Capítulo 19

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Sarah


No voy a tener el coraje de ver a los ojos al señor Evans, lo sé. Desde que regrese del baño no he despegado la mirada del computador a pesar de que tengo que entrar allí para darle la agenda de hoy.

Pensar en lo que vi una hora atrás, hace que mis mejillas ardan y una sensación de presión en mi vientre se instale, sintiéndose nuevo para mí, haciendo que mi cuerpo sienta calor de inmediato.

«¿Pero qué me está pasando

Suena el teléfono y respingo, dejo mi palma extendida en mi pecho para hacer el intento de controlar mi respiración, porque todo esto, me hace tener los nervios de punta.

Noto que no es el teléfono de la oficina, sino mi celular; y un mensaje de Antonio alumbra la pantalla, cosa que me hace sentir mal enseguida por las cosas que estoy sintiendo.

Vergüenza. Sí podría decir que vergüenza y... ¿Deseo? No, no puede ser

*Te paso a buscar
*Llevo chocolates 🍫😋

Esos mensajes son los que me hacen enamorar de Antonio, es tan lindo que como no podría quererlo, pero siento que le fallo sintiendo esté repentino ¿Sofoco? Al rememorar aquellos movimientos... «¡Ay, Dios mío, pero en que estoy pensando!». Esto me pasa por imprudente.

Le mando una respuesta rápida y guardo mi celular, no quiero ser pillada por el señor Evans, no; en definitiva no quiero ser vista por él, aunque es tonto, igual tengo que entrar a cumplir con mi trabajo, pasar todo el día compartiendo el aire con él, así que no tengo escapatoria.

Tomo una bocanada fuerte de aire, tratando de que el coraje regrese a mi cuerpo, ese mismo que tuve hace rato cuando me levanté toda indignada para entrar en la oficina y enterarme de la reunión que supuestamente estaba teniendo Karla y el señor Evans sin mí. Pero no imaginaba encontrarme con esa escena delante de mis ojos, las cuales no puedo sacar ahora de mi cabeza.

Eso solo me pasa por impulsiva.

Dejando de lado todo lo que llena mi cabeza, me levanto, tomo una bocanada grande de aire, cojo la libreta, la carpeta con papeles de estadísticas y la agenda. Mis pasos son dubitativos, lentos, siento que mi corazón va a explotar a la par con mis mejillas y por esta misma razón, siento vergüenza de ver a los ojos al señor Evans por haber invadido ese momento íntimo, que note el rubor de mis mejillas.

Pero que más da, igual en cualquier momento, tengo que enfrentar esa mirada intimidante y esos músculos contraídos y...

Sacudo la cabeza para alejar esos pensamientos de ella, esos que hoy no quieren salir de allí, tomo la manilla y la giro, abro lentamente para retrasar más mi sufrimiento, pero como la vida me odia y mi suerte ha empezado a abandonarme, el señor Evans sigue con su cara de pocos amigos; eso no me extraña, hasta después haber tenido sexo sigue siendo un obstinado insufrible.

- ¿En dónde estabas? - es lo primero que pregunta apenas cruzo el portal de la puerta y como si fuera algo extraño, Sarah se vuelve un manojo de nervios. Que se note el sarcasmo.

- Yo... Yo... Estaba en el baño, señor Evans, per... Perdone mi demora - tartamudeo como idiota y mis manos comienzan a temblar como cada vez que tengo a mi jefe frente de mí, apenas si está cerca y ya no puedo ser capaz de controlar mi cuerpo - Aquí le traigo la agenda para el día de hoy - avanzo y le extiendo la carpeta con los papeles y la tablet con su respectiva agenda diaria.

Su mano se extiende mirándome fijamente y no puedo evitar el sudor en las mías, de repente el calor se siente sofocante, parpadeo, difuminando las imágenes que avasallan mi mente.

Inocencia Perdida [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora