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Viernes 26 de Julio.

A la mañana siguiente, me desperté gracias a mi alarma. A duras penas, me levanté de mi confortable cama y me dirigí al baño. Tomé una corta pero relajante ducha y me coloqué una remera de mi banda favorita, green day, un sweater negro y un jean; acompañado por unas vans.

Acto seguido, bajé las escaleras con mi estómago gruñendo.

—Buenos días —saludé, sentándome en la mesa junto a mis hermanos.

—¿Te levantaste temprano? —bromeó Chris, haciendo que mi puño le golpeara en su hombro.

Amanda sirvió una jarra de jugo de naranja junto a un plato con medialunas.

—Cómo se deben imaginar, el lunes empezarán las clases en el mismoinstituto que Michael. —Un gruñido de nuestra parte recorrió el salón y ella sonrió.

—De vuelta a prisión —me quejé, haciendo que mis padres rieran.

(...)

Eran las 17:30 y yo me encontraba en casa de Michael, jugando al fifa con él.

—No has perdido tu habilidad, pequeña —me halagó, robándome el balón—. Pero yo soy aún mejor.

—Eso lo veremos —pulsé un botón del mando y volví a recuperarla, metiendo un gol.

—¡Eso fue trampa! ¡Mi celular comenzó a sonar! —exclamó, histérico.

—No es mi culpa que hayas prestado más atención a tu celular que al juego —me reí y él sonrió.

—Esto no quedará así, Julie —hizo una pausa y se paró del pequeño sofá —. No quiero sonar aguafiestas, pero, te tienes que ir.

—Pero, yo no quiero irme. —Me arrastró hasta la puerta principal y yo me frené.

—Porque vendrá un amigo y no quiero... —el timbre sonó y Michael maldijo por lo bajo.

Abrí la puerta rápidamente y un chico morocho se encontraba en frente mío.

—Hey —saludó, observándome.

—Hola, ¿eres el amigo de Mike? —pregunté y el pelirrojo me apartó de la puerta.

—Hola hermano —interrumpió él, dejando pasar al chico. —Ella es mi prima. Pero ya se iba, ¿verdad Julie? —dijo, fulminándome con la mirada.

—Soy Calum Hood. Un gusto conocerte, preciosa —estrechó mi mano y me reí.

—Un gusto en conocerlo, Calum Hood —me sonrió y hoyuelos aparecieron en su rostro.

Debo admitir que era adorable.

—Calum, no te tires a mi prima. Por favor —suplicó Michael, haciendo que me sonroje y Calum río.

—Nos vemos chicos —salí por la puerta, saludándolos con la mano.

Crucé la calle y entré en mi casa.

(...)

Lamentablemente, el fin de semana había transcurrido, literalmente; en un abrir y cerrar de ojos.

Luego de cenar, subí a mi habitación y me recoste en la cama.

Recordé la noche del jueves, cuando conocí a Luke Hemmings y me pregunto si nos volveríamos a ver... ¿Estaría él esperándome?

No seas idiota Julie, ¿un chico como él, pensando en ti?

Negué con la cabeza, soltando una irónica carcajada.

Pero... no perdería nada si me dirijo al faro en este momento, ¿no?

Sin pensarlo dos veces, cerré la puerta con llave y apague las luces.

Silenciosamente, saqué un jean negro del armario y una camisa del mismo material, ya que, tenía puesta mi remera de Green Day y unos shorts de algodón.

Me coloqué mis vans y abrí con cuidado la ventana.

Bajé hasta el patio por la columna que yacia en frente de esta y corrí las 3 cuadras que nos separaban de la playa.

Subí las escaleras y ahí estaba él. De espaldas, admirando la vista.

—Sabía que volverías —dijo, y me aproximé a la barandilla.

—¿Cómo sabías que era yo? —pregunté, mirando su perfil.

—Porque, 1) ¿quién vendría a un faro abandonado a mitad de la
noche? 2) desde aquí te vi correr en esta dirección y, 3) me gusta tu remera. —enumeró con sus dedos y le sonreí.

—Gracias, la tuya no está nada mal —dije, señalando su camiseta de nirvana y el sonrió.

—¿Mañana no tienes escuela? —me preguntó, mirando nuevamente al mar.

—Sí, pero, pensé que estarías aquí. ¿tú? —respondí, fijando mi vista en la luna llena.

Terminé la escuela el año pasado, ahora trabajo en target. —Me miró y sus azules ojos traspasaron los míos.

—¿Irás a la universidad, Luke? —logré contestar, luego de unos minutos.

—Seguramente el próximo año... estoy trabajando para poder pagarla —susurró—. Mi padre falleció hace 2 años y mi mamá no puede pagar todo sóla.

—Oh, lo siento. —Coloqué mi mano en su hombro y me sonrió.

—No te preocupes, Julie. Ya lo he superado —asentí y le dediqué una tímida sonrisa.

Nos quedamos en silencio, observando la bella vista que nunca me iba a cansar de admirar.

Cabe añadir que, nuestro silencio, no era nada incómodo.

Supongo que, aveces, puedes sentirte cómoda con el pacífico silencio.

—Juls, creo que deberías irte... Ya es de madrugada —volvió a mirarme y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

—¿Me has llamado Juls? —pregunté, sonriente.

—Sí, supuse que... olvídalo —dijo, frustrado.

—Me gusta, ¿nos vemos otro día?

—Quizás, Juls —me sonrió y me aproximé a las escaleras —. Oh casi lo olvidaba, ¿me pasas tu número?

—¿Mi número? —pregunté, confundida.

—Sí tú quieres, claro —mordió su labio inferior.

—Claro —le sonreí y me ofreció su móvil.

Agendé mi número y le devolví su iPhone.

—Nos vemos otro día —asentí y volví a correr hacia mi casa, pero esta vez, con una sonrisa en mi rostro.

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¡Hola! Acá está el 2do capítulo, espero que les guste.

#Voten y/o comenten si les gustó.

Nos leemos, xx

lighthouse » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora