Impregnación de aroma

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Kyojuro siente que su instinto es curioso.

Si bien al principio lo odiaba y era frustrante tener esos arranques que lo hacían parecer un cachorro de catorce años, ahora siente una sensación similar pero no al punto de querer arrancarse el cabello. Es igual, y al mismo tiempo, diferente.

La diferencia de su instinto de hace tres años es que ahora se siente sobre protector a niveles ridículos.

Ha hablado con su padre al respecto, escribiendo en una carta sus inseguridades y dudas sobre que debería hacer.

"Cuando Inosuke, Zenitsu y Nezuko regresaron de su viaje por el cobertor, mi primera reacción fue gruñir cuando Inosuke se acercó demasiado a Tanjiro. Con Zenitsu tuve una reacción similar cuando se encontraba contando sus escritos a Tanjiro.

A Nezuko no le he gruñido, pero creo que fue más porque el instinto sabe que es familia directa de Tanjiro. Pero eso no evito que tampoco me pusiera nervioso cuando ella lo tocaba tan casualmente..."

Por supuesto, Kyojuro esperaba una carta como respuesta. Cual fue su sorpresa cuando después de tres días de que su carta fue enviada, su padre apareció junto a Senjuro. Tanjiro había captado su aroma a pocos metros de la casa.

En tres años, Senjuro había crecido bastante. Si bien seguía con su estilo de pelo, ahora era más largo. También había adquirido unos lentes redondos debido a su decisión de estudiar. Dieciséis años tiene su hermano, su olor es muy débil por lo que él mismo se ha reconocido como un beta.

Kyojuro suele bromear que tal vez, le pase lo mismo que a él. Senjuro responde usualmente que espera que no sea así.

"No tengo una fuerza de voluntad tan grande para controlar un instinto tan primitivo"

Su padre, por otra parte...

—¡Shinjuro! — saluda Tanjiro mientras deja que ambos Rengoku pasen a la casa — Es una agradable sorpresa que nos visiten.

—Hacía bastante que no los veíamos. Así que decidimos venir a visitarlos. — responde Senjuro apenado.

Ambos se enfrascan en una conversación sobre la escuela de Senjuro y lo que esta aprendiendo. Kyojuro aprovecha entonces para acomodar las almohadas en el comedor – y porque no quiere gruñirle a su hermano por su cercanía a Tanjiro- para que su padre pueda sentarse a beber té que han preparado en la mañana.

Shinjuro acepta la invitación y Kyojuro no podría estar más feliz. Cuando el olor a cenizas llega a su nariz. Su padre ha estado sobrio por tres años y es algo que lo pone muy orgulloso.

—Entonces ya soy abuelo ¿Eh? — dice con tanta tranquilidad Shinjuro después del primer sorbo al té de canela.

Kyojuro se sonroja, pero asiente con mucha energía.

—¡SI!

Su padre no muestra mucha emoción al principio, pero pronto su expresión cambia a una de añoranza.

—Aún recuerdo cuando Ruka me dijo que estaba embarazada de ti. Yo era incluso más joven que tú. Joven y cabeza dura.

Kyojuro puede imaginarlo perfectamente. Los recuerdos de cuando su padre era un sol andante llegan a su mente.

—Es normal sentirse tan sobreprotectoras — Shinjurou da una pausa para tomar otro sorbo —. Alfas primerizos en crear una manada llegan a sentir mucha ansiedad porque sentimos que el mundo puede dañar a nuestra pareja.

Si, eso es lo que esta sintiendo. Es como tener el mundo sobre sus hombros.

—Pero con forme avance el tiempo, vamos disminuyendo esa ansiedad y nuestro instinto entiende que no todo lo que se acerca a nuestra pareja necesariamente una amenaza. Mi propio instinto aprendió rápido eso, no porque fuera mejor o porque yo fuera un alfa desde los catorce, sino porque Ruka constantemente me ponía en mi lugar. — Kyojuro puede ver la nostalgia en sus ojos. La añoranza de tiempos pasados de cuando su madre aún estaba viva — Aun recuerdo sus llamadas de atención. Los golpes y gruñidos que me daba por celarla tanto. Habrá sido una beta, pero mi alfa llegó a tenerle miedo. Miedo que pronto se volvió respeto.

Un mes para enamorarme, una vida para amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora