x. CHANGE

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Intente varias veces levantarme de la cama, pero el cansancio pudo conmigo.

Al fijarme en el reloj que colgaba de una de las paredes me percate que era muy temprano, recién eran las siete de la mañana. Por lo mismo decidí quedarme en la cama mientras pensaba en lo que acababa de pasar, aun sin poder creerlo.

No podía creer que me había dejado tocar por Mikey.

Pero por alguna razón no me sentía arrepentida, de hecho todo lo contrario. Me sentía mucho mejor, sentía que había sido una forma de distraerme de los problemas internos que estaba teniendo con respecto a mi identidad. Y de alguna manera lo que había hecho con Mikey me había hecho sonreír con melancolía mientras recordaba sus dedos trazar todo tipo de caminos por mi piel.

Me quede en la cama un tiempo hasta que el reloj dieron las nueve, y decidí levantarme cuando oí varias pisadas caminar por el pasillo. 

Como ya había acostumbrado estos últimos tres días, me vestí con la ropa de Mikey. Me coloque unos shorts deportivos gris, una camisa limpia de color negro y un abrigo, en el poco tiempo que había permanecido en aquella mansión me había dado cuenta del extraño gusto de Mikey hacia el color negro. Él tenia mucha ropa de color negra, no había nada de colores llamativos, solo había colores apagados. Cuando termine de cambiarme salí del cuarto despacio, intentando no hacer mucho ruido al dirigirme al baño. Antes de encerrarme en el baño alcance a ver a Kakucho entrar a la cocina con un vaso de aparente whisky, últimamente lo veía tomar en exceso ese trago, de cierta forma era preocupante aquel detalle.

Al estar ya enfrente del espejo empecé a lavarme la cara y a cepillar mis dientes.

Estos tres últimos días no había visto ni a Ran ni a Sanzu, y aunque eso me diera tranquilidad y paz, sentía que había algo negativo por el hecho de que ellos no estuvieran cerca. Era un mal presentimiento, y por alguna razón últimamente había decidido hacerle caso a esos presentimientos.

Como por ejemplo esta mañana, cuando Mikey sonreía mientras veía sus dedos empapados por mis fluidos, y a los pocos segundos salió de la habitación sin decir ni una sola palabra. El hecho d que se fuera sin decirme nada me tenia un poco preocupada. Como había dicho antes, la única razón por la que yo seguía convida, era por Mikey.

Sabia muy bien que si Mikey me intentaba alejar de él mi vida acabaría. Era muy obvio que él solo me quería para tenerme de adorno a su lado, o quizás si me quería de verdad aunque yo dudara de esa teoría, tal vez yo lo estaba juzgando sin conocerlo antes primero. Pero era muy confuso al no entender su manera de "amarme". Era como tener a un tigre de mascota, si bien piensas que tienen una conexión especial y de cierta manera te sientes protegida, no tienes la seguridad de que tu mascota sea siempre amable contigo. Fácilmente podría matarte mientras duermes.

Estar con Mikey era como estar viva y muerta a la vez.

Viva porque él actualmente me estaba haciendo sentir especial y única a su lado, y muerta porque por dentro seguía vacía y con el miedo constante de que Mikey me mataría si yo llegaba a hacer algo mal.

Otra vez me encontraba pensando en la posibilidad de matarme.

Prefería eso a morir en manos de un desconocido.

Porque si, Mikey era un completo desconocido. No lo reconozco como alguien cercano a mi, ni como un amorío de la infancia. Podía sentirlo, había algo malo con todo lo que él me había estado contando estos últimos días.

Era desesperante no saber quien era.

— Tranquilízate, Rumi... —susurre para mi misma mientras dejaba el cepillo de dientes en su lugar. Me mire al espejo y sostuve ambas manos sobre la cerámica del lavamanos.— Todo va a estar bien...

Poison ━ Bonten +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora