Erick
Hoy quise entrar a la empresa por su entrada principal y no subir en mi ascensor privado desde el aparcamiento, se podría decir que es muy raro verme entrar por las puertas giratorias.
Aunque es necesario toparme de esta manera con el ambiente de trabajo, de vez en cuando, notar de primera mano como trabajan y las cosas que pueden estar pasando por alto, para mi grata sorpresa, todo marcha como reloj suizo, cada quien ocupa su lugar de trabajo, en un ambiente que es agradablemente pulcro.
Fijo mi mirada al frente sin ver a nadie a mi alrededor luego de mi escrutinio, siento las miradas así como la manera en que se apartan por miedo, evitando que de vuelta y los observe, mi objetivo primordial es llegar a mi oficina rápido, el elevador está a tan solo dos metros al de mis empleados, pero un cabello castaño claro y un trasero del tamaño perfecto se encuentra a solo pasos de mí, la visión de aquellas curvas perfectas me lleva a detener el paso cuando una sacudida en mis pantalones me avisa el deseo que tengo por esa chiquilla.
Sin pensarlo me acerco a ella, me ubico a su lado, saludando educadamente como si no me afectara tenerla o verla cerca.
— Buenos días, señorita Hudson – saludo con voz gruesa, notando como de inmediato se tensa ante mi presencia, un calor cómodo me invade al saber lo que genero en su pequeño cuerpo.
— Buenos días, señor Evans – responde rápido, un poco nerviosa como debe de sentirse.
Después de uno momento en el cual noto su reticencia a hablarme, la impaciencia me gana y decido que es momento de imponerme a ella, siendo hora de ir la preparando para lo que puede suceder más adelante entre nosotros, no me molestaría una buena amistad entre los dos, aunque mis deseos animales sean otros, el querer probar sus labios, su cuerpo.
— Venga conmigo, señorita Hudson – ordeno directo, haciendo un movimiento con la cabeza para que me siga.
Empiezo a caminar y ella se ha quedado allí sin moverse, por la impresión, que le acabo de dar al pedir que me siga a mi ascensor privado, aun así espero a que me siga y no se quede allí parada como una estatua.
Me adentro en el cubículo, tocó el botón para que se mantengan abiertas las puertas y que espere en plata baja hasta que ella llegue aquí, y se adentre.
Es muy arriesgado lo que estoy haciendo, no quiero alejarla ni asustarla, pero tengo la necesidad de tenerla cerca. ¿Qué por qué es arriesgado?, Pues algo dio una sacudida en los confines de mi pantalón con solo verla de espalda, con su cabello suelto y su trasero perfecto para que mis manos malogren y dejar marcas de mi palma en ella.
La imagen de ella temblando contra una de las paredes metálicas del ascensor, la falda del uniforme enrollada en su cintura, mientras sus piernas me rodean, invade mi mente, el sonido desconocido de sus jadeos y gemidos me obliga a apretar los puños mientras la espero. Necesito una liberación urgente.
Aparto esos pensamientos de mi cabeza porque lo que está haciendo es excitarme y no poder proyectar esos pensamientos en este mismo elevador.
También tengo que tomar en cuenta, que Hudson, no es la típica secretaria que se acostaría con su jefe, ella se nota tímida, reservada, asustadiza, tampoco se me olvida el sentimiento que crece en mí de querer protegerla.
Entiende lo que sin palabras le pedí, así que llega y se adentra apresurada, pensando de seguro las puertas se cerrarían en sus narices y quedaría peor de avergonzada y nerviosa como lo es todo ella.
Disimuladamente, aprieto el botón del pequeño control remoto para que las puertas se cierren, que crea que mi advertencia quede clara, no puedo bajar la guardia por mucho que me guste y que me excite.
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Inocencia Perdida [En Proceso]
RomanceLa vida puede cambiar en tan solo segundos, a veces ni cuenta nos damos y cuando lo hacemos es demasiado tarde... Sarah Hudson una chica inteligente y trabajadora, preparada para abrirse al mundo empresarial comenzando como secretaria. Lo que n...