xvii. DESIRE

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| Una semana después... |

Una semana entera había transcurrido desde la ultima vez que Nara había intercambiado palabras con Sanzu. Aunque la curiosidad le carcomiera el cerebro, Nara no quería darle el gusto al pelirosado. No iba a hablarle. 

Iba a ignorarlo y hacerlo sufrir. Como en los viejos tiempos.

 Ella sabia que él tenia un pasado con ella, y sea cual sea ese pasado estaba atado a ella con cadenas muy pesadas que no la dejaban continuar su camino en paz. Era consciente de que Sanzu tenia una severa obsesión con ella, una muy enfermiza pero muy leal. Aparentemente, él era algo así como su mascota, una mascota que espero todo ese tiempo a que ella volviera para atender sus necesidades.

Nara se la había pasado aquella semana pensando en cual era su verdadero propósito ahora que sabia un trocito de su pasado. Actualmente su primer objetivo en la lista de quehaceres era descubrir mas sobre ella misma. Necesitaba saber quien era, su pasado y las personas relacionadas a ella. Tenia la sensación de que no todos en Bonten eran extraños para ella. Sabia que había un oscuro secreto que Sanzu se estaba guardando para si mismo, y Nara ya estaba decidida a hacerlo hablar de una forma u otra.

Pequeños recuerdos fugaces llegaron a su cabeza durante aquella extensa semana. Muchos de ellos con una connotación sexual entre ella y Haruchiyo, cosa que la hizo sonreír siendo contagiada por el sentimiento de poder y control que recorrieron su cuerpo entero al recordar como de los rosados e hinchados labios del (en ese entonces) peliblanco salían suplicas y sollozos entrecortados. Tenia la viva imagen en su cabeza de un Haruchiyo con las manos atadas en la cama, con lagrimas recorriendo sus mejillas y saliva escurriendo de la comisura de sus labios. La sobre-estimulación era tanta que pudo verlo temblar con cada mínimo roce de sus manos.

La pelinegra de cierta forma estaba deseando poder verlo en ese estado otra vez.

Pero por el momento estaba planeando cumplir con lo que le había dicho a Haruchiyo en el hospital. Aprovecharía que solo estaban Kakucho y ella en la mansión para poder poner en marcha su plan de venganza.

Ver la gran espalda de Kakucho a unos cuantos pasos de distancia le hacia preguntarse como se vería la piel del pelinegro llena de marcas. Él tenia la piel tan pálida que Nara juraba que con solo un pellizco lograría que una porción de su piel se pondría roja. La sola idea le fascinaba, y estaba a nada de intentar conseguir su meta.

Pero en medio de su camino por el gran pasillo, una mano taparon su boca y la abrazaron con posesividad antes de meterla a un cuarto en particular.

Te tengo~♡ —hablo muy cerca de su oído, demasiado cerca para el gusto de la pelinegra quien permaneció inexpresiva escuchando como el pelirosado cerraba la puerta con pestillo. Luego él la coloco contra una de las paredes, acorralándola con sus manos a cada costado de su cabeza, viéndola con una sonrisa y un leve sonrojo en sus mejillas. A simple vista se podía ver sus intenciones depravadas, pero Nara sabia como tener todo bajo control.— ¿Te alegras de verme?

El cuarto de Sanzu olía mejor de lo que Nara esperaba. Ella creía que ahí solo se sentiría el aroma a marihuana y un exceso de perfume con el que Sanzu intentaría ocultar el aroma a droga que había en su habitación. Sorpresivamente el cuarto olía a un aromatizante a lavanda.

Nara parpadeo unas cuantas veces, viendo fijamente aquellos ojos celestes llenos de un brillo de emoción.

— ¿Quieres que sea sincera? —inquirió ladeando su rostro a un costado. El pelirosa asintió repetidas veces, manteniendo esa sonrisa de labios sellados.— Yo ya estaba planeando que tipo de flores llevar a tu tumba.

Poison ━ Bonten +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora