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1.

Jueves 25 de Julio.

Hoy es el día del gran cambio, el día en que dejo toda mi niñez y gran parte de mi adolescencia en California para dirigirme a Sidney, Australia.

Se preguntarán por qué me estoy mudando, muy fácil. Gracias al trabajo de mi padre, él es dueño de una empresa qué, realmente, no estoy interesada en saber. No tuve la oportunidad de negarme ya que, si me quedaba me quedaría sola en Estados Unidos, cuando toda mi familia se encuentra en Oceanía.

Luego de 13 aburridas horas, llegamos a destino. Claramente, la idea de visitar Australia por primera vez llamaba mi atención. Pero, extrañaría California, incluyendo a mis amigos.

El avión aterrizó a las 10 AM, horario australiano. Bajamos de este y nos dirigimos a buscar nuestras maletas.

Luego de media hora, mis padres, mis hermanos y yo, nos encontrábamos en la camioneta del hermano de mi madre, James Clifford.

(...)

—¿Cómo está todo en California? —preguntó mi primo, Michael, mientras acomodaba mis pertenencias en mi nueva habitación.

—Bueno, está todo como lo dejaste, sólo qué, con un poco más de diversión —respondí, con una sonrisa.

   Mike y su familia vivieron en California 10 años, con la diferencia que ellos son auténticos Australianos.

—Te dejo ordenar tranquila, nos vemos esta noche pequeña —saludó y besó mi frente, cual hermano mayor.

—¿Esta noche? —espeté, confundida.

—¿No te lo han dicho? Iremos a cenar, cualquier cosa, estaré en mi casa.

—No lo sabía... Nos vemos luego —me despedí y él salió por la puerta.

Acto seguido, coloqué mi ropa en el armario, dando por terminado el orden.

Me acosté en mi cama y me coloqué mis auriculares. Tendría que acostumbrarme a la diferencia horaria. Sin darme cuenta, caí en un profundo sueño.

—¡Julie! —exclamó Summer, mi hermana menor.

—¿Qué es tan importante para molestarme mientras duermo? —dije y ella rodó los ojos.

—¡Son las 2 de la tarde Julie! ¿Puedes dejar de dormir un momento? Chris y yo queremos salir a caminar, ¿vienes?

—Sólo dame un momento, me arreglo y vamos —respondí y cerré mi puerta, dejando a Summer afuera.

Saqué unos jeans negros junto a una camisa a cuadros y me despoje de mis leggins. Seguido, me coloqué la ropa y me dirigí al baño, cepille mi cabello y bajé las escaleras, sin antes, tomar mi cámara.

(...)

Optamos por caminar en la orilla de la playa, con el viento norte soplando en nuestros rostros.

Me dediqué a observar las olas chocando contra la orilla, mientras que las gaviotas volaban sobre estas.

Rápidamente, saqué mi cámara de mi mochila y capturé el momento con el lente.

Mis hermanos eran muy diferentes a mí. Chris era 2 años menor que yo, lo que significaba que era el típico adolescente inmaduro, pero por alguna casualidad, las niñas de su edad o menores, lo encontraban atractivo. No lo voy a negar, es morocho con ojos verdes y tiene sentido del humor.

Luego estaba Summer, tiene 14 años y, para su edad, es bastante atractiva.

Rubia, alta y femenina. ¿Qué chico no se volvería loco por ella?