Capítulo 4

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Sarah


     Me encuentro recostada en las piernas de Margori, mientras observo el azul del cielo, con sus nubes llenas de formas extrañas. Formas, que trato de descifrar.

      Desde que llegó mi amiga, no he emitido ni una palabra, solo la abrace y luego tomamos está posición, en la cual no nos hemos movido desde aproximadamente media hora.

     Margori se decide a hablar rompiendo el silencio.

     — ¿Me contarás que sucedió? – pregunta, mientras acaricia mi cabello.

     Me quedo en silencio, mientras pienso sin contarle o no. Y es que de verdad no sé si quiero hablar de esta patética cita, pero aun así decido hacerlo, ella es mi amiga y sé que ella me aconsejará bien.

     Respiro profundo y suelto lentamente el aire antes de hablar.

     — Únicamente te diré, que no sirvo para esto de las citas – me tapo el rostro con las manos.

     Margori me quita las manos del rostro y me acaricia con el dedo pulgar mi mejilla, es una caricia tan familiar y reconfortante que presiono mi mejilla en su palma.

     — Cuéntame que sucedió y deja de decir banalidades sobre ti cariño – insiste, mientras me levanto de su regazo.

     — ¿Tú puedes creer que lo esperé una hora? – suelto de repente sintiéndome tonta por haberlo hecho – Y que además nada más duró poco hablando conmigo, para luego decir que se tenía que ir y que de casualidad dejo su billetera no sé en dónde – suelto rápidamente, sintiéndome frustrada –. Quizás de verdad tendría cosas que hacer o quizás me vio como una...

     — Alto ahí, señorita – me interrumpe – ni se te ocurra ir por ese camino y mucho menos a menospreciarte, eres una persona fantástica y si no lo noto en lo poco que duró, él se lo pierde – suspira antes de continuar –. De seguro inventó que tenía cosas que hacer y que además había dejado su billetera, una mentira que ni él se lo considera.

     Pensando bien lo que dice Margori, a lo mejor tiene razón e invento todo eso, tal vez no le pareció agradable mi compañía o quizás, de verdad tenía cosas que hacer.

     Ya no sé qué creer.

     Aaaaahhhhhh – grito dentro de mi cabeza.

     Ya no quiero dar más vueltas al asunto, lo mejor será que lo olvide por ahora y lo llame por la noche, si es cierto lo que dijo podríamos arreglar otra cita o terminar siendo amigos, no estaría de más tener otro aparte de Margori.

     Antonio llamó un poco mi atención y fue muy buena (aunque corta) compañía, así que si no llegamos a nada podremos ser amigos ¿No?

     — Sabes que, dejemos el tema aquí. Lo llamaré a la noche y hablaré con él – le digo a Margori para terminar de hablar de Antonio.

     Margori me ve con una ceja arqueada, mientras cruza sus brazos molesta.

     — Sarah no llamarás a nadie – frunce la boca – si de verdad le interesas, que lo haga él.

     — ¡Ya basta Gori! No todo el tiempo tienen que ser los hombres los primeros en hacer todo. Yo cambiaré la misma rutina de todo el tiempo – me cruzo de brazos también, mientras la veo con una ceja levantada.

Inocencia Perdida [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora