Supresor

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A decir verdad no hay mucho juego con el tema de supresores, son... en la mayoría de los casos, un casco anti antojo agresivo que se debe usar en muy contadas ocasiones.
Aunque yo los interpreto más como un control hormonal, no necesariamente para evitar que la gente este horny.

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A Kyojuro le parece curioso cada uno de sus despertares con Tanjiro, porque no importa si él había envuelto con su cuerpo a su omega, siempre despertaban en la misma posición: Con Kyojuro siendo abrazado por Tanjiro como si fuera un cachorro. No le molesta, lo hace recordar cuando su madre estaba viva y podía esconder su cara entre su pecho mientras ella lo perfumaba.

Kyojuro quiere quedarse por más tiempo así, quiere volver a cerrar su ojo y regresar a dormir junto con Tanjiro. Pero su rutina de despertarse junto al sol es demasiado fuerte, su estomago gruñe ante la idea de desayunar. Y aunque no quiere despertar a Tanjiro, es demasiado tarde cuando lo siente moverse y estirarse como un gato que acaba de despertar. Mirando a su compañero, sus ojos tienen un brillo ensoñador, cálidos y amorosos. Una sonrisa hermosa aparece en su rostro.

—Buenos días, Alfa. — susurra.

Kyojuro se queda en silencio, analizando las palabras.

Siente su rostro calentar cuando un ronroneo sale de él y el sentimiento de estar complacido por las palabras de Tanjiro inundan su cuerpo.

Me llamó alfa.

No está mal, ¿verdad? Ya es uno, inmaduro, pero alfa al fin y al cabo. Decide que sería injusto no hacer sentir de esta manera a Tanjiro.

—Buenos días, Omega.

El nido adquiere un olor dulce, combinación de los olores de ambos al estar tan cerca el uno del otro. Kyojuro no puede evitar respirar profundamente, tratando de captar la dulzura en el aire.

¿Cómo dijo Mitsuri? Una hoguera en el bosque, malvavisco derretido.

Ambos se miran, y mientras tiempo ve el rostro de Tanjiro, Kyojuro quiere acercarse y reclamar la cara de su omega con besos repartidos por su frente, mejillas y labios. Pero cuando un leve gruñido sale del estomago de Tanjiro, ambos no pueden evitar reír.

—Creo, que es mejor ir a desayunar ¿Qué te parece?

—Me gustaría hacer eso.

Ambos se visten con un par de kimonos, y aunque Kyojuro lamenta que ya no pueda ver más las piernas de Tanjiro, sabe que no sería buena idea tener poca ropa con Senjuro y su padre rondando por la casa. Cuando ambos llegan a la cocina, ven a Senjuro ya despierto. Probablemente también habituado al horario de su hermano.

Tanjiro se acerca al menor de los Rengoku para ofrecer su ayuda, y aunque Kyojuro ve como su hermano niega, al final cede porque aún no está completamente despierto. El desayuno termina siendo arroz frito con un huevo encima. Kyojuro aparta un plato para poder llevárselo a su padre un poco más tarde.

Cuando terminan, es Senjuro quien insiste llevarle su desayuno y Kyojuro debe ceder cuando su hermano usa la "mirada." Una expresión linda para convencerlo de hacer cosas. Escucha a Tanjiro reírse y comentar que sus hermanos también tenían su propia versión de "la mirada."

—Es como si no pudieras negarte, no importa cuantas veces la usen y digas: "La mirada ya no funciona conmigo" siempre lo hace.

—Es extraño, ¿verdad?

—¡Mucho!

Estas conversaciones casuales son lo que más le gusta a Kyojuro si es sincero, hablar con Tanjiro con tanta familiaridad y confianza sobre diversos temas como si fueran amigos de toda la vida es algo único. Kyojuro es una persona que le gusta hablar, incluso habla con los demonios y llega a conocer sus nombres. En la sede de los cazadores suele hablar con sus compañeros cada que puede.

Un mes para enamorarme, una vida para amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora