17. Azul

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Debí haber imaginado que la paz no duraría mucho para nosotros. Apenas llegamos a la capital cuando Bastián se bajó del caballo, dispuesto a pelear con Dusan. Inti intentó hacer lo mismo que su mejor amigo, pero estaba demasiado débil; entre Jett y yo lo sostuvimos para que no cayera.

—¿Qué crees que haces, Dastan?—se burló Dusan—¿Vas a recuperar las tierras de tu padre? ¿Eso es lo que quieres?—se encogió de hombros—Por mi puedes hacerlo, si es que tus hermanos no te matan.

—¡Cállate!

Recordaba la primera vez que se habían visto, no eran más que unos niños. Dastan había sido aprobado por mi familia para un matrimonio, mientras que Dusan era un chico amigo, nadie de la nobleza. Con su estatura, intentó intimidar al otro chico, pero no lo logró. Dusan era demasiado valiente, tanto que no medía su propia seguridad, cosa que había enamorado a mi hermana.

—¿Para qué guardo silencio?—alzó una ceja, apuntando su rifle al frente—¡Dí lo que quieres de una buena vez o vete de aquí!

—¡NO VOY A DEJAR QUE TERMINEMOS RIDICULIZADOS EN UNA DE SUS JAULAS!—dijo Bastian, con pasión—¡JAMÁS NOS TENDRÁN!

Para mi sorpresa, Dusan levantó las manos en señal de rendición. Nunca lo había visto hacer eso en los años que llevábamos de conocernos.

—Voy a mediar por ustedes—anunció—Ya tengo una historia preparada—me miró de lado—No se atreverán de hacerle daño a las personas que salvaron a la amada reina Maeve Dilaray.

Me bajé del caballo, aunque Gül no se alejó mucho de mi.

—¿Cómo voy a entrar? ¿Volveré a ser la reina?

Dusan soltó una carcajada.

—¿En verdad crees que Elçin te dejará el reino?—exclamó—¡Cómo si no la conocieras!

—Y que voy a hacer, ¿ser la reina madre? ¿Consejal? ¿Una prisionera? ¿La diversión del reino?

El espía del reino rodó los ojos.

—Sabía que tenías un don especial para el drama y para creer que eres la víctima...pero no pensé que fuera tanto.

—¡Déjala en paz!—soltó Bastian.

—¿Cuándo entenderás que no te ama como tu a ella?—Dusan lo vio con severidad—Pensé que al momento de irte ya la habrías olvidado.

—No es momento de hablar de eso—dije, caminando entre ellos—¿Por qué venimos a la ciudad? ¿Qué es lo que quieres hacer con nosotros?

—Tengo un plan...y sé que les va a gustar—dijo con una mirada de picardía—Pero primero necesitamos que tu intento de novio se recupere—sus ojos se dulcificaron un poco—No puede hacer nada así y se hará daño en ese caballo.

—¿A dónde vamos?

—A la casa de mi padre—mencionó con simpleza—No hay personas entrando y saliendo, pensarán que tus amigos son empleados; lo normal ahora que soy el rey.

Pude ver la incomodidad en los ojos de Dusan y entendí. Él tampoco quería eso, se había convertido en rey por amor a mi hermana, lo único que había deseado con todo su corazón era hacerla feliz, así como yo ansiaba mi libertad.

—Está bien—hablé finalmente, intentando que mi voz no temblara—¿Avanzaremos ahora o esperaremos a que anochezca?

—Aquí la única que podría ser reconocida eres tú, pero con esa suciedad, dudo que sea posible.

Bufé, levantándole el dedo medio en señal de grosería. Monté en mi yegua y le indiqué a mis amigos que nos siguieran. La enorme mansión del viejo Marques estaba medio abandonada por fuera, o eso parecía, pues dentro estaba tan cuidada como cualquier habitación del palacio.

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