12. Marfil

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Hola, querido lector. Gracias por llegar aquí, por cada uno de tus comentarios y por el esfuerzo de poner tu estrellita en cada capítulo. Gracias por ayudar al sueño de una niña que deseaba ser escritora.

—Bienvenidos al Circo de los Milagros.

Ese era nuestro primer espectáculo. Después de tanto esperar y planear, lo habíamos logrado. No había sido fácil, porque los miembros de la rebelión seguían sin aceptar que Bastian estuviese con nosotros. El domador de bestias se había vuelto cada vez más introvertido, encerrado siempre en la carpa con sus animales.

—Cualquiera creería que es una patética obra de teatro—bufó Bastian

—¿A qué te refieres?—cuestioné.

—A que ahora te paseas por el circo como la dueña y señora, ¿quién diría que la chica que Inti mandó a dormir con los animales sería la misma de la que se enamoraría?

Me crucé de brazos, observando con otros ojos la paja que se acumulaba en los alrededores.

—Cualquiera pensaría que preferirías que durmiera aquí de nuevo.

—Preferiría que durmieras conmigo—dijo con coquetería.

—Es una lastima que eso no va poder ser.

No iba a dejarme llevar por sus provocaciones, sabía qué era lo que quería. Volví a examinar el lugar con la mirada.

—¿Se puede hacer algo con ellos?

—¿De dónde pretendes que consiga más animales, reina Mav?—me retó—¿O será que tu amiga de orejas puntiagudas nos prestará su bestia mágica?

Moví las manos con desesperación: tres caballos, un mono rebelde y un león perezoso no darían gran resultado para impresionar a un reino ávido de diversión.

—Veré qué puedo hacer—dije con un suspiro—Aunque usted debería hacer algo más.

—Estoy muy ocupado evitando que Umut mate a los rebeldes.

Rodé los ojos.

—¡Qué valiente e intrépido de tu parte!

Me alejé a grandes zancadas de aquel lugar, tomando la mano de Aiana y dirigiéndola conmigo a donde Jett terminaba de cortar algunos troncos para formar nuevos postes. El moreno alzó una ceja al ver a mi amiga, que daba saltitos de contentan al verlo; las flores que adornaban su cabeza olían más que nunca a amor y otras cosas para las que no quería pensar.

—Me van a acompañar a buscar más animales para el circo.

Los dos me dedicaron la misma mirada molesta.

—Los animales no pertenecen a un circo—susurró Aiana.

—¡Deben estar en libertad! ¡No me he quejado de Umut por la situación en la que llegó pero no podemos permitir que los animales sean parte de un espectáculo!

—¿Qué proponen hacer con Bastian, entonces?—me crucé de brazos—Es el único pretexto con el que está encerrado en ese lugar, terminará haciéndose daño.

No conseguí más animales, ni otra atracción nueva. Tal vez tenía las expectativas demasiado altas para un circo de un pueblo pequeño, pero necesitaba concentrarme en algo que no fuese el peligro inminente que pendía sobre mi familia.

—Hoy es un gran día para el Circo de los Milagros—anunció Inti con seriedad—Hemos formado parte de él, por poco o mucho tiempo, así que ya pueden considerarse un hilo en el maravilloso telar que conforma su carpa. Hemos de salir a recordarle al pueblo de Archovin lo que significa la alegría, la rebelión y la esperanza.

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