Antonio

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     Nadie me conoce. Soy de esas personas, en las que nadie, nunca ve los actos que comete, porque con callar y amenazar a la persona, basta para tener el silencio de la víctima; en especial, si son mujeres, si no, ya saben las consecuencias de sus actos.

     Provengo de un mal hogar, una mala "familia", de un sitio donde acaba con la mera inocencia de un niño de tal solo diez años. Acabaron con la chispa, la energía que puede generar un pequeño, me pudrieron a tan corta edad, en la que acabaron con mi bondad, con mi estabilidad.

     Fui violado por mi propio padre y mi madre, bueno, ella lo sabía, pero no hizo nada al respeto, no solo eso; no, también abusaron físicamente y mentalmente, tanto que solo transformaron, literalmente, a un monstruo, no lo negaré.

     ¿Cruel realidad?, Es fuerte, claro que lo es, pero nunca tuve opción, más que soportar la humillación por unos cuantos años más, cuando el dolor transformó mis pensamientos, mi manera de actuar con el mundo que me esperaba a afuera.

     Tanto me cambiaron, que mi perspectiva del mundo cambio a cuando era niño, dónde soñaba ser el héroe, ahora me hacía feliz ser el villano, provocar dolor, me produce una satisfacción única. Ver lágrimas en los rostros, moretones, marcas, jugar con su mente, eso me da paz.

     Mi fuente maravillosa, en donde conseguir pareja fue Tinder, es la manera más fácil y rápida de obtener citas y claramente, cuando las "enamoró", soy todo un príncipe azul, el hombre caballeroso que todas quisieran tener hasta que luego las hago comer de mi mano.

     Por eso, nunca imaginé que tendría tan rápido ese gusto tan rápido, al encontrarme con una escena de tal magnitud cuando entré en el departamento de Sarah y Margori.

   Verla vulnerable en el piso con sus pantimedias rotas, llorando mientras tenía a ese tipo, novio de su mejor amiga encima de ella. No les voy a mentir diciendo que me produjo ira o molestia, más bien sentí el agrado recorrer mi cuerpo, una ola de excitación que no sé ni como he podido contener.

     En todo este juego, al que me dedico, me ha gustado compartir a la mujer que sea mi novia con algunos amigos, me gusta golpearlas; es algo que mantengo oculto, por eso estoy muy lejos de estar enfadado, pero tengo que aparentar ser su héroe, debo parecerlo, así se refugiará en mí y será la mejor manera de mover las fichas.

     Puedo oler su inocencia, esa que quiero quebrar, romper, hacer añicos hasta que no quede más, es tan sumisa que con cualquier cosa que se le diga ella acepta dándote la razón. Es un pobre cordero que sé y estoy muy seguro de que sé enamoro del lobo.

     Por eso la convencí de que no hable de esto con nadie, que no le diga nada a su amiga y mucho menos que denuncie, le demostré que yo puedo protegerla y que eso no era necesario.

     Después de dejarla en la puerta del baño, para que tome una ducha y se relaje, ya que está demasiado temblorosa y nerviosa, por lo que acaba de pasar. Escucho como le pasa seguro a la puerta, con el cierto temor aún corriendo por sus venas de que él venga y le haga lo que no dejé que terminara.

     Doy la vuelta sobre mis talones con una sonrisa ladeada en mis labios mientras me dirijo a dónde encerré a Jack para "tranquilizarlo", creo que es la habitación de Margori, la abro y lo encuentro con la mirada perdida, y con una cerveza en la mano.

     Entro sin hacer ruido, cojo la silla que hay en la habitación y me siento frente a él, reacciona, se me queda viendo y aparece una sonrisa maliciosa en este.

     — Llegaste en un mal momento – me dice sin quitar esa expresión de suficiencia, llevando la cerveza a sus labios.

     — Llegué en el momento adecuado.

     — ¿Ah, sí? – pregunta sorprendido, quizás pensando que le reclamaría algo.

     — Sí. Lo que vi me gustó – le confieso y fuerzo una sonrisa. – además, ella quiere hablar con tu novia y denunciarte.

     — ¡Qué mierda?! Esa perra no va a hacer eso – expresa con la mandíbula apretada, conteniendo la furia, se levanta de un salto con la intención de salir de la habitación.

     — Cálmate, la convencí de que no lo hiciera, aquí somos aliados – le doy mi mejor sonrisa maliciosa – amo infligir dolor a chicas como ella, como también me gusta jugar con ellas, así que entiendo tus ganas de querer tomarla, pero primero será mía y después podremos compartirla, podrás hacer con ella lo que quieras, no te detendré.

     Esto apenas comienza, no sabe en lo que se metió al aceptar ser mi novia.

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Nota Autora

¡Holaa de nuevo!

Bueno, espero que les guste este extra, conociendo un poco más de Antonio.

Los quiero ❤️

Inocencia Perdida [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora