lighthouse » l.h

11.

  Luego de almorzar los sándwiches hechos por Luke, se recostaron en la manta y observaron las esponjosas nubes que yacían en el celeste cielo.

—Dime, ¿qué es lo que más te gusta hacer cuando llueve? —cuestionó Luke, sonriente.

—Cuando llueve... —pensó—. Me gusta tomar helado mientras llueve y preferentemente, en un auto.

    Luke sonrió ante aquél particular detalle y asintió.

—¿A qué le tienes miedo? —preguntó la castaña, jugando con en el césped a su costado, despojándolo de su raíz y tirándolo lejos.

—¿Miedo? —preguntó, divertido. Ella asintió—. Al rechazo y también, al olvido. ¿Tú?

—¿Al rechazo? —ella rió—. Bueno, yo. . . tengo miedo a ser lastimada, otra vez.

—¿Otra vez? —consultó—. ¿Cuándo te han lastimado, Julie?

—Fue mi primer novio, teníamos 15 años y él... él me lastimó —murmuró, tapando su rostro entre sus manos.

—Lo siento, no debí preguntar... —dijo, incorporándose—. No tapes tu rostro, eres demasiado linda para eso.

  Luke sacó con cuidado las manos que yacían en su rostro y depositó un beso en su frente, bajando hasta sus labios. La tomó de la cintura, colocándola sobre su abdomen y Julie enredó sus brazos en el cuello del rubio, haciendo que este soltara un corto gruñido.

—...Luke —formuló en un susurro pero él la ignoró y continuó besándola—. Luke, para.

  Julie volvió a su antiguo lugar y peinó su cabello. Restregó sus manos sobre sus ojos y negó con la cabeza.

—Hey, ¿qué ocurre? —preguntó, acariciando la espalda de la chica.

—Esto... Luke, tienes novia —respondió y Luke suspiró.

—Juls, prometí hablar con ella hoy y lo haré. Mis confusiones se aclararon y sé que eres la opción correcta. —Luke giró su rostro hacia el suyo y acarició su mejilla con su pulgar y sonrió. Ella bajó su cabeza y cerró sus azules ojos.

—Necesito tiempo para pensarlo, ¿está bien? —sonrió y él asintió con una sonrisa en su rostro.

—¿Quieres que te lleve a casa?

—S-sí, empezó a refrescar —Julie asintió y se dirigieron hasta donde la motocicleta estaba aparcada.

—Juls, estás temblando, ¿quieres mi chaqueta? —dijo, sacándose la prenda y pasándosela a la castaña.

—Uhm, sí —se colocó la cálida chaqueta y subió al vehículo—. Gracias, Luke.

—De nada, preciosa —ella se sonrojó y él rubio carcajeó, arrancando el motor y partiendo hacia el centro.

—¿Nos vemos otro día? —preguntó y Julie asintió—. Luego te llamo, ¿sí?

—Claro, nos vemos, Luke —murmuró, abrazándolo fuertemente.

—Te amo, Juls —replicó y desapareció entre las calles de Sidney, montado en su vehículo.

—Y yo a ti, Lukey... no te imaginas cuanto —susurró para sí y entró en su hogar.

(...)

—¡Julie Walker! —exclamó Summer y ella se exaltó—. ¿Por qué nunca me dijiste que Luke estaba tan bueno?

—¡Summer! —respondió, lanzándole un almohadón que reposaba en su cama—. No quiero hablar de eso ahora.

—¿Pasó algo? —dijo, sentándose junto a su hermana.