Sarah
Tarara, tarara, tarara.
Tarareo mientras hago unos panqueques de avena con uvas pasas, para el desayuno.Hago un movimiento en el sartén provocando una vuelta como toda una profesional, cosa que aprendí hacer, no hace mucho, doy brincos como niña pequeña cuando le dan dulces, al ver que sale perfecta mi maniobra.
Amo los panqueques, en especial este, que son mi sabor preferido, es mi desayuno favorito después de los waffles con mucho chocolate chorreante con fresas, son lo mejor que puede existir, una creación divina del universo.
Estoy loca, lo sé.
Termino de preparar el desayuno, sirviéndolo en un plato, los cubro con una capa de mantequilla de maní. Sirvo una taza de café y me siento en la pequeña barra de la cocina, comienzo a disgustar mi algo exuberante y delicioso desayuno, que al primer bocado provoca mi bailecito de la comida, algo que es inevitable no hacerlo, y más cuando está divina la comida.
Desde donde me encuentro, veo salir a mi amiga de su habitación para dirigirse al baño, pero lo hace con los ojos cerrados, como toda una sonámbula.
Sigo comiendo, pero soy interrumpida por el tono de llamada entrante de mi teléfono, la cual hago a un lado mi desayuno, tomo mi celular con las dudas expresadas en mi rostro, dispuesta a atender la llamada de un número desconocido, veo la pantalla muy extrañada, ya que nunca recibo llamadas así.
Dudo en responder, pero que más da, así que tomo una respiración y doy clic a contestar.
— ¿Hola? – respondo dudosa.
—Hola buenos días ¿Hablo con la señorita Sarah... Hudson? – hace una pausa antes de mi apellido.
— Si con ella habla, ¿Qué desea? – pregunto inmediatamente mientras los engranajes de mi cerebro tratan de encajar.
— La llamamos del departamento de recursos humanos, de Corporation Evans – hace una pequeña pausa y continua – El motivo de la llamada es que queremos que se presente hoy mismo si es posible para una entrevista de trabajo.
Trago fuerte, sin que me salga ninguna palabra, estoy en shock. Aún no lo puedo creer, esto es... No sé, ¡Increíble! Siento como mi corazón ha dejado de latir por un momento.
Hablé a penas con Margori el domingo para que me ayudara a conseguir trabajo en la empresa para la que trabaja. Ha pasado solo un día desde que entregó mi currículum y ya me están llamando para qué me presenté a una ¡Entrevista de trabajo!
—¿Sigue ahí señorita?
Al escuchar hablar a la chica, vuelvo al presente, salgo del shock en el que me encuentro y respondo casi sin aliento y unas ganas tremendas de gritar de felicidad.
— Sí, sigo aquí. Estaré allí, solo indíqueme la hora exacta en la que quiera que asista.
Me da la hora y las explicaciones de lo que tengo que hacer al llegar y por quién preguntar. Al caer la llamada, comienzo a dar saltos y grititos.
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Inocencia Perdida [En Proceso]
RomantiekLa vida puede cambiar en tan solo segundos, a veces ni cuenta nos damos y cuando lo hacemos es demasiado tarde... Sarah Hudson una chica inteligente y trabajadora, preparada para abrirse al mundo empresarial comenzando como secretaria. Lo que n...