre ponerme de pie, aunque me tambalee un poco al caminar por el cuarto. De a poco pude sentirme bien al caminar por la habitación. Intente abrir la puerta de la salida, por donde entraban Mai y Yoko, pero esta se encontraba cerrada con llave desde fuera. Eso hizo que un millón de preguntas se me formaran en la cabeza. Decidí ignorarlo por el momento y camine a la otra puerta a mi izquierda.

Al abrir la puerta me percate de que se trataba de un baño.

Me metí lentamente observando todo. Intentando ver si el lugar me parecía conocido, pero no logre obtener ningún recuerdo nuevo.

En el baño no había mucho la verdad. Un inodoro, un lavabo y una tina. Lo único que llamo mi atención fue el lavabo, el cual tenia un espejo colgado encima. Yo me acerque y me puse enfrente, observando detenidamente mis facciones faciales.

Mi rostro estaba llena de heridas pequeñas. Tenia el labio inferior roto y varias cortadas en mi mejilla derecha. Debajo de mis ojos solo había dos grandes círculos oscuros, unas ojeras horribles que me hicieron despreciar mi rostro por un segundo.

Mi pelo no era la gran cosa. Lo tenia corto por debajo de las orejas de color negro. Mi flequillo estaba un poco largo, debería cortármelo.

Deje de verme al espejo al oír pisadas provenientes de afuera.

Pero no eran las pisadas de Mai o Yoko, o eso me pareció al momento de escuchar desde mi posición.

Me apresure a apagar la luz del baño y cerrar la puerta. Luego fui a la cama y me senté apoyando mi espalda contra la pared, con la esperanza de ver a Mai aparecer por la puerta con mi desayuno.

Pero me lleve la sorpresa de no verla cuando la puerta se abrió.

Un chico alto de traje y pelo rosa se interpuso en mi campo de visión, cargando con el un pequeño bolso negro. Él y yo mantuvimos un contacto visual breve antes de que el decidiera romperlo al bajar la mirada hacia su pequeño bolso. Paso al cuarto y se acerco a un lado de mi cama.

Cuando lo vi acercarse, discretamente tome mi intento de arma blanca, sujetándola bajo las sabanas con firmeza.

El chico no dijo nada en ningún momento, cosa que me provocaba cierta inquietud. Lo vi colocar el bolso sobre la cama y abrirlo sacando de ahí una jeringuilla y un pequeño frasco con liquido dentro.

Poison ━ Bonten +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora