9. Sésamo

37 13 57
                                    


El camino de vuelta al circo fue muy duro, empezando por la despedida de mis amigos. Me costaba mucho entender que la guerra me separaría de ellos, que no tenía nada a mi favor para volverlos a ver. Una vez que me montara en un caballo o comenzara a caminar, perdería cualquier contacto con el secreto porque la magia de Fioralba me envolvería por completo. Las flores que decoraban la cabeza de Aiana se habían marchitado, así que me apresuré a quitarlas rápidamente.

—No me gusta ver a las jacarandás tan tristes—dije haciendo un puchero—¿Y si vienes conmigo?

Los ojos de la duende se iluminaron pero su hermano la sostuvo por la muñeca, deteniéndola en su lugar.

—El mundo exterior no es lugar para nosotros, Mavie—dijo Jayden—Sabes que siempre estaremos aquí cuando lo necesites.

Me propuse, desde ese momento, hacer todo lo posible para que los pocos seres mágicos que quedaban en el reino fueran tratados como cualquier otro habitante, que no fueran perseguidos ni usados por su magia. Después de abrazarlos una última vez, corrí por el bosque para encontrarme con una triste mula.

—Parece que serás mi compañero de este viaje—le dije con una sonrisa.

Por alguna razón que no comprendía, aquellos animales testarudos y fortachones podían caminar entre las sombras de Yaga sin miedo así que sería la forma más eficiente de irme por el bosque para esconderme de las personas que buscaban a la esposa de Inti. Esperaba llegar a él antes de que la rebelión lo hiciera para poder ponerlo sobre aviso. Mi corazón latía desbocadamente en el bosque, no siempre por las razones correctas.

—Van a traicionarte, Maeve Dilaray...vas a traicionarte.

Odiaba a esas malditas sombras, persiguiéndome desde el día que había nacido. En el pueblo se rumoraba que era un maleficio puesto sobre mi por Oracle, pero mi padre decía que creer en esa magia era la propia maldición y que se irían cuando yo me olvidara de ellas. Casi nunca las podía ver, pero cuando lo hacía intentaban terminar conmigo.

—Tus hermanos, tu amor, todos van a dejarte a la orilla de este bosque.

Reía ante las últimas palabras, yo no tenía amor. Me habían enseñado que no podía amar a nadie, porque tampoco podía confiar en ellos, era la única manera de ser la reina. Mis padres habían sido los mejores amigos por muchos años y tuvieron suerte de enamorarse, pero eso simplemente no era para mí.

—¡MAV! ¡MAV!

Inti me encontró a mitad del camino, enrollando sus brazos en mi cintura para abrazarme contra él. Había recorrido el bosque por más de diez días, cansada y hambrienta, saliendo solo en las noche para comprar algo de pan o mermelada, comiendo con las manos en desesperación. Escuchar su voz fue como si cientos de campanas explotaran en mi interior.

—¡INTI! ¡GRACIAS A LAS DIOSAS!

—¡TE HE ESTADO BUSCANDO DESDE EL DÍA QUE TE VI EN EL BOSQUE!

No tenía la menor idea de porque gritábamos, pero no importaba. Me sentía muy segura entre sus brazos, como no había estado ni siquiera entre los mismos guardias reales. Inti besó varias veces mi mejilla, sin dejar de sonreír. Jamás lo había visto tan alegre, realmente no entendía lo que pasaba. Tomó mi mano y a la mula, guiándome para salir al camino que daba al circo. Fruncí un poco el ceño al ver qué seguíamos tan cerca de la capital.

—Estamos esperando para actuar...—comenzó—Me he estado acercando a los líderes, pero no me puedo quitar la sensación de que algo extraño pasa.

Me detuve en seco al escuchar estas palabras.

—No confíes en ellos—dije con firmeza—Durante mi viaje pude escuchar rumores, piensan que los traicionarás por mí y van a hacerlo primero ellos. No dudarán en clavarte un puñal por la espalda, quieren los poderes de tu hermana.

Todos los Colores del Mundo #PremiosRookiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora