Sarah
Es viernes, fin de semana y siento que una manada de elefantes paso por encima de mí, y me ha dejado hecha triza en el suelo.Suspiro cansada.
Hoy, termino mi primera semana laboral en la empresa, aunque estoy cansada, estoy feliz por estar allí, a pesar de que aún, tengo el fin de semana ocupado, ya que me toca trabajar en el restaurante otra larga jornada, así que debo sacar energías para ello.
Aunque lo único que quiero es lanzarme a mi cama y dormir por horas.
Estoy muy agotada.
Mi semana ha ido bien aquí en Corporation Evans. Aprendí rápido y sigo aprendiendo cosas nuevas, además estoy llevando buen ritmo y dando toda mi entereza a mostrar responsabilidad y puntualidad en todo lo que el señor Evans demanda. No quiero ninguna amonestación de su parte, ni que me vaya a despedir la primera semana de trabajo, eso sí, sería muy mala suerte.
Y, a pesar que quede en hablar con mi amiga de toda la experiencia del primer día se me ha hecho imposible, las dos hemos estado de lo más ocupadas, pero ya habrá tiempo para ponernos al día.
Respingo al escuchar la puerta del despacho del señor Evans, abrirse, lo veo de reojo, se abrocha un botón de su chaqueta y lo veo caminar hacia mi mesa con esa seriedad imperturbable que lo acompaña siempre. A veces me preguntó si alguna vez sonreirá, porque el poco tiempo que llevo aquí, siempre está molesto o serio.
Mi mirada vuelve al computador, fingiendo que estoy concentrada en cualquier informe o documento, la cual no es mentira, solo que no estoy muy concentrada y lo que está provocando el sonido de sus pasos es ponerme nerviosa.
«Despierta una extraña inquietud en mí».
Siento sus pasos detenerse justamente frente de mi escritorio, así que levanto la mirada, empiezo a experimentar un leve temblor en mis manos. Todo se queda sumido en silencio tan abismal e incómodo a la vez, pero él lo rompe con su voz grave y profunda.
— Señorita Hudson, ya puede retirarse – me informa, sin apartar sus ojos de mí poniéndome inquieta – se ha pasado de la hora y según me he dado cuenta, eso es lo que lleva haciendo toda la semana.
— Mmm... Mmm... Lo siento señor – bajo la mirada sin poder sostener la suya tan penetrante – es que he querido dejar todo en orden para la próxima semana y de esa manera prever contratiempos.
— Tan nueva y ya quiere pagos extra – expresa algo sarcástico, haciéndome tragar con fuerza, aclaro mi garganta antes de hablar.
— No, señor; no piense eso, jamás lo haría, mi objetivo es dejar todo en orden, soy nueva y me gusta tener todo organizado para evitar inconvenientes que puedan poner en riesgo mi trabajo – respondo rápidamente sintiendo mis manos sudorosas.
Él no responde, se queda observándome con esa mirada tan profunda que lo caracteriza, no logro entender su mirada, me deja desconcertada, hasta que reacciona y comienza a caminar de nuevo, dirigiéndose a su ascensor privado.
Sin decir nada más, dejándome alterada y con las emociones revueltas, se marcha como si no hubiera estado hablando conmigo, me parece rara su reacción.
No le doy importancia, decido dejarlo pasar y dedicarme mejor a ultimar los detalles y dejar la agenda del señor Evans preparada para el lunes.
Media hora después me encuentro bajando en el ascensor con la mentalidad de ponerme en marcha al restaurante, para así llegar a tiempo y poder colocarme el uniforme y no retrasarme en mis tareas.
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Inocencia Perdida [En Proceso]
RomanceLa vida puede cambiar en tan solo segundos, a veces ni cuenta nos damos y cuando lo hacemos es demasiado tarde... Sarah Hudson una chica inteligente y trabajadora, preparada para abrirse al mundo empresarial comenzando como secretaria. Lo que n...