Inocencia Perdida [En Proceso]

Capítulo 26

Sarah

     Llegamos a casa rápido, Antonio manejó como si lo estuviera persiguiendo la policía, serpenteando entre los autos que se encontraban en la vía, consiguiendo que lo tomara fuerte de la cintura por miedo a caerme, logrando que mis manos formaran arrugas en su camisa.

     Para evitar que se presente algún otro altercado con Jack, mi novio se ha estado quedando en el apartamento, durmiendo en el sofá de la sala desde donde vigila que no sé a acerque a mi mientras duermo. Su presencia me da seguridad, una que en este momento no estoy sintiendo, es como si se me estuviera yendo de las manos a medida que avanza.

     No sé porqué, pero comienzo a sentir miedo. El había suavizando sus facciones y su molestia, aunque desde que comenzó a manejar como loco, esa vocecita diciendo que algo va mal se instalo en mi cabeza, y como un torrente llegan imágenes de lo que sucedió la noche en la que el novio de Margori trató de violarme, diciéndome que siga mis instintos.

     Aparto esos pensamientos de mi cabeza, Antonio jamás me haría nada malo, el está siendo mi héroe, solo se comporta de esa manera porque debe vivir con el miedo, a que algo me pase, y yo no es que se lo esté poniendo fácil.

     Como me dijo la otra vez que se me apagó el móvil "parece que te gustara estar en peligro" al momento no le di importancia, pero creo que tiene razón y eso me está dando miedo.

     En menos de lo que dura un parpadeo ya estamos en el área donde se encuentra el edificio donde vivo. Me apresuro a bajarme de la moto, porque al parecer Antonio tiene prisa. Veo como pone un candado en la rueda por si tratan de robarla, lo hace de una manera que por poco creo que se romperá la cerradura.

     Se gira hacía mi, me toma del brazo tan fuerte que siento que sus dedos me queman, el pinchazo de dolor es como un recordatorio de lo vivido en mi pasado y con Jack, todo en mi se paraliza, me empuja hacia el portal del edificio, entro prácticamente a trompicones, después soy jalada escaleras arriba hasta llegar a la puerta de mi departamento, agradezco que no halla ningún vecino curioso porque de verdad que no tendría manera de explicar lo que está pasando. Al llegar me arranca las llaves de las manos sin mirarme y se apresura en abrir la puerta bruscamente.

     Me siento confundida, el miedo se incrementa al saberme encerrada y sola en mi apartamento, está actuando de una manera agresiva y extraña, nada natural en él, por muy angustiado que pueda estar no es manera de comportarse y tratarme, además sus dedos quedarán marcados en mi piel, ahí en donde está haciendo presión, me lastima y no se da cuenta de ello. Además tengo las marcas anteriores. No le digo nada y es por el mismo pánico que me congela y logra que mi boca se selle, en un impulso me suelto.

     Entro a casa sin voltear a verlo, dejo el bolso en el perchero, luego tomo rumbo a mi habitación y siento sus pasos seguirme, mi corazón retumba a medida que avanzo y es como si todo fuera en cámara lenta. Al llegar a la puerta, siento como soy empujada motivo que hace que trastabille con los tacones, pierda el equilibrio y caiga al suelo dándome de bruces con el borde de la parte de abajo de mi pequeña cama.

     El golpe que me doy es en todo el rostro, dejándome fuera de lugar por unos cuantos segundos, levanto un poco el cuerpo sintiendo como algo caliente rueda por mi mejilla, llevo mis dedos a la zona que punza y duele notando la sangre que emerge de lo que muy seguramente debe ser un feo corte, una gota cae manchando el piso. Entonces siento que soy tomada de los brazos y soy incorporada nuevamente.